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Mostrando las entradas etiquetadas como relatos de embarazadas

Mucama sumisa

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  En una lujosa mansión, una mujer embarazada en pleno periodo de lactancia se adentra en la habitación del jefe dominante, vestida con un ajustado uniforme de mucama que resalta sus curvas y realza su feminidad. Su vientre redondeado y sus pechos llenos de leche materna añaden un toque especial a su irresistible atractivo. El jefe dominante, sentado en su imponente sillón, la observa con una mirada intensa que mezcla autoridad y deseo. Su presencia imponente llena la habitación de una energía magnética. La  mucama  avanza con pasos cautelosos, llevando una bandeja con una copa de vino tinto. Su respiración se acelera, consciente de su papel sumiso y dispuesta a satisfacer los deseos de su jefe dominante. "Sir, aquí está su vino", murmura con voz temblorosa, bajando la cabeza en un gesto de sumisión. El jefe dominante toma la copa y la examina detenidamente, sus ojos fijos en la figura tentadora de la mujer. Su voz resuena con autoridad mientras habla: "Putita, hoy serás

Alexandra, embarazada sumisa

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 En una lujosa mansión, Alexandra, Roberto y Juan, tres amantes apasionados, vivían una relación única y fuera de lo convencional. Alexandra, en su octavo mes de embarazo, experimentaba la dulce anticipación de dar a luz, mientras que Roberto y Juan se deleitaban en sus roles dominantes, brindándole placer y apoyo en todo momento. En la habitación, ambientada con velas y música suave, Alexandra se encontraba recostada en una cómoda posición, sus pechos llenos de leche materna y su vientre prominente. Roberto y Juan, vestidos en sus atuendos de dominantes, se acercaron a ella con miradas intensas y llenas de deseo. Roberto: (con voz firme) Querida Alexandra, hoy nos adentraremos en una nueva dimensión de nuestro vínculo. Permítenos cuidarte y guiarte en esta aventura. Alexandra asintió, sintiendo la excitación y confianza que fluía entre ellos. Con delicadeza, Roberto y Juan comenzaron a acariciar los senos de Alexandra, sintiendo la plenitud y la suavidad de su piel. Sus dedos explorar

Lucía embarazada - lactancia

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Lucía y Javier se encontraban acostados en la cama, desnudos y abrazados, sumergidos en una conversación íntima sobre los cambios físicos que Lucía experimentaba en el octavo mes de su embarazo. La suavidad de las sábanas acariciaba sus cuerpos, mientras la tenue luz de las velas aportaba un ambiente cálido y sensual. Javier deslizó sus manos con delicadeza por el cuerpo de Lucía, explorando cada curva y resaltando la belleza de sus formas maternales. Sus dedos trazaron suavemente el contorno de su vientre, sintiendo la suavidad y la redondez que albergaba a su pequeño hijo. Lucía cerró los ojos, entregándose a las caricias y suspirando con cada roce. "Mis manos han estado ansiosas por explorar cada cambio en tu cuerpo, mi amor", susurró Javier con voz suave y sensual. "Cada nueva curva, cada pulso de vida que palpita en tu vientre, me hace desear aún más entregarme a ti y a nuestro amor". Javier acarició con suavidad los senos de Lucía, dedicando atención especial

Emma y Laura, el placer de la leche materna

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Emma, de cabello moreno y piel cálida, y Laura, con su cabello rubio y piel de porcelana, disfrutaban de una tarde soleada en el jardín trasero de la casa de Emma. Sus cuerpos, en pleno octavo mes de embarazo, mostraban las maravillas de la maternidad en cada curva y cambio. Sentadas en cómodas sillas de mimbre, Emma y Laura se miraban con cariño, sus vientres abultados acariciados por los rayos de sol. Entre risas y susurros, comenzaron a hablar sobre los cambios en sus cuerpos y las curiosidades que despertaba la lactancia materna. Emma: (sonriendo) ¿Te has dado cuenta de cómo nuestros pechos han crecido y se han vuelto más sensibles? Laura: (asintiendo) Sí, es increíble cómo el embarazo ha transformado nuestros cuerpos. Cada día siento que mis pechos están más llenos, listos para alimentar a nuestro bebé. Emma: (con una mirada traviesa) Y he leído que la leche materna tiene un sabor único. Me pregunto cómo será. Laura: (sonrojándose ligeramente) ¡Eso mismo he estado pensando! Me int

Elena embarazada 2

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  En un cálido y acogedor dormitorio, Elena, una mujer embarazada de curvas sensuales y vientre redondeado, se preparaba para una experiencia íntima y excitante con sus jóvenes amantes, Marto y Elian.  Con delicadeza, Elena se despojó de su ropa y se puso una lencería especialmente diseñada para resaltar aún más su cuerpo embarazado. El conjunto se ajustaba perfectamente a su vientre, realzando su curvilínea figura y haciendo resaltar sus senos llenos de leche. Marto y Elian, llenos de anticipación y deseo, observaron maravillados mientras Elena se exhibía, moviéndose con gracia y sensualidad. Su vientre redondeado y sus senos abultados eran un deleite para sus ojos jóvenes y ansiosos. Elian, acercándose con cautela, acarició suavemente el vientre de Elena, sintiendo la suavidad de su piel bajo sus dedos. La excitación se apoderó de él al imaginar la vida que crecía dentro de ella, y la intimidad compartida en ese momento los unió aún más. Marto, embriagado por la visión de la sensuali

Elena embarazada 1

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  Estaba embarazada de 8 meses y, a pesar de mi estado avanzado, sentía una curiosidad creciente por explorar el sexo anal junto a Javier, mi compañero y futuro padre de nuestro hijo. Nos habíamos informado, hablado sobre ello y tomado todas las precauciones necesarias para asegurarnos de que todo fuera seguro. Había llegado el momento de dar el siguiente paso y experimentar juntos esta nueva dimensión de nuestra intimidad. Nos encontrábamos en la habitación, el ambiente era cálido y tranquilo. Javier me acariciaba suavemente, cuidando de mi bienestar y asegurándose de que me sintiera cómoda en todo momento. Javier: Lucía, recuerda que siempre estaré pendiente de ti y del bebé. Si en algún momento sientes molestias o incomodidad, detendremos todo de inmediato, ¿de acuerdo? Lucía: Gracias, Javier. Confío plenamente en ti y sé que juntos podemos disfrutar de esta experiencia de forma segura y placentera. Con manos suaves y temblorosas de excitación, Javier tomó el lubricante y lo aplicó

Eliana sumisa embarazada

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Eliana se encontraba en el octavo mes de su embarazo, su cuerpo se había transformado en una hermosa y curvilínea obra de arte de la maternidad. Ernesto, su esposo, la admiraba con devoción y deseo cada vez que veía su creciente vientre. Una noche, en la comodidad de su hogar, Eliana y Ernesto decidieron explorar nuevas formas de conexión y placer. Ernesto, quien siempre había sentido una atracción natural por el dominio, propuso un juego de dominación y sumisión consentida, donde él sería el dominante y Eliana la sumisa. El ambiente en la habitación era tenue, con velas encendidas y una suave música de fondo que creaba una atmósfera de intimidad y erotismo. Ernesto se encontraba de pie frente a Eliana, quien estaba recostada en la cama, expectante por las órdenes que estaba a punto de recibir. Ernesto se acercó lentamente a su esposa, su mirada llena de deseo y autoridad. Con voz firme pero cargada de sensualidad, le susurró al oído de Eliana: "Eres mía, mi preciosa sumisa. Hoy t

Anahí, embarazada, va al ginecologo y el marido la acompaña

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Anahí y su esposo llegaron al consultorio del Dr. González, ambos un poco nerviosos y emocionados. Anahí estaba en la recta final de su embarazo, con 9 meses de gestación, y estaba ansiosa por conocer a su bebé. El doctor González los recibió con una sonrisa y los invitó a sentarse. "¿Cómo se sienten hoy?", preguntó mientras revisaba los registros médicos de Anahí. "Estamos emocionados por la llegada del bebé", respondió el esposo de Anahí. "¡Genial! Vamos a hacer una revisión de rutina y asegurarnos de que todo esté en orden", dijo el doctor mientras se acercaba a Anahí. Comenzó a hacerle preguntas sobre sus síntomas y a revisar su presión arterial y los latidos del corazón del bebé. "Continuaremos con el examen mamario", indico. Anahí se puso de pie y siguió las instrucciones del doctor González, colocando sus manos detrás de la nuca. Su marido la observaba con cariño, notando la tensión en su cuerpo y tratando de reconfortarla con su presencia

Noelia, embarazada, va al ginecologo

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Noelia, una joven de 26 años, embarazada de 7 meses, llegó al consultorio del Dr. González con cierta ansiedad. Al entrar, notó que el ambiente era agradable y tranquilo, lo que la hizo sentir un poco más relajada. Sabía que necesitaba un chequeo prenatal para asegurarse de que todo estaba bien con su bebé, y estaba decidida a hacerlo. El doctor González la recibió con una sonrisa amable y la invitó a sentarse. Después de una breve conversación para conocer su historial médico, el doctor comenzó a examinarla. Primero, escuchó el latido del corazón del bebé y le midió la presión arterial. Luego, le pidió que se desvistiera para realizarle un examen más detallado. Noelia se sintió un poco cohibida al desnudarse, pero el doctor la tranquilizó y le explicó cada paso del examen. Le revisó el abdomen para asegurarse de que el bebé estaba creciendo adecuadamente y le preguntó sobre cualquier síntoma o molestia que pudiera estar experimentando.  Comenzó el examen de senos, palpando cuidadosame