La vecina caliente
Cuando me cambié de ciudad, llegué a casa de mi hermana mientras encontraba departamento para mi familia. Enfrente de la casa de mi hermana vivía un matrimonio joven sin hijos. Casi junto con mi hermana salía yo a buscar casa de renta o departamento y también a esa hora salía el esposo de la vecina. Yo notaba que el resto del día la vecina, que era bonita, de pelo castaño y lacio, ojos claros y cuerpo menudo pero bien formado, se sentaba en un sillón de su sala a ver televisión con la puerta de la calle abierta. Vestía shorts y una camisetita que dejaba ver sus chichitas paradas y bien formadas. Por la ventana de la casa de mi hermana muchas veces la observé y algunas de ellas me masturbé con unas venidas impresionantes, ya que estaba como en cuarentena, lejos de mi esposa. Yo salía al porche de la casa a revisar los anuncios de casas del periódico y observaba cómo ella también me miraba. Un día ya en la tarde la vecina le habló a uno de mis sobrinos y le pidió que le prestara el p