El Toro y el Cornudo: La Humillación Total
Martín y Valeria llevaban ocho años casados, una pareja que desde afuera parecía el sueño de cualquier vecino: él, un ingeniero de software de treinta y cinco años con un cuerpo decente –gym tres veces por semana, abdomen marcado pero no exagerado, hombros anchos y una polla promedio de dieciséis centímetros que la follaba con entusiasmo fingido para no herirla. Valeria, treinta años, era una profesora de yoga con un cuerpo que volvía locos a los alumnos y a los maridos del barrio: curvas voluptuosas que el tiempo había hecho más pecaminosas, tetas de copa DD pesadas y jugosas que rebotaban libres bajo blusas escotadas, pezones oscuros y gruesos como monedas de chocolate endurecidos al menor roce del aire acondicionado, aureolas anchas arrugadas por años de chupadas y pellizcos, caderas anchas que se mecían hipnóticas, terminando en un culo carnoso y redondo que tensaba los leggings hasta el punto de ruptura, nalgas separadas por un surco profundo donde su ano rosado y fruncido asomaba...