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Mostrando las entradas etiquetadas como relatos eroticos de sexo anal

Natalia va al ginecologo

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Natalia. Edad: 30. Estatura: 1.75m. Peso: 65kg. Medidas: 90-70-95. Descripción adicional: Cabello largo y rubio, ojos azules, piel blanca, tiene un tatuaje de un pájaro en el hombro. Natalia llegó al consultorio del Dr. Gonzales unos minutos antes de la hora de su cita. El edificio de ladrillo rojo de dos pisos parecía tranquilo y sereno en medio de la bulliciosa ciudad. Se tomó un momento para respirar profundamente y calmarse antes de entrar al consultorio del médico. Al ingresar, fue recibida por una amable recepcionista que le pidió que llenara unos formularios. Después de completarlos, se sentó a esperar en la cómoda sala de espera decorada con tonos suaves de beige y marrón. Mientras hojeaba una revista, no pudo evitar sentirse un poco nerviosa por su examen, pero también un poco emocionada. Después de unos minutos, la recepcionista la llamó y la llevó al consultorio del Dr. Gonzales. Mientras caminaba por el pasillo, pudo sentir la mirada de otros pacientes y personal médico. Tr

Samantha y María Victoria: Haciendole el culo al ex novio de Ana

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  Ana se estremeció cuando su teléfono sonó, interrumpiendo su momento de placer con sus dos amigas. Miró hacia abajo, viendo el nombre de su ex novio en la pantalla. Sintió un nudo en el estómago al pensar en hablar con él, pero decidió responder de todos modos. "Hola", dijo con una voz temblorosa. "Ana, ¿cómo estás?", preguntó su ex novio con una voz tranquila. "Estoy bien", respondió ella, tratando de sonar normal. "¿Y tú?" "Estoy bien también", dijo él. "Escucha, he estado pensando en ti últimamente y me preguntaba si podríamos hablar en persona". Ana no sabía qué decir. Había terminado con su ex novio hace varios meses, y aunque todavía tenía sentimientos por él, no estaba segura de si quería volver a estar con él. "Lo siento, no sé si es una buena idea", dijo ella vacilante. "Por favor, solo quiero hablar contigo", suplicó su ex novio. "No te pido nada más". Ana suspiró, sintiendo una mezcla

Laura, secretaria y esclava sexual

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Lo recuerdo como si hubiera sucedido ayer. Era mi primer día de trabajo como secretaria en una gran empresa y estaba un poco nerviosa por el nuevo ambiente en el que me encontraba. Me presentaron a mi jefe, un hombre atractivo de unos 40 años, con un aire de autoridad que me impresionó. A pesar de mi nerviosismo, todo parecía ir bien hasta que llegó el momento en el que me pidió que cerrara la puerta de su despacho. Me dijo que quería hablar conmigo sobre la dinámica del trabajo y, mientras lo hacía, se acercó lentamente a mí, como si estuviera preparando el terreno para algo. Y así fue. Cuando menos me lo esperé, lo tuve encima de mí, con su mano en mi muslo y la otra en mi pecho. Me asusté, pero no supe qué hacer. Solo me quedé allí, paralizada, mientras me decía que quería algo a cambio de mantener mi trabajo. Me chantajeaba. Me pedía que le diera el culo. Me estaba pidiendo sexo anal a cambio de mantener mi trabajo. No sabía qué hacer. Me sentía humillada y sin salida. Y aunque nun

Vendí mi culo a un viejo

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 Soy madre soltera, tengo 27 años y un niño de 8 años, su padre no vive con nosotros, fue uno de esos que les gusta culiar, pero no asume responsabilidades, luego de que le dije estar embarazada, no supe mas de el, tuve que dejar mis estudios y dedicarme a trabajar como vendedora en una tienda de calzados, con una paga mísera, que apenas nos alcanza para cubrir los gastos mas necesarios. Soy una chica de piel morena, estatura media, de senos medianos, con unas pompas bastante llamativas y un coño de labios bien carnosos, por lo que me sucedió con el padre de mi hijo, no he querido relacionarme con nadie mas, he salido con chicos, pero al llegar al momento del sexo, me retiro y no vuelvo a determinarles, un día al llegar del trabajo conseguí a mi hijo con mucha temperatura, se sentía muy mal, me apresuré a llevarlo al médico y el diagnostico fue una colitis ulcerosa, el medico me tranquilizó indicándome que con un tratamiento adecuado mejoraría, pero al darme las indicaciones, se tratab

Natalia

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  Mi nombre es Rafael y tengo veintidós años. La historia que les relato ocurrió el pasado verano. Había alquilado una habitación en una pensión para estudiantes a una señora muy amable de quien no voy a dar su verdadero nombre (por razones obvias), pero que llamaré Marta. Marta tiene varios nietos entre los que se cuenta a Natalia (nombre también ficticio), de veinte años que está, como se dice por acá, para cometer el crimen. De un metro setenta de estatura, pelo rubio ceniza, ojos verdes, piel trigueña, labios carnosos, pechos amables, esbelta y delgada, de buenas caderas, lindas piernas y un culo que al verlo causa suspirar. Tal vez por la coincidencia de años, o por la similitud de intereses, lo cierto es que Natalia y yo hicimos buena amistad de entrada. Aunque para mí resultaba un evidente conflicto, ya que no lograba ocultar del todo la atracción que me despertaba. Para colmo de males, hacía cinco años que estaba de novia y el susodicho es uno de esos muchachos de los cuales es

Dulce menú

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  Hola, Soy un chico de treinta años. Mido 1.80 y me gusta mucho hacer deporte. Como cada día fui a comer a los restaurantes que están en la zona de la playa. Esta vez me toco ir a mí solo porque a la hora de comer todo el mundo se había ido. Me senté en una mesa que tenía un amplio ventanal en frente y podía ver el mar y los barcos entrando al puerto. La vista era muy bonita, pero me agradó más ver la visión de la camarera. La chica era alta más de 1.75, rubia y no excesivamente guapa, aunque tampoco era fea. Pero se movía de una forma que parecía la típica que se hace la tontita y la inocente y luego resulta ser una cachonda. Además me di cuenta que sus senos eran grandes y no llevaba sujetador porque casi bailaban al son de sus movimientos. - ¿Vas a ser tú solito? - Sí. Hoy me ha tocado solo. Elegí los platos. Cuando se alejaba hacia la cocina pude ver que su culo era hermoso, y estaba embutido en unos baqueros muy apretados que lo hacían muy apetecible. Después de esa visón tan eró

Enculando a Noelí

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  La conocí un sábado noche, en uno de tantos bares por donde yo solía pasar. Era la típica lobona calientapijas que se movía de miedo, meneando el esqueleto como una auténtica diablesa en celo capaz de resucitar a los muertos. Me había fijado en que a más de uno se le había acercado para frotarse el culo contra su paquete y ponerlos calientes. Se dejaba sobar un poco y luego seguía meneando como si estuviera ella sola en la pista de baile. Aunque había mucha cachonda esa noche y mucha piba enseñando escotazos y mini faldas, ella me atrajo poderosamente la atención. Nunca se me hubiera ocurrido ir hacia ella, pero tampoco se me pasó por la cabeza que ella pudiera acercarse a mí… Pero eso fue lo que pasó. Después de dar un par de vueltas, aquella rubiales de larga melena y cuerpo de escándalo se puso a mi lado para rozarse un poco y bailar. Le seguí el juego enseguida me puse a hacer el parias con ella, bailando para seguirle el juego y ver hasta donde me llevaba. A diferencia de otros,