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Mostrando las entradas etiquetadas como relatos eroticos de bdsm

Juan, mi secretario y esclavo sexual 4

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  Vanesa, con voz firme y seductora, le pide a Juan que se quede a hacer horas extras después de hora. "Juan, necesito que te quedes un poco más", le digo con una sonrisa juguetona. "Hay algunos asuntos pendientes que debemos resolver y me encantaría que estuvieras aquí a mi lado". Juan asiente con sumisión, consciente de la dinámica que hemos creado entre nosotros. Él sabe que, aunque las horas de trabajo han terminado oficialmente, nuestra conexión trasciende los límites laborales. El juego de poder y deseo se intensifica cuando estamos solos, alejados de las miradas indiscretas. El ambiente en la oficina cambia sutilmente a medida que los demás empleados se retiran. La atmósfera se carga de electricidad y complicidad. Las luces tenues y el silencio solo aumentan la tensión entre nosotros. Observo cómo Juan se acerca lentamente hacia mi escritorio, sus ojos fijos en los míos, expectantes y llenos de anticipación. Me inclino hacia atrás en mi silla, dejando que mi

Atada y gozada

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 En un sótano oscuro y misterioso, Elena se encontraba atada a una silla, su cuerpo envuelto en vendas suaves que le impedían ver y moverse con libertad. La adrenalina recorría sus venas mientras esperaba la llegada de su captor, Marco. Sabía que él vendría a someterla y a llevarla al límite de su placer. De repente, el sonido de unos pasos resonó en la habitación y Elena sintió la presencia de Marco acercándose. Una mezcla de miedo y excitación invadió su cuerpo, sabiendo que estaba a merced de su secuestrador. La voz profunda y seductora de Marco rompió el silencio. "Has caído en mis manos, Elena. Ahora eres mía para hacer contigo lo que desee", susurró Marco, acercándose lentamente a ella. Sus manos fuertes y seguras comenzaron a explorar su piel, acariciando cada rincón y despertando sensaciones eléctricas en todo su cuerpo. Marco tomó una tijera y, sin quitarle la venda de los ojos, comenzó a cortar con precisión las ropas de Elena, revelando su desnudez cautivadora. &qu

Paola Gutierrez

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La lluvia no parecía que se detendría pronto, llevaba ya varias horas cayendo y la temperatura había descendido. No había frio, pero si un fresco anómalo, al menos para la época del año en el que estábamos. Afortunadamente nos encontrábamos en las afueras de la ciudad, en una zona donde nadie nos molestaría. Y detrás de mío estaba ella, atada boca arriba con fuertes nudos a cada extremo de la cama, completamente estirada en forma de X. A pesar de que estábamos a rodeados de su espesura virgen aún no tocada por la mano del hombre, no quería que ella gimiera, al menos no fuerte por lo que le había metido sus propias bragas en la boca. Sus bragas, convertidas en una mordaza, ocupaban toda la extensión de su boca, obligándola a estirar sus labios al máximo. Aún no le había hecho nada, no la había tocado, aunque era obvia mi intención de violarla, después de todo, toda esta situación era producto de aquél deseo. Me había limitado a obligarla a subir a punta de navaja a la van y a proceder a