Juan, mi secretario y esclavo sexual 6
Vanesa se detuvo frente a la casa de Juan, esperando impaciente a que él saliera. Sabía que el día sería agitado y que necesitaban aprovechar cada minuto extra para adelantar el trabajo. A medida que veía la puerta abrirse, su corazón latía con anticipación. Juan apareció frente a ella, luciendo impecable en su traje y con una sonrisa en los labios. Sabía que él estaba dispuesto a entregar lo mejor de sí para cumplir con sus expectativas laborales. Era una de las cualidades que más admiraba de él, su dedicación y compromiso. "¡Buenos días, Juan!", saludó Vanesa con entusiasmo. "Hoy vamos a adelantar mucho trabajo, así que pensé en pasar a recogerte dos horas antes. ¿Estás listo?" Juan asintió con una mezcla de excitación y determinación. "¡Claro, Vanesa! Estoy completamente preparado. Siempre es un placer trabajar contigo y aprovechar cada oportunidad para superarnos". Ambos se subieron al auto y emprendieron el camino hacia la oficina. Durante el trayec