Compartida por Amor
Valeria y Martín llevaban ocho años casados, una pareja de treinta y cinco años que parecía perfecta desde afuera: él, ingeniero con cuerpo atlético y una polla gruesa de veinte centímetros que la follaba como un animal cada noche, ella, una profesora de yoga con curvas maduras que volvían locos a los alumnos –tetas D-cup pesadas y firmes con pezones oscuros gruesos que se endurecían al roce de la lycra, culo redondo y carnoso que tensaba los leggings hasta el límite, y un coño depilado con labios carnosos hinchados que chorreaba jugos almizclados como miel caliente cuando la excitaban bien, clítoris grande rojo palpitante que la hacía squirt como una fuente descontrolada. Su matrimonio era fuego: folladas diarias en la cocina, él embistiéndola contra la mesada hasta creampie rebosante en su coño, semen goteando por sus muslos mientras ella gemía "¡Lléname el útero, amor, hazme chorrea tu leche espesa!". Pero Martín tenía un fetiche que crecía como un cáncer: quería ver a Val...