María y Alberto, primera cita
María lo recibió en la puerta de su casa y le dio la bienvenida con una amplia sonrisa. Alberto le entregó el ramo de flores y ella lo agradeció con un beso en la mejilla. "Qué lindas flores, gracias", dijo María mientras olía el aroma de las flores. María lo invitó a pasar y se dirigió a la cocina, donde había preparado una cena especial para la ocasión. Mientras Alberto admiraba la decoración del lugar, María le ofreció una copa de vino tinto y comenzaron a conversar animadamente. La química entre ellos era innegable y la atracción que sentían el uno por el otro era cada vez más evidente. La cena fue exquisita y mientras se saboreaban los postres, Alberto tomó la mano de María y la llevó a la sala de estar. Allí, le hizo una pregunta que la hizo estremecer: "¿Puedo besarte?" María lo miró a los ojos y le dio una sonrisa tímida. "Sí, por favor", dijo suavemente. Alberto la tomó en sus brazos y la besó con pasión, saboreando sus labios con dulzura. María s