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Mostrando las entradas etiquetadas como sexo

María y Alberto, primera cita

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María lo recibió en la puerta de su casa y le dio la bienvenida con una amplia sonrisa. Alberto le entregó el ramo de flores y ella lo agradeció con un beso en la mejilla. "Qué lindas flores, gracias", dijo María mientras olía el aroma de las flores. María lo invitó a pasar y se dirigió a la cocina, donde había preparado una cena especial para la ocasión. Mientras Alberto admiraba la decoración del lugar, María le ofreció una copa de vino tinto y comenzaron a conversar animadamente. La química entre ellos era innegable y la atracción que sentían el uno por el otro era cada vez más evidente. La cena fue exquisita y mientras se saboreaban los postres, Alberto tomó la mano de María y la llevó a la sala de estar. Allí, le hizo una pregunta que la hizo estremecer: "¿Puedo besarte?" María lo miró a los ojos y le dio una sonrisa tímida. "Sí, por favor", dijo suavemente. Alberto la tomó en sus brazos y la besó con pasión, saboreando sus labios con dulzura. María s

La perversion de Blanquita (I)

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  Elena miraba con ansiedad el reloj de la cocina, tenía listos sus útiles escolares para salir en cuanto las manecillas marcaran las seis de la tarde en punto y tan atenta estaba contemplando su movimiento inexorable que prácticamente no escuchaba lo que Blanquita le decía, contestando apenas con monosílabos. Le había dicho a su mamá que tenía que ir a la casa de su amiga Laura a hacer un trabajo de la escuela y que regresaría en cuanto terminaran. Elena acababa de cumplir los catorce años y cursaba el último año de secundaria; era una niña alegre y muy sociable, de las más populares en su escuela, razones por las cuales Blanquita, su vecina de trece años, la admiraba y deseaba imitarla en todo, pues además Elena era muy bonita y a pesar de su edad ya tenía un cuerpo muy bien formado. A Blanquita le gustaba mucho acompañar a Elena a su casa después de clases, por eso la esperaba a la salida para regresar juntas, esto tenía una razón, sin comprender muy bien por qué, le gustaba escucha

Amor de adolescente

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  bueno la historia es asi, yo tengo 40 años, ella 20, y cuando comenzo esto, ella tenia 18 añitos. ella es mi vecinita de enfrente, resulta que los padres tienen un bufet en un club al cual ibamos los dos, yo ,desde que empezo a verce mas gradecita, la empece a ver de otra manera, ella tenia un novio de su edad, al tiempo ellos c pelearon, y yo empece a hablar con ella mas seguido. me contaba sus cosas y yo le contaba las mias, pero yo empece a fijarme mas en su figura, que por cierto e s muy hermosa, tiene unos pechos pequeños, con una cintura pequeña pero con una cola de pelicula, yo asi todo lo posible para estar cerca de ella, pero a la ves no le decia nada zarpado. un dia ella salia del club y yo le pregunte a donde iba, ella medijo que iba de la prima a cuidar a los hijos de esta, entonces yo me ofreci a llevarla y ella acepto con gusto, ibamos en el auto y hablabamos de tonterias como siempre, entonces cuando ya estabamos llegando de la prima detube el auto y le pregunte que se

Perdí el invicto

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  Mi matrimonio fue durante casi 20 años un oasis de paz y felicidad. Mi hombre durante ese tiempo no me hizo faltar las dos cosas más importantes para mantener un buen matrimonio: dinero y sexo. Durante todo este tiempo sostuvimos una relación sexual asidua 4 veces por semana como mínimo con un par de peleas tan solo. Esas peleas fueron producto de su interés en penetrarme analmente, situación esta que no le permití en ningún momento, dejándole en cambio que “jugara” con sus dedos por mi agujerito pero no con su miembro. Pero de repente eso empezó a disminuir hasta convertirse en una vez por semana y esa vez como si fuera por compromiso. Tal cambio de actitud me llevó a sospechar la existencia de “otra” motivo por el cual me dedique a investigar. Esa investigación da origen a este relato. Estacioné el coche a una cuadra de la oficina de mi marido. Entré en el coqueto bar que se encuentra en el lugar y que permite vigilar disimuladamente la entrada. A la puerta de la misma se hallaba e

Perdí el invicto

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 Mi matrimonio fue durante casi 20 años un oasis de paz y felicidad. Mi hombre durante ese tiempo no me hizo faltar las dos cosas más importantes para mantener un buen matrimonio: dinero y sexo. Durante todo este tiempo sostuvimos una relación sexual asidua 4 veces por semana como mínimo con un par de peleas tan solo. Esas peleas fueron producto de su interés en penetrarme analmente, situación esta que no le permití en ningún momento, dejándole en cambio que “jugara” con sus dedos por mi agujerito pero no con su miembro. Pero de repente eso empezó a disminuir hasta convertirse en una vez por semana y esa vez como si fuera por compromiso. Tal cambio de actitud me llevó a sospechar la existencia de “otra” motivo por el cual me dedique a investigar. Esa investigación da origen a este relato. Estacioné el coche a una cuadra de la oficina de mi marido. Entré en el coqueto bar que se encuentra en el lugar y que permite vigilar disimuladamente la entrada. A la puerta de la misma se hallaba es