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Perdiendo a mi novia 7

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La mas puta de la empresa 6

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Maria había pasado una semana difícil en la oficina, aguantando los extraños juegos de su jefe. Pero ahora, era viernes por la noche y Ricardo la había invitado a una cena de negocios importante. La joven se sentía nerviosa y emocionaba a la vez, pues sabía que aquella cena podía ser una gran oportunidad para demostrar su valía. Llegaron al restaurante de lujo, y Maria iba elegantemente vestida con un vestido negro que su jefe le había prestado. Ricardo la presentó a sus invitados como su fiel secretaria, y la sentaron cerca de él para que pudiera atenderles en todo momento. Maria se sintió halagada por la confianza que Ricardo depositaba en ella, pero su comportamiento cambió rápidamente el rumbo de la velada. Durante la cena, el empresario la llamaba constantemente para que sirviera la comida, limpiara los restos o trajera más bebida. Maria obedece sin rechistar, sintiendo cómo los invitados se reían y comentaban el peculiar comportamiento de su jefe. La cena transcurrió entre risas

Perdiendo a mi novia 5

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Un par de semanas más tarde, Claudia y Luca tenían una nueva sorpresa preparada para mí. Me dijeron que tenían un invitado especial y que sería una noche inolvidable. Claudia me vistio con lenceria y una blusa con minifalda, me pinto las uñas, me maquillo y me puso la peluca. Me llevo al living de Luca con los ojos cerrados, y cuando abrí los ojos, vi a un hombre obeso, barbudo y peludo como un oso sentado en el sofá de Luca. Parecía ansioso por lo que vendría después, y una sonrisa lasciva se extendía por su rostro. Me presentaron como la "esclava sexual" y me ordenó que le complaciera. Yo estaba aturdido y un poco asustado, pero Claudia se acercó y me susurró que sería una oportunidad única de demostrar mi valía. Luca sacó una cámara y la acomodo en un tripode. Me dijo que querían grabarlo todo, para tener un recuerdo del evento. Yo me sonrojé de vergüenza, pero Claudia me aseguró que sería divertido. El hombre se quitó la camisa, mostrando un torso peludo que contrastaba c

Mi esposo quiere ser cornudo 5

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Me desperté en la cama junto a Diego y decidimos ir a la cocina para ver si Bernardo necesitaba ayuda con la cena. Al entrar en la cocina, encontramos a Bernardo en lencería, pero con un delantal rosa puesto, preparando una deliciosa cena. Los aromas de la comida me atrajeron y no pude evitar sonreír. "¿Necesitas ayuda, amor?", pregunté mientras me acercaba a él. "No, ya casi estoy terminando", respondió él mientras me sonreía. Diego se acercó por detrás, desnudo, apoyando su gran pene en su cola entangada y acarició la espalda de Bernardo. "Huele delicioso", dijo, olfateando el aire. Bernardo sonrió. "Gracias, espero que les guste", dijo mientras se daba cuenta de que todavía llevaba puesto el delantal. Me sentía feliz y agradecida de tener a alguien como Bernardo en mi vida, alguien que era lo suficientemente valiente para explorar su lado femenino y compartirlo con Diego y conmigo. No pude evitar sonreír ante la imagen de mi esposo en lencería