Perdiendo a mi novia 5
Un par de semanas más tarde, Claudia y Luca tenían una nueva sorpresa preparada para mí. Me dijeron que tenían un invitado especial y que sería una noche inolvidable.
Claudia me vistio con lenceria y una blusa con minifalda, me pinto las uñas, me maquillo y me puso la peluca. Me llevo al living de Luca con los ojos cerrados, y cuando abrí los ojos, vi a un hombre obeso, barbudo y peludo como un oso sentado en el sofá de Luca. Parecía ansioso por lo que vendría después, y una sonrisa lasciva se extendía por su rostro.
Me presentaron como la "esclava sexual" y me ordenó que le complaciera. Yo estaba aturdido y un poco asustado, pero Claudia se acercó y me susurró que sería una oportunidad única de demostrar mi valía.
Luca sacó una cámara y la acomodo en un tripode. Me dijo que querían grabarlo todo, para tener un recuerdo del evento. Yo me sonrojé de vergüenza, pero Claudia me aseguró que sería divertido.
El hombre se quitó la camisa, mostrando un torso peludo que contrastaba con sus pantalones de vestir. Me ordenó que le chupara el pecho y yo, sin más remedio, obedecí.
Su sabor era fuerte y sudoroso, pero hice como que disfrutaba de su esencia. Luca se colocaba detrás de mí, tocándome las caderas y guiando mis movimientos.
Claudia se sentó cerca, masturbandose con ganas mientras observaba la escena. Me orderdenaba que besara el cuello del hombre y que le llamara "mi amo".
Yo obedecí con una voz tremula, notando cómo mi vergüenza iba en aumento. El hombre se tocaba el paquete y gemía de placer, mientras yo le chupaba el cuello y lamía su espesa barba.
Se quitó los pantalones y quedó desnudo ante mí. Su miembro era descomunal, y la cantidad de vello que lo rodeaba hacía que pareciera un mono.
Me mandaron a ponerlo duro, y yo comencé a masturbarle con dudas. El hombre se tocaba las bolas y me alentaba con su voz grave.
Claudia se acercó y me besó, saboreando mi boca con lujuria. Me susurró que era una puta y que debía disfrutar de mi trabajo. Después se tumbó en el sofá, mostrando sus piernas bien abiertas mientras se tocaba.
Me ordenó Luca que le lamiera la concha a mi esposa, y yo me abalancé sobre ella con ganas. Claudia jadeaba y gemía, mientras sus manos me agarraban la nuca.
El hombre se echó sobre mí y comenzó a sobarme las nalgas con sus manos peludas. Me llamo una buena chica y dijo que le encantaba ver cómo su esclava complacía a su novia, mientras me abria el culo metiendome un dedo.
Claudia llego a su clímax con un grito sordo, y yo notaba cómo mi excitación volvía a mí. El hombre me agarró las caderas con fuerza y comenzó a penetrarme.
Luca se sentó cerca, masturbándose con frenesí mientras grababa todo con su teléfono. Me ordeno que le mirara, y yo obedeci con la vista mientras el hombre me dominaba con sus embestidas.
Mientras el gordo me culeaba, Luca me pasaba el pene por la cara Notaba su glande rozándome los labios y su olor fuerte invadiendo mis fosas nasales. Claudia se sonreía con deleite, y yo sabía que estaba gozando con la situación tanto como nuestro invitado.
El hombre se corrió con un gemido, aferrado a mis nalgas, y su esencia inundó mi interior. Noté cómo algunos chorros del semen de luca caían en mi rostro, y con su pene enchastraba mi cara con una sonrisa satisfactoria.
Los tres nos tumbamos en el sofá, y yo notaba cómo mis piernas temblaban por la mezcla de placer y humillación. Luca reprodujo el vídeo y lo mostró en la pantalla del televisor.
Vimos la escena juntos, y yo notaba cómo Claudia se tocaba las piernas y sonreía con malicia. El hombre se felicitaba a sí mismo, disfruntando de su actuación.
Después de un rato, se despidió con una propina generosa que le pago a Luca, y yo me quedé tumbado en el sofá, procesando todo lo sucedido. Claudia y Luca se reían satisfechos, y yo sabía que nuestro círculo se había consolidado con aquel espectáculo.
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