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Mostrando las entradas etiquetadas como sexo en el trabajo

Acepte por necesidad que mi asqueroso jefe me ...

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  Lorena, una mujer de 28 años, trabajaba en una pequeña empresa donde su jefe era un hombre de unos 50 años, grosero y muy asqueroso. A pesar de su repulsa por él, Lorena necesitaba el trabajo y no tenía otra opción. Un día, mientras trabajaba en la oficina, su jefe le dijo que tenía que ir a una reunión importante y le pidió que lo acompañara. Lorena, sin otra opción, aceptó y se fue con su jefe a un hotel de lujo. Durante la reunión, Lorena se dio cuenta de que su jefe no estaba interesado en el tema de la reunión, sino en ella. Él la miraba de manera grosera y le hacía comentarios sucios. Lorena se sintió asustada y embarazada, pero sabía que no tenía otra opción que soportarlo. Después de la reunión, el jefe de Lorena la llevó a un cuarto de hotel y la cerró dentro. Lorena, temblando de miedo y asombro, se preguntaba qué iba a hacer. Su jefe, sin preámbulos, se acercó a ella y comenzó a desvestirse. Lorena, sin otra opción, comenzó a desvestirse también. El jefe de Lorena la empuj

Ana recibe sexo anal en la entrevista de trabajo

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Ana llega a la oficina con una valija en mano, vestida con un traje negro elegante y un par de zapatillas altas. Su cabello es castaño oscuro y corto, y sus ojos son azules claros. Ella es una mujer de mediana edad, con una expresión serena y confiada. El secretario le da la dirección del despacho del jefe y le dice que se sienta en la sala de espera hasta que sea llamada. Ana se sienta en la sala de espera, mirando los retratos de los antiguos jefes de la empresa que adornan las paredes. El jefe llega a la sala de espera y se dirige hacia Ana. Ella se levanta y le da la mano. El jefe le guía al despacho y se sientan en los sofás opuestos. Jefe: (sonriente) Bienvenida, Ana. Me alegra haberte encontrado para esta entrevista. Ana: (graciosa) Gracias, señor. Estoy muy emocionada por esta oportunidad. Jefe: (interesado) Me gusta tu currículum, Ana. Tiene muchas experiencias relevantes para este puesto. Pero antes de hablar sobre el trabajo, me gustaría saber más sobre ti mismo. ¿Cuáles son

Secretaria sumisa

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German llegó a la oficina temprano por la mañana, con una mirada decidida en sus ojos. Caminó con confianza hacia su despacho, donde Flor, su sumisa secretaria, lo esperaba con anticipación. Al entrar, sus ojos se encontraron y Flor supo inmediatamente que comenzaba un intenso dia laboral. "Florencia, quítate la ropa y permanece desnuda mientras trabajas en tu escritorio", ordenó German con voz autoritaria. Flor, sin dudarlo, comenzó a despojarse de su ropa lentamente, dejándola caer al suelo con gracia. Con movimientos gráciles, desabrochó el botón de su blusa lentamente, dejando al descubierto suaves curvas y una delicada piel que anhelaba ser tocada. El tejido de la blusa cayó suavemente por sus brazos, revelando su figura curvilínea y sensual, decorada con un delicado sujetador de encaje negro que realzaba aún más su busto. Deslizó las manos por sus caderas, desabrochando lentamente el cierre de su falda, permitiendo que se deslizara por sus piernas hasta caer al suelo. Q

Juan, mi secretario y esclavo sexual 6

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  Vanesa se detuvo frente a la casa de Juan, esperando impaciente a que él saliera. Sabía que el día sería agitado y que necesitaban aprovechar cada minuto extra para adelantar el trabajo. A medida que veía la puerta abrirse, su corazón latía con anticipación. Juan apareció frente a ella, luciendo impecable en su traje y con una sonrisa en los labios. Sabía que él estaba dispuesto a entregar lo mejor de sí para cumplir con sus expectativas laborales. Era una de las cualidades que más admiraba de él, su dedicación y compromiso. "¡Buenos días, Juan!", saludó Vanesa con entusiasmo. "Hoy vamos a adelantar mucho trabajo, así que pensé en pasar a recogerte dos horas antes. ¿Estás listo?" Juan asintió con una mezcla de excitación y determinación. "¡Claro, Vanesa! Estoy completamente preparado. Siempre es un placer trabajar contigo y aprovechar cada oportunidad para superarnos". Ambos se subieron al auto y emprendieron el camino hacia la oficina. Durante el trayec

Juan, mi secretario y esclavo sexual 5

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  Vanesa se inclina hacia Juan con una sonrisa traviesa en sus labios. "Juan, necesito tu compañía para ir al centro a hacer unos trámites", le dice con voz sugerente. "Será una oportunidad perfecta para disfrutar de un momento a solas". Ambos se dirigen hacia el estacionamiento, y Vanesa desbloquea las puertas de su lujoso automóvil. Juan toma asiento en el asiento del pasajero, sintiendo la excitación crecer en su interior. El ambiente en el vehículo se carga de una tensión eléctrica, una mezcla de anticipación y deseo que es palpable en el aire. Vanesa arranca el motor y, mientras conducen por las transitadas calles de la ciudad, sus miradas se entrelazan en el retrovisor. El contacto visual habla por sí solo, revelando las intenciones ocultas y los juegos sensuales que están por desplegarse. El ronroneo del motor se mezcla con el palpitar acelerado de sus corazones, creando una sinfonía íntima que solo ellos pueden percibir. Vanesa aprovecha cada semáforo en roj

Juan, mi secretario y esclavo sexual 4

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  Vanesa, con voz firme y seductora, le pide a Juan que se quede a hacer horas extras después de hora. "Juan, necesito que te quedes un poco más", le digo con una sonrisa juguetona. "Hay algunos asuntos pendientes que debemos resolver y me encantaría que estuvieras aquí a mi lado". Juan asiente con sumisión, consciente de la dinámica que hemos creado entre nosotros. Él sabe que, aunque las horas de trabajo han terminado oficialmente, nuestra conexión trasciende los límites laborales. El juego de poder y deseo se intensifica cuando estamos solos, alejados de las miradas indiscretas. El ambiente en la oficina cambia sutilmente a medida que los demás empleados se retiran. La atmósfera se carga de electricidad y complicidad. Las luces tenues y el silencio solo aumentan la tensión entre nosotros. Observo cómo Juan se acerca lentamente hacia mi escritorio, sus ojos fijos en los míos, expectantes y llenos de anticipación. Me inclino hacia atrás en mi silla, dejando que mi

Juan, mi secretario y esclavo sexual 3

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  Mientras me posiciono al frente de la imponente sala de conferencias, siento la mirada de todos sobre mí. Soy Vanesa, una ejecutiva de renombre en esta importante empresa, conocida por mi habilidad para liderar con autoridad y cautivar a cualquier audiencia. La reunión se desarrolla con la seriedad y profesionalismo que se espera en este entorno corporativo, pero bajo la superficie, arde una pasión prohibida entre Juan, mi atractivo asistente, y yo. Nuestras miradas se entrelazan en momentos fugaces, llenos de significado. Pequeños gestos cargados de deseo pasan desapercibidos para los demás, pero nuestra conexión es innegable. A medida que avanzamos en las discusiones de negocios, la tensión entre nosotros se vuelve insoportable. Cada encuentro, cada intercambio de palabras, está impregnado de una electricidad sensual que amenaza con desbordarse. A pesar de mi posición como líder, no puedo evitar sentir una atracción magnética hacia Juan. Sus ojos oscuros y penetrantes despiertan en