Ella acostumbraba a disfrutar del sexo con su pareja, pero sentía que faltaba algo en su vida sexual. Un día, mientras navegaba por internet, descubrió que muchas mujeres se masturban analmente para sentir más placer. Al principio, la idea la hizo sentir un poco incómoda, pero la curiosidad era más fuerte. Luego de investigar un poco más, decidió intentarlo por sí misma. Se colocó en la privacidad de su habitación, se relajó y comenzó a explorar. A medida que frotaba su dedo alrededor de la entrada del ano, experimentó una sensación diferente pero fascinante. El tacto suave de su piel la excitaba, así que decidió continuar. Fue un poco difícil al comienzo, pero después de un rato de practicar, comenzó a sentir un enorme placer. Mientras la emoción y la adrenalina la envolvían, sintió como su cuerpo se estremecía y se estremecía. Sus gemidos de placer se oyeron por toda la casa, pero no le importaba. Estaba disfrutando al máximo. Luego de varios orgasmos intensos, se dio cuenta de...