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Mostrando las entradas etiquetadas como lucha erotica

Angeles caídos

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  I La casa estaba a oscuras, con el jardín lleno de malezas y señales de abandono. Era un enorme chalet ubicado en la calle Olleros, en Belgrano. Para llegar a la puerta de entrada había que subir por una corta escalera de piedra. Las chicas bajaron del taxi y se dirigieron a la casa. Era una fría medianoche de invierno y ellas se abrigaban con largos tapados. Romina, la rubia, tenía las llaves. Después de todo, era una de las casas de su familia. Verónica, la pelirroja, la seguía a dos pasos. Las dos estaban muy serias para sus quince años. Romina abrió la puerta, agarró un candelabro del suelo, encendió la vela y le hizo seña a la otra para que pasara. Luego cerró la puerta y se dirigió a la cocina, dejando a su compañera en la oscuridad del pasillo. En la cocina estaba la llave principal de la luz. Cuando la pulsó, la habitación se iluminó, pero el pasillo siguió igual. Romina salió de la cocina y le hizo un gesto a Verónica para que la siguiera. Llegaron a una habitación vacía e i

Duelo de putas en el pinar

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  La vi en su casilla y me juré que la cosa no iba a quedar ahí. Esa tarde estaba paseando por la orilla de la playa. Soy una hembra hermosa y me gusta ser una hembra hermosa. Me gustan mis tetas, mi culo, mis piernas, mis ojos, mis labios, mi nariz y mi cuerpo en general. Me gusta tomar sol y tostarme en la arena. Me gusta estar fuerte. Me gusta pasearme en tanga y que los tipos me miren y se calienten conmigo. Me gusta mi piel suave y los dedos de mis pies. Me gustan mis manos. Me gusta ser el centro de las miradas y que los hombres sueñen con romperme el culo. Por eso, cuando la vi en su casilla, me juré que la cosa no terminaba ahí. La perra era la salvavidas de la playa. Ahí estaba, con su malla, mostrando el culo y las tetas a todo el mundo. Ahí estaba, poniendo cara de arrogante. Era mi rival. Solo por estar ahí, era mi rival. Pareció notar mi presencia y me miró, aparentando indiferencia. Pero yo supe que era su rival. Me le fui derechito. No me gustan las cosas poco definidas.

Entre golpes y cogidas

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  Lo primero es presentarnos… Mi nombre es Daniel y tengo 26 años, mi esposa se llama Mariana y tiene 19. La experiencia que les vamos a contar, fue para nosotros realmente excitante, algo fuera de lo común, que ni ella ni yo pensábamos jamás llegar a realizar algo así. Siempre me consideré una persona normal, al cuál le gusta el sexo como a cualquier otra persona. Nos conocimos por casualidad, y en poco tiempo el amor comenzó a nacer, nos llevábamos muy bien, y en todo estábamos de acuerdo. Teníamos una manera muy parecida de ver la vida lo que nos llevó a un rápido ascenso hasta chocar con el amor. Las cosas comenzaron normales, ella viniendo a mi casa, (yo vivía con mis padres), yo yendo a la casa de ella, (ella vivía con la madre y el marido de la madre). Una noche que ella se había quedado en mi casa, comenzamos a hablar sobre cual era el sentimiento que teníamos al llegar al orgasmo. Yo dije que era unas ganas de romper todo, de golpear, de pegar. Ella estuvo de acuerdo conmigo…

La competencia

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  Le iba a curar todos los vicios a esa pendeja. Todo el día me estuvo buscando, la muy puta. Tenía un cuerpo infernal y dieciséis años. Los tipos la miraban y se babeaban. A mí casi no me daban bola. A mí, que en todo el viaje hasta esa estancia se me habían estado tirando encima. Ahora se pajeaban por la pendeja., que andaba por ahí mostrando el culo, embutido en la pollerita berreta de las sirvientas de ese antro. Tengo veintiocho años y me hacian sentir como una vieja. ¡Un día de campo perfecto, el mío!, con una perra puta que me desafiaba. Era la hora de la siesta y no había un alma levantado. Solo yo estaba bajo una sombrilla al lado de la pileta. Llamé a la pendejita y le pedí una bebida. Tardó en traerla y me la sirvió de mala manera. No me gusta que una turrita provinciana se quiera pasar de viva conmigo. - Nenita, ¿Por qué no atendés bien a la gente, en vez de andar mostrando el culo, eh? - Yo muestro el culo y muestro las tetas porque a mí se me canta y porque tengo para mos

Amigas a medias

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  Hay historias difíciles de creer, lo reconozco. Cosas que a uno le pasan y que parecen de pelicula barata. Lo que vi hace un tiempo entra en esa categoria. Vivo en un viejo edificio, en San Telmo. Mi departamento es amplio, pero siempre está rompiéndose algo. Solo sigo ahí porque el alquiler es barato. Pero, cuando no es un caño de agua, es la instalación eléctrica o algo por el estilo. Lo mismo pasa en los otros departamentos. Tengo habilidad para arreglar cosas, así que no solo soluciono mis problemas sino que, a veces, les doy una mano a los vecinos. Hace poco se mudaron dos chicas al departamento de al lado. Una de ellas, de nombre Celia, me pidió si la podía ayudar porque se les había cortado la luz. Fui, y como solo habían saltado los tapones, arreglé el asunto fácilmente. En agradecimiento, las chicas me invitaron a tomar un café. ¡Las chicas!. Realmente, hay que hablar de ellas: Celia tendrá veinticinco años. Es una morocha de piel muy blanca, con ojos azules y labios carnoso

A solas, y con mucho tiempo

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  Si me preguntarán porque me gusta luchar con otras hembras, contestaría que lo que más me gusta de eso es el despojamiento. Si, cuando se lucha sexualmente, una no es Cynthia González, 29 años, peluquera, soltera, blanca, más o menos católica, argentina, etc., contra otra Fulana de tal, con tal o cual edad, trabajo y nuevamente etc. Ahí somos dos hembras jóvenes y desnudas que pelean para ver quien es mejor. Absoluta igualdad. No hay privilegios ni diferencias sociales. Nada más dos mujeres solas, frente a frente, cuerpo a cuerpo, piel a piel. No se pelea por dinero, por prestigio, ni por nada más que el dominio y el goce. Yo llevo varios combates en mi haber y sé que es difícil conseguir una buena contrincante. Cuando vi a Erika me di cuenta que era justa para mí. La conocí en una fiesta organizada por un amigo común. Erika es alta, 1,75 más o menos, de piel blanca y suave, rasgos delicados pero firmes, hermosos pechos, cola y piernas. Su pelo es rubio, largo y rizado. Tiene ojos gr

Una "femme" en verdad "fatal"

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  Esto sucedió hace algunos años cuando me anoté por primera vez en un gimnasio. Yo no tenía un mal cuerpo, pero quería modelarlo mejor, motivado por las vacaciones que todos los años pasaba con mis amigos en la playa. Fue en ese lugar donde conocí a la mujer que haría cambiar mi opinión sobre el "sexo débil". Recuerdo que la veía con frecuencia haciendo algún ejercicio, pero no me llamaba la atención. Vestida siempre con un jogging holgado y un amplio buzo, era para mí una chica más. Pero esa imagen que tenía de ella cambió para siempre desde el día en que conocí su particular habilidad. Una tarde cualquiera, cuando llegué al gimnasio a la hora acostumbrada, me sorprendió que no hubiera nadie haciendo ejercicios, aunque se escuchaba, sin embargo, un fuerte griterío que venía desde la cancha de basquet. Fuí entonces hacia allá para investigar lo que pasaba y, grande fué mi sorpresa al ver la escena que se presentaba ante mis ojos, En el centro de la cancha, rodeados por un cí