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Mostrando las entradas etiquetadas como masajes con final feliz

Curso de masajes, cap 2: Alicia

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Hola, Martin. Mi amiga Elena me habló maravillas de tus masajes. Dijo que eres un maestro en el arte de la relajación... y de otras cosas", dijo Alicia con una sonrisa pícara en sus labios carnosos. Su voz era profunda y seductora, a pesar de su apariencia más madura. Martin, con su mirada intensa, la recibió en su consultorio. Alicia vestía un conjunto de ropa interior negra que resaltaba sus curvas generosas. Sus tetas, aunque no eran tan grandes como las de Elena, eran suaves y tentadoras, con pezones oscuros que se marcaban bajo la tela. Martin no podía evitar fantasear con ellas. "Bienvenida, Alicia. Espero que estés lista para una experiencia única", respondió Martin con un tono seductor. Alicia se quitó su ropa, revelando un cuerpo más curvilíneo de lo que Martin había imaginado. Su vientre era suave y redondo, mientras que sus nalgas, a pesar de no ser tan grandes, eran firmes y tentadoras. Martin se preguntó cómo respondería ella a sus toques. "Oh, Martin..

Gerardo va por masajes

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María se preparó para darle un masaje a Gerardo, quien había solicitado específicamente sus servicios. Al llegar a la casa de Gerardo, María lo recibió amablemente y comenzó a preparar la habitación para el masaje. Una vez que Gerardo se recostó en la camilla, María comenzó a trabajar en sus músculos con habilidad. Gerardo suspiraba de alivio mientras ella trabajaba en cada área de su cuerpo. María notó que Gerardo parecía un poco nervioso y decidido a hacer que se sintiera más cómodo, comenzó a hablar con él en un tono suave y relajante. "¿Te gusta el masaje hasta ahora, Gerardo?" preguntó María con una sonrisa. "Sí, me encanta", respondió Gerardo con una sonrisa tímida. María se sintió halagada y decidió darle un masaje más profundo. Mientras trabajaba en su espalda, notó que Gerardo comenzaba a respirar más fuerte y su miembro se ponía duro contra la camilla. María decidió tomar las cosas un poco más lejos y comenzó a acariciar suavemente sus muslos mientras cont

María comienza a dar masajes

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El cliente llegó a casa de María puntualmente para su masaje privado, y ella lo recibió con una sonrisa cálida. Lo llevó a la sala de masajes, donde había preparado todo para su sesión. "Por favor, siéntete cómodo y acuéstate en la camilla", le dijo María con una voz suave y seductora. El hombre se desnudó y se acostó en la camilla, cubriendo su cuerpo con una toalla. María comenzó a masajear suavemente su espalda, deslizando sus manos suavemente por la piel del hombre. "Te voy a dar un masaje más intenso esta vez", dijo María mientras trabajaba en su espalda. "Quiero que te sientas completamente relajado". El hombre asintió con la cabeza, disfrutando del cálido y suave toque de María. Ella continuó masajeando su espalda, aplicando más presión y concentrándose en los músculos tensos. El hombre comenzó a suspirar de placer y relajación. Luego, María se movió hacia las piernas del hombre y comenzó a masajear sus muslos. Fue entonces cuando notó que el hombre