La tia borracha en navidad
Era Navidad 2025. La familia reunida en la casa grande de los abuelos. Cena pesada, risas, regalos, brindis con sidra y vino tinto. A medianoche, todos se abrazaron, se desearon feliz Navidad y empezaron a dispersarse. Los primos pequeños se durmieron en el sillón, los tíos mayores subieron a sus cuartos tambaleantes, los padres se fueron a la cama agotados. A las 3:17 de la mañana, la casa estaba en silencio absoluto. Solo quedaban él, Mateo, 18 años recién cumplidos, y su tía Laura, 42, divorciada, con tres copas de más. Sentados en el sofá del living, frente a la chimenea que aún ardía bajito. Ella llevaba un vestido negro ajustado, escote profundo, medias negras, tacones que ya se había quitado. El maquillaje corrido, el pelo revuelto, los ojos brillosos por el alcohol. Mateo la miró. Ella le devolvió la mirada, lenta, sin parpadear. Se acercó un poco. Él le rozó la rodilla con la mano. Ella no se movió. Se inclinó más. Sus labios se encontraron. Beso suave al principio, labi...