El Don / Segunda parte

Las turbulencias no me preocupaban demasiado. A pesar de que la mayoría de la gente suele rezar una rápida oración en silencio cada vez que el avión en que viajan pasa por un “bache”, mis sentimientos son bien distintos. Viajar en avión me relaja. Y aún más si el viaje dura varias horas y se hace por la noche. El sentirme cerca del cielo, literalmente, es una sensación casi hipnótica, tranquilizadora. Mirar las nubes, la tranquilidad del cielo, la paz de la altura, siempre me hacen rememorar mi juventud. Y si hay algún recuerdo especialmente agradable en mi vida es el de los dias en que comencé a descubrir mi don. El cuerpo desnudo de mi profesora fué el primer contacto real que tuve con el sexo contrario. Hasta entonces tan solo las revistas y el cine me habían enseñado el cuerpo femenino. Fué un verdadero shock para mi el comprobar que la realidad era un tanto distinta. Mi profesora de matemáticas no era una mujer joven. Sus pechos estaban caidos. Parecían dos frutas maduras. Las c