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Transformo a su marido en su putita

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  Elena siempre había sido una mujer un tanto peculiar, con gustos que muchos considerarían extraños. Por suerte, tenía un marido que la apoyaba en todas sus aficiones, aunque algunas fueran un tanto atípicas. Una tarde, tras una dura jornada laboral, tuvo una idea que no podía sacarse de la cabeza. Se dirigió al armario de su marido, Juan, y comenzó a revivirlo todo. Sacó sus mejores galas, las que solo se ponía en ocasiones especiales. Empezó por afeitarle las piernas y los brazos, dejándolos suaves al tacto. Luego pasó a maquillarle la cara, usando una base para igualar su tono de piel y ocultar cualquier impureza. Le delineó los ojos con cuidado, resaltando su mirada, y le puso un rojo pasión en los labios que le quedabafantástico. No podía faltar un buen manicura, así que se dedicó a pintarle las uñas de las manos y los pies con esmalte color rosa chicle. Quería que estuviera perfecto de la cabeza a los pies. Una vez listo, le ayudó a ponerse un vestidito negro, ajustado y cor...
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Una joven inmigrante, flaca y hambrienta llamada  Štěně  entraba sigilosamente al supermercado más cercano a su casa. Las estanterías estaban casi vacías debido a la reciente crisis mundial de abastecimiento, pero ella había oído hablar de que todavía había algunas latas de comida en la sección de alimentos enlatados. Con la desesperación que impone el hambre, decidió arriesgarse y entrar a robar. Pero, ¡oh Casualidad!, el guardia de seguridad, un tipo huesudo y de mirada lasciva llamado Gerry, la había estado observando través de las cámaras de vigilancia. Štěně se adentró en el pasillo de los productos enlatados, llenando su cesta con rapidez. Pero sus movimientos eran un tanto torpes, producto de su hastío y debilidad. Gerry, quien se había mantenido alerta tras ella, aprovechó ese momento de distracción para capturarla. La joven fue llevada a rastras hasta el depósito, un lugar oscuro y frío que almacenaba sobras de alimentos pasados de moda y productos enlatados dañados. ...

Elena va al ginecologo para controlar su embarazo

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Elena arrivé al consultorio del doctor García puntual como siempre. Su embarazo avanzaba y quería asegurarse de que todo estaba bien, así que entró en la habitación con una sonrisa nerviosa. El doctor, un hombre maduro y de aspecto afable, la recibió con amabilidad. Le indicó que se desvistiera y se tumbara en la camilla y ella comenzó a despojarse de su abrigo, sintiendo la timidez habitual en aquellas situaciones. Una vez colgada la campera en el perchero, dejó al descubierto su barriga embarazada, que ya comenzaba a mostrarse generosa. El doctor le pidió que se quitara también la camisa, y Elena obedeció, revelando sus senos ya algo caídos pero aún atractivos, cubiertos por un delgado sosten. Lo quito cuidadosamente, sintiendo algo de vergüenza al mostrarse tan expuesta. Pero la amabilidad del doctor la tranquilizaba, además, estaba acostumbrada a estas revisiones. Se quitó también el pantalón vaquero, dejando al descubierto sus piernas bien formadas, que terminaban en unas bragas b...

¿Por qué los hombres pierden totalmente la cabeza por un par de tetas?

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  —¿Por qué los hombres pierden totalmente la cabeza por un par de tetas? Es algo que siempre me ha llamado la atención—se quejaba Laura a su mejor amiga, mientras se probaba un vestido ajustado ante el espejo. Su amiga sonreía picaramente, sabiendo perfectamente a qué se debía esa obsesión masculina. —Pues causado, nena, ¡tú también tienes un par de motivos de envidia! Recuerdo la primera vez que nos besamos, fue lo primero a lo que fueron mis manos. Y no fue una excepción—afirmó con una pícara mirada. Laura estaba algo molesta por aquella situación, siempre había querido saber el motivo de tanta fascinación. Su amiga decidió explicárselo mientras se sentaban en el sofá. —Verás, para los hombres es como... un imán, un reclamo irresistible—dijo su amiga mientras le tocaba un pecho con cuidado— Los pechos de una mujer son como un manjar celestial, algo que los hombres quieren saborear y tocar sin parar. Y si además son grandes y seductores como los tuyos... uy uy uy... Laura se sonr...

Roberto y Luciana

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Roberto y Luciano eran dos amigos de la infancia, siempre habían estado unidos por un lazo inquebrantable. Un día, mientras estaban en casa de Roberto, este tuvo una idea un tanto peculiar. —Oye, Lu, tengo una cosa que quiero que hagas por mí, es una especie de fantasía que siempre he tenido...—dijo con voz seductora, apoyándose en el marco de la puerta— Me gustaría que te vestieras con la ropa interior de tu hermana y que te maquillaras como si fueras una chica. Luciano se quedó pensando unos segundos, dudoso ante la propuesta de su amigo. Pero su curiosidad y confianza en Roberto eran mayores, así que aceptó. Juntos se dirigieron al dormitorio de la hermana de Luciano, abrieron el armario y Roberto ya sentia una el comienzo de una ereccion mientras buscaba entre las tangas de la hermana de su amigo. Al fin eligio una sexy lingerie color rosa chicle. Luciano se sintió extraño poniéndose aquellas prendas, pero la curiosidad le animaba a seguir adelante. Se desnudo y  Roberto le ayu...

Embarazada de 19 años va al ginecologo

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  Julieta entró en la consulta del ginecólogo con algo de nerviosismo, era su primer embarazo y aún era una chica joven de solo 19 años. El doctor la hizo sentar en la camilla y comenzó su revisión habitual. Al principio todo fue normal, el ginecólogo revisó su barriga, su presión arterial y le hizo algunas preguntas sobre su estado de salud. Pero entonces sus manos comenzaron a deslizarse por sus piernas, subiéndole la falda poco a poco. Julieta sintió cómo su cuerpo se ponía caliente y su corazón latía con fuerza. El doctor justificó sus acciones diciendo que era parte de la revisión, que tenía que tocar sus muslos para comprobar algo así como el flujo sanguíneo o algo técnico que Julieta no entendió del todo. Lo cierto es que sus manos expertas y su tacto firme le estaban haciendo mucho efecto. Sus manos la toqueteaban cada vez más cerca de su centro de placer, y Julieta sentía cómo sus intimidad se humedecía. El ginecólogo sonreía para sus adentros, disfrutando de la situación ...

Los pechos lactantes

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Victoria había quedado con su amiga María en su casa para pasar la tarde juntas. María, radiante y feliz, estaba embelesada por su embarazo; su barriga se había vuelto más grande en las últimas semanas y ella se sentía más sexy que nunca. Cuando Victoria llegó, la recibió en la puerta con un beso en las mejillas y una sonrisa pícara en los labios. Se dirigieron a la habitación de María, donde esta última había preparado una sorpresa especial para su visita. Era consciente de los deseos que habían surgido entre ellas desde hacía algún tiempo, y hoy había decidido que sería el día en el que por fin los satisfices. María se sentó en la cama, descruzó las piernas y dejó que su amiga se sentara frente a ella. La miró a los ojos y dijo con voz sensual: "¿Te gustaría que nos desnudemos, Victoria? ¿Quieres que hagamos lo que queremos hacer?" La mirada de Victoria respondía por ella, su respiration se había acelerado y sus mejillas estaban sonrosadas. Con una mano María ordenó Silenci...