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La Sesión Prohibida

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Ana tenía veintitrés años, una gordita voluptuosa que el mundo había bendecido con curvas que volvían locos a todos los que la miraban: tetas enormes de copa E que rebotaban pesadas bajo cualquier blusa, pezones rosados gruesos y sensibles que se endurecían al menor roce de tela o aire frío, aureolas anchas y arrugadas como invitación a chuparlas hasta que dolieran, barriga suave y redonda que se mecía con cada paso, caderas anchas que terminaban en un culo gigante y carnoso que tensaba los jeans hasta el punto de ruptura, nalgas separadas por un surco profundo y húmedo donde su ano rosado fruncido asomaba tentador cuando se agachaba, y un coño depilado con labios mayores hinchados y gorditos que se abrían como pétalos jugosos al excitarse, clítoris protuberante y rojo que palpitaba visiblemente bajo tangas minúsculos, chorreando jugos espesos y almizclados como miel caliente y pegajosa cuando se calentaba, dejando manchas oscuras en la ropa interior después de cada fantasía reprimida....

El Chantaje del Jefe: La Humillación Total

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Roberto tenía cincuenta años, un jefe de división en una multinacional de logística en el Microcentro de Buenos Aires, con un cuerpo que el poder y el gimnasio privado habían esculpido en autoridad pura: alto y ancho de hombros, abdomen marcado con vello gris plateado descendiendo como un camino prohibido hacia su entrepierna, pecho velloso y duro que tensaba las camisas blancas impecables hasta el punto de que los botones parecían rogar por liberarse, brazos fuertes con venas protuberantes que se marcaban al firmar contratos o al apretar un cuello en "reuniones privadas", y una polla que era su arma secreta y orgullo oculto –diecinueve centímetros de carne gruesa y venosa como raíces antiguas enfurecidas, eje ancho con venas latiendo visiblemente cuando se excitaba, glande morado y bulboso ancho como una ciruela madura que goteaba precum espeso, transparente y salado como lágrimas de lujuria constante, bolas pesadas y peludas llenas de semen acumulado que colgaban bajas como...

El Secreto del Gimnasio Femenino: Duchas Prohibidas

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Trío Trans en la Playa Privada: Dominación bajo la Luna

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Martín y Valeria, una pareja de treinta y uno años, habían escapado del caos de Buenos Aires para unas vacaciones en una playa privada de Punta del Este, Uruguay –una cala escondida con arena blanca y aguas turquesas donde el nudismo era la norma no escrita, cuerpos libres bajo el sol implacable del verano. Martín era un ejecutivo con cuerpo atlético –pecho velloso, abdomen marcado, polla de diecinueve centímetros venosa que se endurecía fácil al ver tetas o culos al aire. Valeria, su esposa, era una diseñadora con curvas maduras tempranas: tetas D-cup firmes rebotando libres al caminar desnuda, pezones rosados gruesos endurecidos por la brisa marina, culo carnoso redondo que se mecía hipnótico, y un coño depilado con labios carnosos hinchados chorreando jugos almizclados al excitarse, clítoris grande rojo palpitante que la hacía squirt chorros calientes si la follaban bien, ano rosado dilatado por plugs privados que Martín le metía en noches de fetiche. Llegaron al mediodía, ropa caye...

La Iniciación de la Pasante

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El edificio corporativo en el centro de Buenos Aires era un coloso de vidrio y acero que albergaba la firma de ventas "MaxCorp", donde el estrés de las metas mensuales se mezclaba con el aroma a café quemado y feromonas reprimidas. Sofia, la pasante de veintidós años, era el dulce nuevo en el equipo: fresca de la universidad, con un cuerpo que parecía diseñado para distraer –tetas firmes de copa C que rebotaban libres bajo blusas profesionales ajustadas, pezones rosados puntiagudos que se endurecían al roce del aire acondicionado de la oficina, abdomen plano marcado por horas de running, caderas estrechas terminando en un culo alto y redondo perfecto para ser azotado o follado sin piedad, y un coño depilado con labios carnosos hinchados que se abrían como pétalos húmedos al excitarse, clítoris protuberante y rojo que la hacía squirt chorros calientes y transparentes si la follaban bien, ano rosado y fruncido completamente virgen que palpitaba inocente cada vez que un colega r...

Chantaje en el Gym: La Entrenadora Rota

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El gym "PowerFit" en el corazón de Palermo era un templo de sudor y músculos, con espejos que reflejaban cuerpos perfectos y máquinas que gemían como amantes exhaustos bajo el peso de las repeticiones. Franco, veinte años, era un pendejo con el cuerpo de un dios en formación: alto y atlético por horas de pesas y fútbol, músculos definidos que tensaban las remeras hasta mostrar pezones endurecidos, cabello negro revuelto empapado en sudor después de cada sesión, ojos cafés intensos que siempre se clavaban en las tetas de su entrenadora personal, y una polla monstruosa para su edad –dieciocho centímetros de carne venosa y gruesa como una lata de cerveza, glande rosado ancho que se ponía morado de excitación fácil, goteando precum espeso y transparente como lágrimas de lujuria constante, bolas pesadas y peludas llenas de semen acumulado que colgaban bajas listas para vaciarse en chorros potentes. Entrenaba con Valeria tres veces por semana, una MILF de treinta y ocho años que er...

El Toro y el Cornudo: La Humillación Total

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Martín y Valeria llevaban ocho años casados, una pareja que desde afuera parecía el sueño de cualquier vecino: él, un ingeniero de software de treinta y cinco años con un cuerpo decente –gym tres veces por semana, abdomen marcado pero no exagerado, hombros anchos y una polla promedio de dieciséis centímetros que la follaba con entusiasmo fingido para no herirla. Valeria, treinta años, era una profesora de yoga con un cuerpo que volvía locos a los alumnos y a los maridos del barrio: curvas voluptuosas que el tiempo había hecho más pecaminosas, tetas de copa DD pesadas y jugosas que rebotaban libres bajo blusas escotadas, pezones oscuros y gruesos como monedas de chocolate endurecidos al menor roce del aire acondicionado, aureolas anchas arrugadas por años de chupadas y pellizcos, caderas anchas que se mecían hipnóticas, terminando en un culo carnoso y redondo que tensaba los leggings hasta el punto de ruptura, nalgas separadas por un surco profundo donde su ano rosado y fruncido asomaba...