Mecado Pete

La joven estaba agotada después de una noche de bailar en la discoteca hasta la madrugada. Se subió al Uber, con los pies doloridos y el maquillaje corrido. El conductor era un tipo joven y atractivo, con ojos verdes y cabello oscuro. —Llévame a mi casa, por favor —le dijo la chica con voz pastosa por el alcohol y el humo. El conductor asintió y arrancó el auto. Pero en lugar de tomar el camino directo, se desvió por un atajo que conducía a un descampado solitario. La joven se dio cuenta tarde, cuando ya era demasiado tarde para bajarse. Se asustó y comenzó a temblar. —Oye, ¿a dónde me llevas? No es por ahí —le reclamó con voz temblorosa. El conductor la miró por el retrovisor, con una sonrisa lujuriosa en los labios. —Relájate, nena. No pasa nada. Solo quiero que me des un incentivo extra por llevarte a casa. La joven no entendió a qué se refería hasta que él detuvo el auto en medio del descampado y se dio vuelta para mirarla directamente. Se había bajado la bragueta del pantalón, sac...