La primera vez fue por el culo
El que dijo eso de que "el que no tiene vergüenza en cualquier sitio almuerza" debía de estar profetizando mi llegada al mundo. Puede que al nacer no me fuera otorgado el don de la belleza o el de la inteligencia, pero siempre tuve picardía suficiente para colarme en cualquier parte y conseguir casi todo lo que me proponía. Ya de niño dominaba a mis padres como se me antojaba, aunque no me costó demasiado. Tardaron tanto en lograr el embarazo por el que llevaban años rezando que nunca fueron capaces de negarme nada. Aun así, con el tiempo fui perfeccionando la manera de salirme siempre con la mía para que me diera resultado también fuera del hogar. Mi carácter extrovertido me sirvió para cosas tan interesantes como caer en gracia a los profesores, lo que me permitió ir aprobando por los pelos, incluso cuando parecía que no lo iba a conseguir. Era el típico graciosillo de la clase, pero había aprendido bien cuándo debía de callarme y a quién era oportuno hacerle la pelota. Co