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Ginecologos Perversos 2 - El Masaje Pélvico para Ana

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La siguiente paciente es una joven de 18 años llamada Ana, quien visita al consultorio con su madre,  María . Ella confiesa que nunca ha experimentado un orgasmo y desea intentar algo nuevo para alcanzar el placer. Mamá de Ana: "Doctores, Ana ha decidido venir aquí porque quiere encontrar un tratamiento que le ayude a experimentar el placer por primera vez." Dr. Rodríguez: "Bueno, Ana, podemos discutir opciones que puedan ser beneficiosas para ti. ¿Te sientes cómoda con el masaje pélvico que experimentó María?" Ana, pensativa: "Sí, me pareció interesante y me gustaría intentar algo más para alcanzar el placer." (Escena 11) Dr. Martínez propone agregar estimulación anal en el tratamiento, y Ana acepta con cautela. Dr. Martínez: "Ana, podemos agregar una nueva técnica llamada estimulación anal, que puede aumentar tu placer durante el masaje." Ana, preocupada: "¿Está seguro, doctores? No estoy segura de cómo me siento con eso." Dr. Rodrígu

Ginecologos Perversos 1 - El Masaje Pélvico para Maria

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  Personajes: María - La paciente, una mujer de 35 años, hermosa y atractiva. Dr. Martínez - Un médico experimentado, de 45 años, atractivo y confiado. Dr. Rodríguez - Un médico joven y aventurero, de 30 años, atractivo y seguro de sí mismo. Ambientación: La historia transcurre en un consultorio ginecológico moderno y acogedor en la ciudad. Diálogos y Desarrollo de la Historia: (Escena 1) Dr. Martínez y Dr. Rodríguez discuten en su consultorio sobre un nuevo tratamiento llamado "Masaje Pélvico". Dr. Rodríguez está emocionado por la idea de aplicarlo en una paciente. Dr. Martínez: "Estoy preocupado, Rodríguez. Esta nueva técnica es poco común y podría generar controversias." Dr. Rodríguez: "No te preocupes, Martínez. Es un tratamiento seguro y efectivo, y podría ser revolucionario en el campo de la ginecología." (Escena 2) María entra al consultorio y se presenta a los doctores. Ella explica sus síntomas y su preocupación por su salud. Los doctores escuchan

Me trago mi semen

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Fernando, un hombre de 34 años, tenía una atracción por los hombres desde siempre, pero nunca había experimentado con nadie. Un día, mientras buscaba en internet, descubrió un video de porno gay que lo excitó profundamente. Fernando, con la curiosidad y la excitación creciendo dentro de él, decidió tomarse unas vacaciones de soltero y dedicar un fin de semana a explorar su atracción por los hombres. Para sentirse más cómodo y liberado, Fernando decidió vestirse con lencería femenina. Se puso una camisa de seda, un corpiño y una par de tias suaves. Con su cuerpo cubierto por la ropa femenina, Fernando sintió una mezcla de miedo y excitación, pero también una sensación de aventura y desinhibición. Mientras vestía la lencería, Fernando comenzó a masturbarse, imaginándose a sí mismo como el hombre del video que había visto. Con cada movimiento, su excitación crecía y su deseo de experimentar algo más allá de lo habitual se hacía más intenso. Fernando, temblando y llorando, comenzó a llegar

Me metí un pepino en el culo

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  Alicia, una mujer de 60 años, estaba en su hogar, sola y con mucho tiempo en sus manos. Tenía una vida tranquila y rutinaria, y a menudo se preguntaba qué le faltaba en su vida. Un día, mientras estaba en el supermercado, vio un pepino enorme y perfectamente redondo. Al verlo, una idea salió a su mente: ¿qué le pasaría si metía ese pepino en su culo? Alicia, intrigada por la idea, decidió probarlo. Al regresar a su casa, se puso cómodamente y se sentó en el sofá. Tomó el pepino, lo limpió cuidadosamente y, con manos temblorosas, comenzó a insertarlo en su  culo . Alicia sintió una mezcla de miedo y excitación, pero también una sensación de aventura y curiosidad. A medida que el pepino se fue introduciendo en su cuerpo, Alicia sintió una sensación nueva y desconocida. Era diferente al sexo con su esposo, diferente a los vibradores y a cualquier otra cosa que había experimentado antes. Alicia, temblando y gemiendo, comenzó a llegar a un orgasmo como nunca antes había experimentado. La

Acepte por necesidad que mi asqueroso jefe me ...

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  Lorena, una mujer de 28 años, trabajaba en una pequeña empresa donde su jefe era un hombre de unos 50 años, grosero y muy asqueroso. A pesar de su repulsa por él, Lorena necesitaba el trabajo y no tenía otra opción. Un día, mientras trabajaba en la oficina, su jefe le dijo que tenía que ir a una reunión importante y le pidió que lo acompañara. Lorena, sin otra opción, aceptó y se fue con su jefe a un hotel de lujo. Durante la reunión, Lorena se dio cuenta de que su jefe no estaba interesado en el tema de la reunión, sino en ella. Él la miraba de manera grosera y le hacía comentarios sucios. Lorena se sintió asustada y embarazada, pero sabía que no tenía otra opción que soportarlo. Después de la reunión, el jefe de Lorena la llevó a un cuarto de hotel y la cerró dentro. Lorena, temblando de miedo y asombro, se preguntaba qué iba a hacer. Su jefe, sin preámbulos, se acercó a ella y comenzó a desvestirse. Lorena, sin otra opción, comenzó a desvestirse también. El jefe de Lorena la empuj

El viejo pijudo

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Esta historia es sobre una chica de 18 años llamada Luz y un hombre mayor que la hace llegar a 10 órgasmos.  Había una noche de verano calurosa en un pequeño pueblo, y Luz, siendo una chica aventurera de 18 años, decidió salir a caminar por el vecindario. La luna brillaba intensamente, y los chapulines cantaban sus canciones nocturnas. De repente, Luz sintió un respiro cálido en su cuello y se volteó para encontrar a un hombre mayor, con arrugas por todas partes, y un bastón a su lado. "¡Holá, ¿qué?" dijo Luz, sintiéndose un poco asustada, pero también curiosa. El señor, que lo mejor es llamarlo Sr. Johnson, sonrió y dijo: "¡Hola, querida. Parece que necesitas compañía esta noche." Luz, sintiendo aún más asustada, pero también un poco excitada por la voz gruñona del Sr. Johnson, decidió quedarse y charlar con él. Pasaron horas hablando sobre la vida, el amor y todo lo demás. Mientras la noche se volvía cada vez más oscura, Luz sentía crecer su atracción por el Sr. J

A mi hermana le rompieron el culo mis amigos y a la muy puta le gusto

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Había una vez una chica llamada Ana, mi hermana. Era una chica hermosa, con pechos redondos y un cuerpo firmemente musculado. Tenía un rostro encantador, con labios rojos y ojos negros que parecían abrirse en un abismo de pasión. Pero Ana tenía un lado oscuro, un lado que odiaba a su familia y a la sociedad. Era una puta, una mujer que se dedicaba al sexo por dinero. Un día, Ana estaba en su habitación, desnuda y esperando a un cliente. Pero, en lugar de un hombre, llegaron mis amigos: Pedro, Carlos y Miguel. Ellos eran jóvenes, viriles y muy borrachos. Ana estaba asustada, pero también empezó a sentir una mezcla de miedo y excitación. Mis amigos, enfurecidos por el comportamiento de Ana, decidieron castigarla. Le dijeron que se arrodillara y se apretara las rodillas. Ana hizo lo que les pidieron, sintiendo cómo sus muslos se abrían y su cuerpo temblaba de miedo y deseo. Pedro, el más alto y fuerte de los amigos, se acercó a Ana. Sacó su pene, largo y grueso, y le dijo que iba a castig