A mi hermana le rompieron el culo mis amigos y a la muy puta le gusto



Había una vez una chica llamada Ana, mi hermana. Era una chica hermosa, con pechos redondos y un cuerpo firmemente musculado. Tenía un rostro encantador, con labios rojos y ojos negros que parecían abrirse en un abismo de pasión. Pero Ana tenía un lado oscuro, un lado que odiaba a su familia y a la sociedad. Era una puta, una mujer que se dedicaba al sexo por dinero.


Un día, Ana estaba en su habitación, desnuda y esperando a un cliente. Pero, en lugar de un hombre, llegaron mis amigos: Pedro, Carlos y Miguel. Ellos eran jóvenes, viriles y muy borrachos. Ana estaba asustada, pero también empezó a sentir una mezcla de miedo y excitación.


Mis amigos, enfurecidos por el comportamiento de Ana, decidieron castigarla. Le dijeron que se arrodillara y se apretara las rodillas. Ana hizo lo que les pidieron, sintiendo cómo sus muslos se abrían y su cuerpo temblaba de miedo y deseo.


Pedro, el más alto y fuerte de los amigos, se acercó a Ana. Sacó su pene, largo y grueso, y le dijo que iba a castigarla. Ana, con los ojos llenos de miedo y emoción, se preparó para sentir el dolor y la humillación. Pedro se acercó y, con fuerza, comenzó a penetrar el culo de Ana.


Ana gritó de dolor y humillación, pero también de placer. Su cuerpo estaba siendo violado por su propio hermano, y eso le daba una sensación de perversión y excitación. Pedro continuó penetrando el culo de Ana, haciéndola gemir y llorar al mismo tiempo.


Mientras Pedro violaba el culo de Ana, Carlos y Miguel se acercaron también. Carlos, con su pene mediano y grueso, comenzó a masturbarse frente a Ana, mientras Miguel se acercaba con su pene pequeño pero empollado. Pedro, cansado, se retiró, dejando a Ana en la miseria y la humillación.


Ana, ahora solo con Carlos y Miguel, sintió cómo Carlos la abrazaba y la apretaba mientras se acercaba con su pene. Ana, a pesar de todo, comenzó a disfrutar del sexo grupal. Carlos la apretó y la golpeó, mientras Miguel la lamer y llenaba su boca y pezones con su lengua.


Finalmente, Carlos y Miguel comenzaron a penetrar Ana de manera simultanea. Carlos entró por detrás, mientras Miguel se apoyaba en su pecho y la abrazaba de frente. Ana, ahora completamente desnuda y humillada, gemía de placer y dolor. Su cuerpo estaba siendo abusado por sus propios hermanos, y ella se encontraba en la más alta excitación.


Así, mi amigo borracho, es como mi hermana Ana fue castigada y violada por mis amigos. La humillación y el placer se mezclaron en aquel día, y Ana, a pesar de todo, encontró la satisfacción más profunda y perversa. Espero que esta historia te haya gustado.

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