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Le rompí su tierno culo de milagro

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   ¿Se puede considerar que una carrera es exitosa si para llegar a lo más alto te has tenido que saltar todos los códigos éticos de tu profesión? Esa pregunta debí hacérmela cuando las ansias de triunfar me impedían ver más allá de mis narices. Pero no me la hice, porque en aquella época estaba obsesionado con ser el mejor a cualquier precio. Lo que nadie entendía era por qué desde tan pequeño tenía clarísimo que quería ser periodista. No lo sabía ni yo, simplemente empecé con la broma siendo niño y al final me lo acabé tomando en serio. Por aquel entonces no era más que una fantasía, ya que para poder estudiar la carrera hacían falta unas notas que estaban muy lejos de las mías. Eso significaba que tendría que ponerme las pilas, menos hacer el vago y más encerrarme en mi habitación para estudiar. Lo hice, al menos todo lo que me fue posible, teniendo en cuenta mi carácter extrovertido y las ganas que tenía de divertirme. Disfrutar de la vida y alcanzar la nota media que se exigía par

La primera vez fue por el culo

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 El que dijo eso de que "el que no tiene vergüenza en cualquier sitio almuerza" debía de estar profetizando mi llegada al mundo. Puede que al nacer no me fuera otorgado el don de la belleza o el de la inteligencia, pero siempre tuve picardía suficiente para colarme en cualquier parte y conseguir casi todo lo que me proponía. Ya de niño dominaba a mis padres como se me antojaba, aunque no me costó demasiado. Tardaron tanto en lograr el embarazo por el que llevaban años rezando que nunca fueron capaces de negarme nada. Aun así, con el tiempo fui perfeccionando la manera de salirme siempre con la mía para que me diera resultado también fuera del hogar. Mi carácter extrovertido me sirvió para cosas tan interesantes como caer en gracia a los profesores, lo que me permitió ir aprobando por los pelos, incluso cuando parecía que no lo iba a conseguir. Era el típico graciosillo de la clase, pero había aprendido bien cuándo debía de callarme y a quién era oportuno hacerle la pelota. Co

Diana, yo y el deseo de compartirnos

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Ese sábado habremos cogido al menos dos veces mas, asi fue que esa noche terminamos sin salir a ningún lado, parecíamos una pareja de recién casados y a la noche por mas esfuerzo que yo hice no hicimos nada, estaba seco y agotado, esa madrugada retumbaban en mi cabeza las palabras de diana y su deseo de que le haga la cola cada vez que la cogía, haberla entregado le había gustado demasiado y ahora si que estaba totalmente desatada, la ultima vez que cogimos ese dia ella jugo a que yo era Javier y yo a que le rompia el culo a brenda, asi de morboso había sido y quien mas lo disfrutaba era yo, brenda es una pendeja caprichosa que vive a dos cuadras de casa, ella sabe muy bien que tiene un culo impresionante y lo muestra para llamar la atención de cualquier macho pero por su carácter impredecible y agresivo no tiene un macho fijo aunque unos cuantos ya se la han cogido y según dicen las malas lenguas hasta una fiesta se ha comido, la verdad es que si bien me fije un par de veces en ese cu