La Sesión Prohibida



Ana tenía veintitrés años, una gordita voluptuosa que el mundo había bendecido con curvas que volvían locos a todos los que la miraban: tetas enormes de copa E que rebotaban pesadas bajo cualquier blusa, pezones rosados gruesos y sensibles que se endurecían al menor roce de tela o aire frío, aureolas anchas y arrugadas como invitación a chuparlas hasta que dolieran, barriga suave y redonda que se mecía con cada paso, caderas anchas que terminaban en un culo gigante y carnoso que tensaba los jeans hasta el punto de ruptura, nalgas separadas por un surco profundo y húmedo donde su ano rosado fruncido asomaba tentador cuando se agachaba, y un coño depilado con labios mayores hinchados y gorditos que se abrían como pétalos jugosos al excitarse, clítoris protuberante y rojo que palpitaba visiblemente bajo tangas minúsculos, chorreando jugos espesos y almizclados como miel caliente y pegajosa cuando se calentaba, dejando manchas oscuras en la ropa interior después de cada fantasía reprimida. Su melena castaña caía en ondas desordenadas hasta los hombros gorditos, ojos cafés grandes y inocentes que brillaban con curiosidad constante, y labios carnosos que siempre parecían listos para besar o chupar algo prohibido. Vivía sola en un departamento chico de Caballito, Buenos Aires, trabajando como barista en un café, donde su cuerpo gordito atraía miradas lascivas de clientes que imaginaban hundir la cara entre sus tetas o culo.



Su amiga Laura, de veinticuatro años, era el opuesto: delgada y atlética como una modelo de revista, con tetas firmes de copa B que apenas rebotaban bajo tops ajustados, pezones oscuros pequeños y puntiagudos que se marcaban como balas al frío, abdomen plano marcado por horas de yoga, caderas estrechas terminando en un culo pequeño pero redondo perfecto para ser lamido, y un coño depilado con labios delgados y rosados que se hinchaban rápido al excitarse, clítoris pequeño pero ultrasensible que la hacía squirt chorros finos y calientes si la lamían bien. Laura era hipnotizadora aficionada, estudiaba psicología y practicaba sesiones con amigos para "mejorar sus habilidades", siempre con un brillo dominante en sus ojos verdes felinos, melena negra lacia cayendo hasta la cintura, y una voz ronca y suave que hacía que cada palabra sonara como un comando irresistible.

Se conocían desde la facultad, donde Laura había hipnotizado a Ana una vez para "quitarle el estrés de exámenes", dejándola relajada pero con un cosquilleo extraño en el coño que nunca olvidó. Una tarde de sábado, en el departamento de Ana, compartiendo cervezas y charlas sobre ex novios, Laura sacó el tema: "Ana, gordita mía... recordás esa sesión de hipnosis en la facu? Te dejó flotando. Dejame practicar otra vez... te convenzo de que sí, va a ser divertido. Imaginate relajada, sin preocupaciones, tu coño gordito chorreando paz." Ana se sonrojó, su cuerpo gordito temblando bajo el short corto que tensaba su culo enorme, tetas DD rebotando libres al reír nerviosa, pezones rosados endureciéndose visiblemente bajo la camiseta fina, coño depilado palpitando traicionero con jugos empezando a mojar el tanga. "¡Estás loca, Laura! Soy gordita y tímida... no quiero que me hipnotices y me hagas bailar como pollo o algo. "

Laura rio ronca, voz suave como seda dominante, ojos verdes clavados en los de Ana: "No seas boluda, gordita... solo relajación. Acuéstate en el sofá, cierra los ojos... mirá mi péndulo." Sacó un colgante de cristal de su bolso, balanceándolo lento frente a sus ojos, voz hipnótica ronroneando: "Relájate, Ana... siente tu cuerpo gordito pesado, tetas pesadas bajando, coño gordito chorreando calma... duerme profundo, obedece mis comandos." Ana cedió rápido, cuerpo gordito relajándose en el sofá, tetas rebotando con respiraciones profundas, coño chorreando jugos espesos por el trance, ano fruncido palpitante bajo el short.

Laura sonrió depredadora, voz dominante susurrando comandos: "Ahora, Ana... desvestite. Quítate la camiseta y deja tus tetas gorditas rebotar libres... ahora el short y tanga, muestra tu coño depilado chorreante y ano rosado." Ana obedeció en trance, manos temblorosas quitando ropa, tetas DD saltando libres, pezones rosados endurecidos rogando, coño expuesto con labios gorditos hinchados separados por jugos espesos goteando por muslos gorditos, ano rosado fruncido visible al abrir piernas. "¡Qué gordita puta sos, Ana! Ahora arrodíllate y lámeme la concha... quítame la ropa primero."

Ana se arrodilló, quitando blusa y falda de Laura, tetas B firmes saltando, pezones oscuros endurecidos, coño depilado con labios delgados rosados chorreando jugos. "¡Lamé mi concha, gordita puta! Meté la lengua en mi vagina... chupá mi clítoris pequeño hasta que squirtée en tu cara!" Ana hundió cara entre sus muslos delgados, lengua lamiendo labios delgados, succionando clítoris rojo con labios carnosos gorditos, jugos dulces inundando su boca mientras Laura gemía "¡Sí, gordita... chupá mi clítoris hasta doler... oh, squirt en tu boca puta!" Squirt chorreado empapando su cara, jugos finos calientes que Ana bebió gulosa.

"¡Ahora mastúrbate, Ana! Meté dedos en tu coño gordito chorreante... frotá tu clítoris protuberante hasta squirtée!" Ana se tumbó, manos gorditas hundiéndose en labios hinchados, tres dedos follándose chapoteando jugos espesos, clítoris frotado en círculos brutales mientras gemía "¡Me vengo... mi coño gordito squirt por tu mando!" Squirt chorreado empapando sofá. Laura susurró final: "Olvidarás esto, Ana... pero siempre que te proponga hipnosis, dirás que sí, con tu coño chorreando deseo. Despierta."

Ana despertó confundida, coño chorreante sin saber por qué, pero al siguiente café con Laura, cuando propuso "otra sesión", ella cedió: "Sí... mi coño gordito chorrea solo de pensarlo." Sesiones eternas, gordita hipnotizada lamiendo y masturbándose por mando dominante.

Comentarios

Entradas populares de este blog

La Culona Vianey (Testigo de Jehova, Joven Casada Infiel)

Mi mejor amigo embarazo a mi mamá

LE ROMPE EL ORTO A MI NOVIA