La Noche del Femboy



Lucas tenía veintinueve años, un tipo hetero normal, casado, con trabajo estable y una vida rutinaria. Nunca había mirado a otro hombre con deseo, pero todo cambió cuando conoció a Kai en una app de citas "para curiosos". Kai era un femboy de veintidós años: cuerpo delgado y suave como el de una chica, piel pálida impecable, pelo negro largo con mechas rosa, maquillaje sutil que le daba ojos de muñeca, tetas pequeñas hormonadas con pezones rosados siempre duros, culo redondo y alto que se movía como una invitación, y una pija que no tenía nada de delicada –veintidós centímetros gruesa, venosa, curva hacia arriba con glande morado ancho que goteaba precum constante y bolas pesadas llenas de semen espeso.



La primera cita fue en un motel discreto. Lucas llegó nervioso, polla dura en los pantalones solo de pensar en lo que iba a pasar. Kai lo recibió con un vestido corto negro que apenas cubría su culo, medias de red y tacones altos.

—Hola, papi hetero —susurró Kai con voz suave pero dominante—. ¿Listo para que te rompa el culo virgen?

Lucas tragó saliva.

—No sé si quiero… soy hetero, solo vine por curiosidad…

Kai sonrió, se acercó y le bajó el cierre de un tirón. La polla de Lucas saltó libre, dura y goteando. Kai se arrodilló y se la chupó lento, lengua girando en el glande mientras lo miraba con ojos de gata.

—Tu pija hetero está dura por mí… no mientas.

Lo empujó a la cama, lo desnudó por completo y lo puso a cuatro patas. Lucas temblaba, ano virgen rosado fruncido contrayéndose de miedo.

Kai se quitó el vestido. Su pija monstruosa saltó libre, gruesa y venosa, glande morado goteando precum que chorreaba por el eje hasta las bolas peludas. Se puso lubricante en abundancia y escupió en el ano de Lucas.

—No… por favor… no quiero… —sollozó Lucas, pero su polla goteaba precum sin parar.

Kai presionó el glande ancho contra el anillo fruncido. Empujó despacio. El ano virgen se resistió, pero cedió con un pop quemante. Lucas gritó de dolor, lágrimas rodando por sus mejillas.

—¡Me estás rompiendo el culo! ¡Sácala, por favor!

Kai no paró. Empujó más, centímetro a centímetro, la pija gruesa dilatando el recto virgen hasta el fondo. Lucas lloraba fuerte, cuerpo temblando, pero su polla traicionera goteaba más precum.

—Llorá, hetero puta —susurró Kai, empezando a embestir lento—. Tu ano aprieta mi pija trans como un coño virgen… sentís mis venas rozándote la próstata?

Aceleró. Thrusta profundos, bolas pesadas golpeando el perineo de Lucas, ano dilatado rojo alrededor del eje grueso. Lucas gemía entre sollozos, dolor convirtiéndose en placer oscuro.

—¡Duele… pero… oh joder… me gusta… no pares!

Kai lo folló con fuerza, mano masturbando la polla de Lucas al ritmo.

—Tu pija hetero chorrea por mi verga en tu culo… vas a correrte sin tocarte mientras te lleno de leche trans.

Lucas se corrió fuerte: chorros calientes salpicando la cama, ano convulsionando alrededor de la pija de Kai. Kai rugió y eyaculó dentro: semen espeso y caliente inundando el recto, rebosando por los bordes y goteando por las nalgas y muslos de Lucas.

Kai sacó la pija lentamente, ano dilatado y rojo goteando semen blanco espeso.

Lucas quedó temblando, llorando bajito, pero con una sonrisa.

—No quería… pero… joder… quiero más.

Kai le dio un beso en la mejilla.

—Te espero la próxima semana, hetero puta. Tu culo ya es mío.

Desde entonces, Lucas volvió cada fin de semana. Ano dilatado, creampie rebosante, lágrimas de placer y humillación. Hetero convertido en sumiso del femboy con pija enorme.

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