La madre de mi mejor amigo
**Luciano**: (mirando el reloj mientras toma el café) ¿Siempre tarda tanto en volver Héctor?
**Madre de Héctor**: (riendo suavemente) Es Héctor, siempre va a su ritmo. ¿Tenían algo importante que hacer?
**Luciano**: (sonríe) No, nada. Solo le traía algo de trabajo y, bueno, charlar un rato. Siempre es bueno hablar con alguien que entiende.
**Madre de Héctor**: (sirviendo más café) ¿Y sobre qué entienden ustedes los jóvenes?
**Luciano**: (ríe) Muchas cosas... pero no sé si todo lo hacemos bien. Sobre el amor, por ejemplo, creo que nos complicamos demasiado.
**Madre de Héctor**: (levanta una ceja) ¿El amor? ¿Complicarse demasiado? Eso lo hacen todas las generaciones.
**Luciano**: Puede ser... Pero siento que ahora todo es como una carrera. ¿Cuántas veces saliste? ¿Ya es oficial? ¿Subiste la foto juntos? Es agotador.
**Madre de Héctor**: (asiente, pensativa) Antes también había presiones, pero eran diferentes. Las familias, las apariencias... aunque suena menos público que lo que cuentas.
**Luciano**: (sonríe) Público es quedarse corto. Parece que todos tienen derecho a opinar. Y si no estás en pareja, también hay preguntas: ¿qué esperás? ¿No querés a alguien?
**Madre de Héctor**: (lo mira fijamente) ¿Y vos? ¿Querés a alguien?
**Luciano**: (se queda en silencio unos segundos) Sí... pero no sé si es lo correcto.
**Madre de Héctor**: (ríe) Ay, chico, el amor nunca es “correcto”. Es lo que es.
**Luciano**: (con una sonrisa triste) ¿Y si no funciona?
**Madre de Héctor**: (encogiéndose de hombros) Entonces no funciona. Pero si no lo intentás, nunca vas a saber.
**Luciano**: (mirando el café) Supongo que tenés razón.
**Madre de Héctor**: Siempre tengo razón, querido. Por eso soy madre.
¡Eso le da un giro interesante! Aquí tienes cómo podría continuar la escena, integrando el beso:
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**Madre de Héctor**: (mirándolo más de cerca) ¿Y esa persona? ¿Por qué pensás que no es lo correcto?
**Luciano**: (bajando la mirada) No sé... porque está fuera de lo que los demás esperan. Es alguien que no encaja en mi mundo...
**Madre de Héctor**: (suavemente) Pero encaja en vos. ¿O no?
**Luciano**: (levantando los ojos hacia ella) Sí. Más de lo que debería.
**Madre de Héctor**: (sonriendo con calidez) Entonces, ¿cuál es el problema?
**Luciano**: (mirándola intensamente, como si buscara algo en sus ojos) El problema es que me hace sentir cosas que no esperaba.
**Madre de Héctor**: (manteniéndole la mirada) A veces esas son las mejores cosas... las que no esperás.
(Un silencio cargado llena la sala. Luciano se inclina ligeramente hacia adelante, como si estuviera probando los límites. Ella no retrocede, al contrario, su mirada es tranquila, pero desafiante. El aire parece pesado y denso, lleno de algo que ninguno de los dos se atreve a nombrar. Finalmente, es Luciano quien da el paso. Se inclina y la besa, con cuidado, como si tuviera miedo de romper algo frágil.)
**Madre de Héctor**: (después del beso, con una sonrisa ligera y juguetona) Si Héctor llega ahora, creo que no vamos a saber cómo explicarle esto.
**Luciano**: (apartándose, nervioso) Perdón, no sé por qué...
**Madre de Héctor**: (interrumpiéndolo) No te disculpes. A veces, lo que sentimos simplemente sucede.
**Luciano**: (aún inquieto) ¿Y ahora?
**Madre de Héctor**: (encogiéndose de hombros) Ahora vamos a mi cuarto
Luciano se desvistió lentamente, mientras observaba cómo la madre de Héctor se quitaba su vestido. La miraba con admiración, sorprendido de cómo una mujer mayor podía ser tan atractiva.
—¿Me encuentras atractiva? —preguntó la madre de Héctor, sonriendo mientras se quitaba el sostén y las bragas.
—Sí —respondió Luciano, su mirada recorriendo su cuerpo desnudo—. Me pareces increíble.
La madre de Héctor se acercó a él y lo besó en los labios. Luciano la abrazó, sintiendo su cuerpo desnudo contra el suyo. La besó con pasión, mientras sus manos exploraban su cuerpo.
Después de unos momentos de besos, la madre de Héctor se separó de él y lo llevó a la cama. Se acostaron juntos, con sus cuerpos desnudos entrelazados.
—Quiero que me la chupes —dijo la madre de Héctor, mientras se ponía en cuatro patas y se inclinaba hacia adelante.
Luciano se puso detrás de ella y comenzó a chupar su vagina con avidez. La madre de Héctor gimió de placer, sintiendo cómo la lengua de Luciano la hacía sentir bien.
Mientras Luciano la chupaba, la madre de Héctor se dio vuelta y se acostó boca arriba. Luego, se sentó sobre la cara de Luciano y comenzó a chupar su miembro erecto.
Luciano gimió de placer, sintiendo cómo la boca de la madre de Héctor lo hacía sentir bien. Siguió chupando su vagina mientras ella lo chupaba a él, creando un círculo de placer mutuo.
Después de varios minutos de chuparse mutuamente, la madre de Héctor se separó de Luciano y se acostó boca arriba. Lo miró con deseo en sus ojos.
—Metemela —dijo, mientras se abría de piernas.
Luciano se puso encima de ella y la penetró con su miembro erecto. La madre de Héctor gimió de placer, sintiendo cómo el miembro de Luciano la hacía sentir bien.
Luciano comenzó a moverse arriba y abajo, penetrándola con avidez. La madre de Héctor gimió más fuerte, sintiendo cómo el miembro de Luciano la hacía sentir bien.
Después de varios minutos de penetrarla con avidez, Luciano no pudo aguantar más y eyaculó dentro de la vagina de la madre de Héctor. Ella gimió de placer, sintiendo cómo el semen de Luciano la hacía sentir bien.
Cuando terminaron, Luciano se separó de ella y se acostó a su lado. La madre de Héctor lo abrazó, sonriendo.
—Fue increíble —dijo, mientras lo besaba en los labios.
—Sí —respondió Luciano—. Nunca había sentido algo así antes.
La madre de Héctor sonrió y se acurrucó contra él.
—Me alegra que te haya gustado —dijo, mientras cerraba los ojos.
Luciano la abrazó y la mantuvo cerca, sintiendo cómo su cuerpo se relajaba contra el suyo. Sabía que aquello había sido algo que su amigo nunca le perdonaria.
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