Perdiendo a mi novia 2
Tras aquella noche inolvidable, algo cambió en mí. Notaba cómo mi culito deseaba ser tocado y explorando de manera diferente.
Claudia también estaba diferente, más sonriente y segura de sí misma. Habíamos roto las barreras de lo convencional, y los dos éramos conscientes.
Luca se había convertido en nuestro confidente, y a menudo hablábamos de aquella velada. Claudia aseguraba que había sido la mejor noche de su vida, y yo no podía evitar sentirme halagado y a la vez celoso de su amigo.
Pero algo había cambiado en mí. cada vez que Claudia y yo teníamos relaciones, extrañaba la penetracion de Luca y su miembro grueso en el ano. Quería volver a sentir su cuerpo, y una noche no pude evitar decírselo a mi novia.
Se sonrojó y me besó con passion. Sabía lo que quería decir, y había algo en su mirada que también lo anhelaba.
Quedamos los tres en casa de Luca esta vez. Bebimos vino y charlamos de todo menos de lo evidente. Yo notaba la tensión sexual en el ambiente, como si fueran dos animales listos para atacar.
Claudia se excusó para ir al baño, y Luca se acercó a mí con una sonrisa pícara. Me susurró que tenía algo preparado, y yo me acerqué curioso a su dormitorio.
Me mostró un arnés con un consolador adjunto. Explico que quería que Claudia se lo pusiera y que me penetrara. Vi un brillo lascivo en sus ojos que me excito muchísimo.
Claudia volvió y Luca le explicó su idea. Al principio dudosa, mi novia terminó por aceptar con una sonrisa pícara. Se puso el arnés con habilidad y se acercó a mí con una mirada dominante.
Me hizo sentar en la cama y comenzó a besame el cuello, mientras Luca se tumbó a mi lado con una erección obvia. Claudia se quitó la ropa con lentitud, saboreando cada momento.
Yo también me desnudé, sintiendo la mirada de Luca sobre mí. Claudia se arrodilló entre mis piernas y comenzó a chuparme el miembro con ganas, mientras sus manos expertas me tocaban el culo.
Notaba cómo me ponía duro con su boca, y su lengua juguetona me hacía gemir. Luca se acercó por detrás y comenzó a acariciarme el ano con sus dedos, preparándome para lo que vendría después.
Claudia se dio vuelta, con el consolador frente a mi cara. Olía a latex y a su perfume, una mezcla que me volvío loco. Le chupé la punta, saboreando un gusto desconocido, y ella se sonrió con malicia.
Se sentó en mi regazo y comenzó a cabalgarme con ímpetu. Yo gemía de placer, mientras Luca me masturbaba con ternura. Su toque experto hacía que mi excitación aumentara a full.
Claudia se retorcía encima mía, y yo notaba cómo el consolador la satisfacía a ella también. Luca se acercó y le besó los pechos, lamiendo sus pezones con lujuria.
Las sensaciones eran demasiado buenas como para durar, Luca me pajeaba con frenesi y no tardé en correrme. Claudia se corría al mismo tiempo, gritando un nombre inexacto.
Luca me ayudó a levantarme, y me llevó hasta el baño. Me besó con lujuria, mientras yo le respondía con igual pasión. Abrió el grifo y me hizo sentar en el borde de la bañera, comenzando a lavarme el miembro con cuidado.
Su tocamiento era delicado y a la vez firme, y yo notaba cómo me excitaba de nuevo. Claudia apareció por detrás y me besó el cuello, mientras Luca me regalaba una paja lenta y sensual.
Sentía que aquella noche no iba a terminar nunca, y eso me ponía todavía más caliente. Los dos jugaban conmigo como si fuera su juguete, y yo disfrutaba cada momento.
Luca se agachó y comenzo a chuparme el culo, mientras Claudia me besaba la boca con pasión. Sabía a sudor y a sexo, un cóctel explosivo que me hacía perder el control.
Notaba cómo Luca me abría con sus dedos, y después sentí una presión firme que me hizo gemir. La verga de Luca volvía a entrar en mi culo, y la sensación era increíblemente buena.
Claudia cabalgaba sobre mí mientras Luca me dominaba el ano, y yo solo podía gemir y gozar con aquello. Los dos trabajaban en armonía, como si fueran una máquina del placer.
La emoción era tan grande, que no tardé en correrme de nuevo. Luca saco su pene de mi culo se corrió en mi boca, y yo saboreé su esencia con deleite, mientras Claudia alcanzaba otro orgasmo poderoso.
Los tres caímos exhaustos en la cama, enredados y satisfechos. Claudia y yo nos abrazamos, y pude notar sus senos contra mi pecho. Luca se tumbó a nuestro lado, y los tres sonreíamos por la hazaña lograda.
Claudia se sonrojó y me susurró al oído que había sido increíble. Yo le respondí con un beso, sabiendo que nuestra relación no sería igual desde aquel momento.
Comenten por favor si quieren una tercera parte.
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