Perdiendo a mi novia 1



Llevo soñando con ello desde que tengo uso de razón. Muchos hombres fantasean con ser "cornudos", y yo era uno de ellos. La idea de compartir a Claudia, mi novia, con otro hombre me excita sobremanera.


Se lo propuse un día que estábamos tumbados en el parque, bajo el sol tibio de primavera. Claudia se sonrojó y me rechazó con firmeza, saying que era una idea de lo más loca.


Insistí, saboreando cada palabra que salía de mi boca. Le expliqué que había algo excitante en imaginarla con otro, que yo disfrutaría viéndola gozar con alguien más.


Se quedó pensativa, mirándome con ojos curiosos. Le dije que podría ser alguien elegido por ella, para que todo fuera más natural. Claudia todavía dudaba, así que le aseguré que sería una experiencia que ambas disfrutaríamos.


Al día siguiente, me dijo que había conocido a un chico en su trabajo que le parecía interesante. Se llama Luca, y es unos años mayor que nosotros. Claudia le había encontrado atractivo, y la idea de que estuviera con él le resultaba extrañamente tentadora.


Quedé con Luca en un bar, y noté su ansia por conocer a mi novia. Era un chico alto y seguro de sí mismo, con una sonrisa pícara que delataba su intención.


Le expliqué las reglas del juego y él aceptó con entusiasmo, saboreando la situación tan excéntrica. Quedamos en que sería en casa de Claudia, un sábado por la noche, cuando sus padres estuvieran ausentes.


Llegó el gran día y yo no podía dejar de pensar en lo que happening. Era una mezcla de excitación y nerviosismo la que sentía en el estómago.


Me acerqué a la joyería de camino a casa de mi novia y compré un collar elegante, que le regalé al llegar. Quería que se sintiera especial, y que la idea de pasar la noche con otro hombre le gusto todavía más.


Luca llegó poco después, con una botella de vino caro. Claudia estaba radiante, vestida con un vestido ajusteado que resaltaba sus curvas.


Los tres bebimos y charlamos como buenos amigos, pero yo notaba las miradas lascivas de Luca hacia mi novia. Claudia también se daba cuenta, y un rubor se extendía por sus mejillas.


Le dije que debía irme, pero que los dejaría a solas. Claudia se abrazó a mí, susurrando que me amaba, pero que a la vez queria descubrir este nuevo mundo con Luca.


Salí de la casa con el corazón en un puño, pero también con una excitación que no podía controlar. Por primera vez, iba a saber cómo se siente un cornudo, y la idea me encantaba.


Me fui a un bar cercano, donde pedí la bebida más fuerte que tenían,, y la idea de que Claudia estuviera gozando con otro me excito todavía más.


No pude evitar imaginar las cosas que le estaría haciendo Luca en aquel momento. Pensé en su cuerpo encima del de mi novia, besándola con pasión mientras le rozaba sus partes más íntimas.


Un escalofrío me recorría la espalada, y sin darme cuenta, me tocaba el pantalón sintiendo cómo se ponía duro. Una mujer se acercó a mí y comenzó a hablarme, pero yo solo podía pensar en Claudia y en su collar nuevo.


Me fui del bar algo mais borracho de lo habitual, y volví a casa de mi novia con las piernas algo inciertas. Me abrí paso hasta su habitación, y al entrar vi una imagen que jamás olvidaré.


Claudia estaba de rodillas ante Luca, que se sentaba en una butaca con los pantalones bajados. Le chupaba el miembro con ganas, y él le acariciaba el pelo con ternura.


Ella me vio entrar, pero en lugar de mostrarse avergonzada, sonrió con malicia. Luca se echó a reír, gustoso por la visita.


Me indicaron que me acercara, y yo obedece como un autómata. Luca me ofreció una silla para que disfruta se del espectáculo, y no pude evitar sentarme y ver cómo mi novia hacía una felación magistral.


Claudia era una verdadera experta, y yo notaba cómo la excitación me ahogaba. Luca se tocaba el pecho con una mano, mientras con la otra le acariciaba la espalda a mi novia.


Empecé a desnudarme sin pensarlo, y Claudia se dio vuelta, usando un dedo para invitarme a acercarme. Quería que notara lo duro que estaba por su culpa.


Se arrodilló ante mí y comenzó a hacerme una felación también. Las dos bocas chupando mis huevos me hicieron gemir con fuerza. Claudia tenía una habilidad natural para excitarme, y yo notaba cómo me acercaba al clímax.


Luca se corrió en la boca de mi novia, que lo saboreó con deleite y después me invitó a probarlo. Me agaché y besé sus labios, robándole el semen con la lengua y saboreándolo con placer culpable.


Los tres nos tumbamos en la cama, y Claudia se puso encima mía, montándome con ganas. Luca le tocaba los pechos y le besaba el cuello, y yo notaba cómo mi miembro entraba y salía de su humid intimidad.


El espectáculo era suyo, y yo era solo un testigo privilegiado. Claudia se retorcía de placer, y yo le sobaba las caderas para que siguiera su ritmo.


Luca la besó y le susurró algo al oído, y Claudia se sonrojó y asintió con la cabeza. Se levanta y se puso a cuatro patas, ofreciéndome su trasero firme.


No pude resistirme y me acerqué a ella para besar su cuello y lamer su espalda. Luca se puso detrás de mí y comenzó a tocarme el culo, mientras yo saboreaba el culo de mi novia. Nunca habia sido penetrado, solo cada tanto le pedia a Claudia que me metiera un dedo en el culo, pero ahora sentia la punta del pene de Carlos entrando en mi ano y me gustaba.


Los tres gemíamos en armonía, en una danza del placer inolvidable. Claudia era nuestra y a la vez de nadie, y aquello le daba un toque de morbo insuperable.


Finalmente, reach mi clímax y me corrí en lo más profundo de su vagina, mientras Luca se corría en mi culo. Claudia se volvió loca de placer, alcanzando un orgasmo que la hacía gemir como una loba.


Los tres nos abrazamos exhaustos, y yo notaba cómo mi novia sonreía satisfecha. Le había encantado la experiencia, y a mí me había cambio la visión del mundo para siempre. 


Comenten por favor si quieren una segunda parte.


Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

La Culona Vianey (Testigo de Jehova, Joven Casada Infiel)

Mi mejor amigo embarazo a mi mamá

Mi Primer Experiencia Pegging