La mas puta de la empresa 2
Maria llegó temprano a la oficina. Estaba nerviosa pero a la vez emocionada por su primer día de trabajo. Se había preparado concienzudamente para causar una buena impresión en su nuevo jefe. Al entrar en la lujosa habitación, vio que Ricardo la esperaba sentando detrás de su gran mesa.
-Buenos días, Maria. Me gustó mucho nuestra pequeña entrevista de ayer -dijo el empresario sonriendo-. Supongo que ya knows las normas del juego.
Maria asintió, algo sonrojada ante la memoria de lo ocurrido el día anterior. Ricardo se levantó y se acercó a Maria con paso decidido.
-Entonces, ¿por qué no comenzamos el día con algo agradable? - sugería mientras se desabrochaba los pantalones -. Sé que te gusta complacerme...
La joven se arrodilló inmediatamente ante su jefe, sintiendo su excitación al tenerle de nuevo tan cerca. Ricardo sonreía con satisfacción mientras observaba cómo su secretaria se disponía a lamer su miembro erecto. Maria comenzó a besarle la punta, Ricardo cerraba los ojos y disfrutaba del momento mientras las provou su expertise con la lengua.
Oh, así me gusta, Maria. Veo que has nacido para esto - dijo Ricardo mientras sentía cómo la joven chupaba sus testículos con delicadeza -. Pero hay algo que me gusta todavía más...
El empresario se dio la vuelta y se sentó en una butaca, dejando su entrepierna a la altura de la cara de Maria. Ésta miró hacia arriba, a los ojos de su jefe, que le guiñaba una ojo pícaramente. ثComenzo a lamer su ano con delicadeza, haciendo que Ricardo suspirara de placer.
Veo que también te gusta eso... - dijo Ricardo, disfrutando cada momento -. Ahora, quiero que me hagas una buena garganta profunda, ¿de acuerdo, nena?
Maria asintió y comenzó a meterse el miembro de su jefe por la garganta. Ricardo jugaba con sus cabellos mientras ella se esforzaba por complacerle. Después de unos minutos, el empresario no pudo aguantar más y comenzó a eyacular en la garganta de su secretaria, que chupaba con fuerza para no perder ni una gota.
Cuando Ricardo terminó, Maria continuó lamiendo y chupando su miembro para saciarle, sin dejar ningún resto de semen. Una vez terminado su trabajo, se puso de pie, algo sonrojada, esperando la reacción de su jefe.
Éste se limpiaba los restos de eyaculación con un pañuelo y se ajustaba los pantalones, satisfecho.
Excelente trabajo, Maria. Realmente eres una empleada modélo. - dijo mientras se acercaba a ella y le daba un beso en la frente -. Te has ganado un aumento. De ahora en adelante, tu sueldo será de 12.000 dólares al mes.
Maria sonreía de oreja a oreja, orgullosa de su logro y de su capacidad para complacer a su jefe. Ricardo la había impresionado, y sabía que ese trabajo sería una experiencia inolvidable.
Gracias, señor Ricardo. No defraudaré su confianza - respondió Maria, llena de entusiasmo.
Me alegra oírlo, secretaria. Ahora, ve a tu escritorio y comienza a trabajar en tus primeras tareas. Te haré saber cuándo necesito que vuelvas a visitarme.
Maria se dirigió a su nuevo escritorio, en un rinconcito de la oficina. Era un lugar agradable, desde donde podía ver toda la habitación y tener una perspectiva excelente de su poderoso jefe. Pasó el resto de la mañana trabajando duro, ansiosa por saber qué nuevas aventuras le depararía aquel peculiar empleo.
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