Sofía, 19 años, recien casada, conoce el sexo anal



Juan, un hombre de 46 años, se había casado con una mujer de 19 años, llamada Sofía. Juan era un hombre de negocios exitoso, con una carrera establecida y una vida llena de responsabilidades. Sofía, por otro lado, era una mujer sumisa y obediente, que se encantaba de estar a su lado.


Juan estaba fascinado por la virginidad de Sofía y la idea de ser el primer hombre en desflorarla. Desde el principio de su relación, Juan había tratado cuidadosamente con Sofía, tratando de mantener su virginidad intacta hasta el día de la boda.


El primer día de su luna de miel, Juan decidió darle a Sofía un regalo especial. Le dijo que se preparara para algo extraño y desconocido. Sofía se asustó pero se acercó a él con un corazón abierto. Juan le dijo que quería hacerle algo que ella nunca había experimentado antes. Sofía estaba intrigada y nerviosa al mismo tiempo.


Juan le dijo que queria hacerle el amor anal. Sofía estaba horrorizada y se preguntaba cómo podía hacerlo con ella, pero Juan le prometió que lo haría lentamente y cuidadosamente. Sofía se sentía insegura pero también excitada por la idea.


Juan comenzó a tocar su cuerpo, explorando sus senos y sus labios, antes de bajarse a sus rodillas para mirar directamente en sus ojos. Sofía se sentía vulnerable pero también seducida por el poder que tenía sobre ella. Juan le dijo que se pusiera en posición para que él pudiera entrar en ella desde atrás. Sofía obedeció sin decir nada y se puso en posición, arrodillándose sobre el lecho.


Juan comenzó a lamer sus ano y sus nalgas antes de entrar en ella desde atrás. Sofía sentía la sensación del hombro entrando en ella, lentamente y cuidadosamente. Juan continuó avanzando hasta que estaba completamente dentro de ella, y Sofía gritó con dolor y placer al mismo tiempo. Juan comenzó a moverse lentamente dentro de ella, sintiéndose más profundo con cada movimiento.


Sofía estaba asustada pero también excitada por la sensación nueva que estaba experimentando. Juan continuó moviéndose dentro de ella hasta que finalmente llegó a su punto culminante, gritando con placer mientras se retiraba lentamente de ella. Sofía se sintió agotada pero también satisfecha por la experiencia que había acabado de vivir.


Desde entonces, Juan continuó explorando el mundo del sexo anal con Sofía, cada vez más profundamente y con más detalles. Sofía se había convertido en una mujer sumisa y obediente en todo lo relacionado con el sexo anal, sintiéndose completamente a su disposición para cualquier deseo sexual que Juan pudiera tener hacia ella. El amor anal había cambiado su relación sexual completamente, convirtiéndola en algo más profundo y más significativo para ambos lados.

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