La secretaria sometida analmente
Era otro día agitado en la oficina. Carla, una joven y hermosa secretaria, estaba emocionada por su nueva experiencia de juego de roles con su jefe, el Sr. Rodríguez. Desde hace tiempo, habían fantaseado con una dinámica de poder en el entorno laboral, y finalmente habían decidido llevarla a cabo.
Carla entró en la oficina del Sr. Rodríguez, llevando un ajustado vestido negro y tacones altos, su cabello recogido en un elegante moño. Ella se inclinó levemente ante él, mostrando su sumisión y respeto.
Sr. Rodríguez: (con voz autoritaria) Carla, por favor, cierra la puerta y acércate a mi escritorio.
Carla: (con voz suave y sumisa) Sí, señor.
Carla cerró la puerta y caminó lentamente hacia el escritorio del Sr. Rodríguez, sintiendo la mirada dominante de su jefe sobre ella. Se detuvo frente a él, esperando sus instrucciones.
Sr. Rodríguez: (con una mirada intensa) Hoy, Carla, serás mi secretaria sumisa. Estoy a cargo aquí, y espero que me obedezcas en todo momento.
Carla: (bajando la mirada) Sí, señor. Haré todo lo que me ordene.
El Sr. Rodríguez tomó el control de la situación, ordenando a Carla que se arrodillara ante él. Ella lo obedeció sin dudarlo, sabiendo que su papel era complacer a su jefe en todos los sentidos.
Sr. Rodríguez: (acariciando suavemente el rostro de Carla) Eres una buena chica, Carla. Ahora, desabrocha mi pantalón y muestra tu devoción por tu jefe.
Carla, con manos temblorosas pero llenas de excitación, desabrochó los pantalones del Sr. Rodríguez y liberó su miembro erecto. Lo tomó con delicadeza en sus manos y comenzó a acariciarlo, siguiendo el ritmo que su jefe le dictaba.
Carla: (susurrando) Señor, ¿hay algo más que pueda hacer por usted?
Sr. Rodríguez: (gimiendo de placer) Sí, Carla. Quiero que me muestres tu obediencia total. Levántate y doblate sobre mi escritorio.
Carla obedeció al instante, posicionándose como su jefe le indicó. Sintió el latido de su corazón acelerarse mientras esperaba lo que vendría a continuación.
Sr. Rodríguez: (con voz dominante) Prepárate, Carla. Voy a tomarte de la forma en que mereces, como mi secretaria sumisa.
El Sr. Rodríguez se acercó a Carla y, con firmeza pero con cuidado, la penetró analmente. Ella soltó un gemido mezcla de placer y dolor, sintiendo cómo su cuerpo se llenaba con su miembro.
Carla: (susurrando) Sí, señor. Tómame como desee. Soy su secretaria sumisa.
El Sr. Rodríguez embistió con fuerza y ritmo, llevando a Carla al borde del éxtasis. Ambos se dejaron llevar por el placer y la pasión, sumergidos en su juego de roles y entregándose por completo a sus fantasías más osadas.
Después de un intenso clímax compartido, el Sr. Rodríguez se retiró de Carla, y ambos se tomaron un momento para recuperarse.
Sr. Rodríguez: (acariciando el rostro de Carla) Eres una secretaria excepcional, Carla. Has demostrado tu lealtad y entrega. Continuaremos explorando nuestros roles en el futuro.
Carla: (sonriendo) Gracias, señor. Estoy ansiosa por seguir complaciéndolo.
Ambos se acomodaron, sabiendo que habían llevado su relación laboral a un nivel completamente nuevo. Seguirían explorando su juego de roles en la oficina, encontrando el equilibrio perfecto entre sumisión y dominio.
Y así, en ese ambiente de placer y consentimiento mutuo, la oficina se convirtió en su refugio para cumplir sus fantasías más ardientes y secretas.
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