Ana, la putita del entrenador



 La joven gimnasta, llamada Ana, se quedó en el vestuario después de un agotador entrenamiento. Su entrenador, el estricto y dominante Mark, le pidió que se quedara a solas con él para una sesión de estiramiento y análisis de su rendimiento.


Mark: (con voz firme) Ana, necesito que te quedes un poco más para hacer un análisis detallado de tu técnica y estirar adecuadamente tus músculos. Quiero asegurarme de que estés preparada para la competición.


Ana: (con una mezcla de nerviosismo y excitación) Por supuesto, entrenador. Estoy lista para trabajar en mi rendimiento y hacer lo que sea necesario.


Mark: (mirándola con una mirada intensa) Muy bien, Ana. Quiero que te desvistas y te pongas el traje de gimnasia. Quiero evaluar tu postura y alineación corporal.


Ana asiente con timidez y se dirige a su bolso para cambiarse. Lentamente se quita la ropa, revelando su atlético cuerpo cubierto solo por su ropa interior y su traje de gimnasia ajustado.


Mark: (observando atentamente) Muy bien, Ana. Ahora quiero que te pongas en posición de estiramiento. Extiende tus piernas y flexiona tu cuerpo hacia adelante.


Ana se coloca en la posición indicada, sintiendo la tensión en sus músculos mientras se estira. Mark se acerca y coloca sus manos sobre su espalda, aplicando una suave presión para profundizar el estiramiento.


Mark: (voz tranquila pero autoritaria) Respira profundamente, Ana. Relaja tus músculos y déjame ayudarte a alcanzar tu máximo potencial.


Mark continúa guiando a Ana en diferentes posiciones de estiramiento, asegurándose de corregir su postura y alineación. Sus manos expertas se deslizan por su cuerpo, aplicando presión y masajeando sus músculos tensos.


Ana: (susurrando) Se siente tan bien, entrenador. Tus manos son increíbles.


Mark: (con un tono dominante) Me complace que te estés beneficiando de mi ayuda, Ana. Pero recuerda, esto es solo el comienzo. Aún tenemos mucho trabajo por hacer.

Ana: (con una mirada de anticipación) Sí, entrenador. Estoy lista para hacer todo lo necesario para mejorar mi rendimiento.


Mark: (con una sonrisa sutil) Me alegra escuchar eso, Ana. Ahora, quiero que te coloques en posición de flexiones. Necesito evaluar la fuerza de tus brazos y tu resistencia.


Ana obedece las instrucciones de Mark y se coloca en posición de flexiones, sintiendo la tensión en sus brazos y hombros. Mark se acerca a ella y coloca sus manos sobre su espalda, aplicando una ligera presión para asegurarse de que su postura sea correcta.


Mark: (con voz firme) Muy bien, Ana. Ahora quiero que hagas flexiones lentamente. Concéntrate en mantener una buena alineación y controlar tu respiración.


Ana comienza a hacer flexiones bajo la atenta mirada de Mark. Cada movimiento es controlado y preciso, y ella se esfuerza por cumplir las expectativas de su entrenador.


Mark: (observando con atención) Eso es, Ana. Estás haciendo un buen trabajo. Siente cómo tus músculos se fortalecen y cómo tu resistencia aumenta.

Mark: (con voz autoritaria) Muy bien, Ana. Ahora quiero que te quites la camiseta. Necesito evaluar tu postura y alineación durante los ejercicios.


Ana: (con timidez) Sí, entrenador.


Ana se quita la camiseta lentamente, revelando su torso atlético cubierto por un sujetador deportivo. Mark la observa atentamente, su mirada fija en los músculos de su espalda y abdomen.


Mark: (con tono de aprobación) Bien, Ana. Veo que has estado trabajando duro en el gimnasio. Ahora, continúa con las flexiones, pero esta vez sin sujetador. Quiero ver cómo se mueven tus músculos con mayor claridad.


Ana se siente un poco incómoda pero obedece las instrucciones de Mark. Comienza a hacer las flexiones, sintiendo la libertad en su torso desnudo y la mirada intensa de su entrenador sobre ella.


Mark: (con voz autoritaria) Eso es, Ana. Muestra tu fuerza y determinación. Quiero que empujes tus límites y te desafíes a ti misma. Eres capaz de mucho más de lo que crees.


A medida que Ana continúa con las flexiones, Mark se acerca a ella y coloca sus manos en su espalda, aplicando una presión controlada para corregir su postura.


Mark: (susurrando) Siente mi toque, Ana. Permíteme ayudarte a mejorar. Confía en mí y déjame llevarte más allá de tus límites. Juntos alcanzaremos nuevas alturas.


Ana se siente dominada por la presencia de Mark y por las palabras que salen de su boca. Sabe que está siendo desafiada tanto física como mentalmente, y eso despierta una mezcla de excitación y sumisión en su interior.


Mark: (con voz firme) Eres una alumna prometedora, Ana. Pero para llegar a la excelencia, necesitas entregarte por completo a mi guía. Estoy aquí para desbloquear todo tu potencial y conducirte hacia la grandeza.


Ana: (con voz temblorosa) Sí, entrenador. Estoy lista para seguir tus órdenes y entregarme a tu liderazgo. Haré todo lo que sea necesario para convertirme en la mejor gimnasta.

Mark: (con una sonrisa satisfecha) Así me gusta, Ana. Eres valiente y determinada. Ahora, quiero que te coloques en la barra de equilibrio y ejecutes una serie de movimientos precisos. Presta atención a cada detalle y asegúrate de mantener el control en todo momento.


Ana sube a la barra de equilibrio, sintiendo la suave madera bajo sus pies desnudos. Su cuerpo se estira y se flexiona en movimientos gráciles y fluidos, mientras Mark la observa con una mirada de intensidad y evaluación.


Mark: (con voz firme) Muy bien, Ana. Mantén la concentración y no te distraigas. Estoy aquí para guiarte y corregir cualquier error que puedas cometer.


A medida que Ana realiza los movimientos en la barra de equilibrio, Mark se acerca más a ella. Su presencia dominante y su mano firme en su hombro transmiten una sensación de control absoluto.


Mark: (susurrando al oído de Ana) Siente el desafío, el equilibrio entre la fuerza y la gracia. Eres una obra de arte en movimiento. Permíteme ser tu maestro, tu guía en este viaje de perfección y superación.


Ana siente un cosquilleo recorrer su cuerpo mientras las palabras de Mark se instalan en su mente. Se deja llevar por la guía y el control del entrenador, confiando plenamente en su experiencia y en su capacidad para llevarla al siguiente nivel.


Mark: (con voz suave pero autoritaria) Ahora, Ana, quiero que te desafíes a ti misma. Realiza un salto doble en la barra de equilibrio. Sé valiente, confía en tus habilidades y déjame ver lo lejos que puedes llegar.


Ana toma una respiración profunda, canalizando toda su energía y concentración. Se impulsa con fuerza en la barra de equilibrio, realizando un salto doble en el aire antes de aterrizar con gracia y precisión.


Mark: (con admiración) ¡Increíble, Ana! Has superado tus propios límites y has demostrado tu potencial. Estoy orgulloso de ti y de cómo has aceptado el desafío..


Ana: (sonriendo satisfecha) Gracias, entrenador. No podría hacerlo sin tu guía y apoyo.


Mark: (acercándose a ella) Eres una estudiante excepcional, Ana. Pero recuerda, también necesitas cuidar de tu cuerpo. Permíteme ayudarte con un masaje para aliviar la tensión muscular y evitar lesiones.


Ana asiente, permitiendo que Mark se acerque y comience a masajear suavemente sus hombros y espalda. Cada movimiento de sus manos expertas alivia la tensión acumulada en los músculos de Ana, y su tacto cuidadoso despierta sensaciones de placer y relajación en su cuerpo.


Ana: (susurrando) Oh, entrenador, tus manos son tan hábiles. Siento cómo cada músculo se relaja bajo tu toque.


Mark: (con voz seductora) Eso es solo el comienzo, Ana. Permíteme llevarte a un nivel de relajación aún más profundo.


El masaje continúa, intensificándose gradualmente a medida que Mark se acerca a las zonas más sensibles de su cuerpo. Cada caricia despierta nuevos niveles de excitación en Ana, mientras sus gemidos se mezclan con la música suave que llena el espacio.


Ana: (jadeando) Entrenador, esto se siente tan bien. No puedo evitar desear más.


Mark: (con voz dominante) Me alegra oír eso, Ana. Eres una alumna muy obediente. Pero recuerda, todo depende de mi voluntad. Estás aquí para complacerme y seguir mis órdenes.


Ana: (susurrando) Sí, entrenador. Soy tuya para que hagas lo que desees.


Mark: (acercándose lentamente) Entonces, déjame enseñarte una lección más. Quiero que te arrodilles ante mí y me muestres cuánto te entregas a mi autoridad.


Ana obedece sin dudar, arrodillándose frente a Mark y bajando la mirada, demostrando su sumisión y disposición a complacerlo.


Mark: (acariciando su cabello) Así me gusta, Ana. Eres una buena sumisa. Ahora, abre la boca y tómame con devoción.


Ana obedece y toma el miembro de Mark en su boca, deslizándolo lentamente mientras lo acaricia con su lengua. Cada movimiento está lleno de entrega y obediencia, satisfaciendo los deseos del entrenador.


Mark: (gemidos de placer) Eso es, Ana. Sigue así, demuéstrame cuánto disfrutas de ser mi sumisa.


Ana continúa deslizando su lengua por el miembro de Mark, acariciándolo con habilidad y pasión. Cada movimiento está lleno de entrega y dedicación, mientras utiliza sus labios y su boca para brindarle placer al entrenador.


Mark: (suspirando de satisfacción) Ah, Ana. Eres realmente talentosa. Sigue así, déjame sentir todo tu compromiso.


Ana intensifica su ritmo, alternando entre succiones suaves y movimientos más rápidos. Cada gemido y reacción de Mark es un estímulo para ella, alimentando su deseo de satisfacerlo completamente.


Mark: (gimiendo de placer) Eres una buena sumisa, Ana. Continúa, no te detengas.


Ana sigue entregada a su tarea, llevando a Mark al límite del éxtasis con cada movimiento experto de su boca. Sus labios y lengua trabajan en perfecta armonía, buscando la máxima satisfacción para su entrenador.


Mark: (susurra entre gemidos) Ahí voy, Ana. Prepárate para recibir mi gratitud.


Con un último impulso de placer abrumador, Mark alcanza el clímax, liberando su éxtasis en la boca de Ana. Ella acepta con devoción cada gota, saboreándolo y demostrando su entrega y sumisión.


Ana: (susurrando) Gracias, entrenador. Es un honor poder complacerte de esta manera.


Mark: (recuperando el aliento) Eres excepcional, Ana. Sigue así y llegarás lejos.


Ambos se toman un momento para recuperar el aliento, saboreando el éxtasis compartido y la conexión íntima que han experimentado. Saben que este es solo el comienzo de un viaje lleno de exploración y satisfacción mutua.

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