Alex recibe unos azotes

 



Elena: (voz firme y seductora) Alex, quiero que te arrodilles frente a mí y me mires a los ojos.


Alex: (ansioso por complacer) Sí, profesora. Lo haré.


Elena: Ahora, lentamente, desabrocha mi blusa y acaricia mis pechos con tus manos.


Alex: (tembloroso pero excitado) Sí, profesora. (desabrocha la blusa de Elena y comienza a acariciar sus pechos suavemente)


Elena: No tengas miedo de apretarlos un poco más, quiero sentir tu deseo por mí.


Alex: (aumentando la presión de sus manos) ¿Así está bien, profesora?


Elena: (gemidos suaves) Muy bien, Alex. Ahora quiero que bajes y me adores con tu lengua.


Alex: (sin dudarlo) Sí, profesora. (se inclina y comienza a besar y lamer suavemente el cuerpo de Elena)


Elena: Eres un estudiante muy aplicado, Alex. Continúa explorando mi cuerpo, quiero sentir tu devoción.


Alex: (con pasión) Lo haré, profesora. (continúa explorando el cuerpo de Elena con sus labios y lengua, provocando gemidos de placer)


Elena: Ahora, ponte de rodillas y prepárate para recibir mi castigo.


Alex: (expectante) Sí, profesora. Estoy listo para aceptar cualquier castigo que me dé.


Elena: (voz ruda) Te daré nalgadas para que recuerdes quién está a cargo aquí.


Alex: (con excitación) Sí, profesora. Castígueme como crea necesario.


Elena: (dando nalgadas firmes) ¡Más fuerte! Quiero que sientas mi dominio sobre ti.


Alex: (gimiendo de placer y dolor) ¡Sí, profesora! Soy suyo para castigar y complacer.


Elena: (deteniéndose por un momento) Mira cómo tus nalgas se vuelven rojas por mis nalgadas. Eso es lo que pasa cuando desafías a tu profesora.


Alex: (con voz entrecortada) Lo siento, profesora. Acepto mi castigo y prometo ser mejor.


Elena: (acariciando suavemente sus nalgas) Eres valiente al aceptar tu castigo y aprender de tus errores. Te felicito por tu sumisión y dedicación.

Elena: (acariciando suavemente las nalgas de Alex) Mira cómo tus nalgas se han vuelto cálidas y sensibles. Te mereces mi atención y cuidado después de cada disciplina.


Alex: (suspirando de alivio) Gracias, profesora Elena. Sus caricias suaves me ayudan a encontrar el equilibrio entre el dolor y el placer.


Elena: (deslizando sus manos por su espalda) Eres valiente y fuerte al permitirte explorar tus límites. Es importante para mí que sientas mi apoyo y cuidado en todo momento.


Alex: (relajándose bajo sus caricias) Me siento seguro y protegido en sus manos, profesora Elena. Gracias por guiarme en este viaje de descubrimiento.

Elena: Ahora, Alex, es el momento de que me sirvas y me des placer oral. Quiero que te arrodilles frente a mí y me adores como la diosa que soy.


Alex: (ansioso por cumplir sus deseos) Sí, profesora Elena. Estoy aquí para satisfacer tus deseos.


Alex se arrodilla frente a Elena, quien se recuesta cómodamente en la cama. Con ojos llenos de deseo, Alex acerca su rostro hacia el sexo de Elena, listo para adorarla con su lengua.


Elena: (con voz dominante) Lentamente, comienza a lamerme, acariciando suavemente mi clítoris con tu lengua. Saborea mi placer y asegúrate de que cada movimiento sea exactamente como yo lo deseo.


Alex obedece, deslizando su lengua sobre el clítoris de Elena con delicadeza y precisión. Cada lamida provoca un gemido de placer en los labios de Elena, quien disfruta de la sensación de ser adorada por su joven amante.


Elena: (susurrando con lujuria) Ahora, aumenta la intensidad, chupa y succiona mi sexo con más fuerza. Hazme perder el control y déjame sentir el placer más intenso que solo tú puedes darme.


Alex obedece las instrucciones de Elena, aumentando la intensidad de sus movimientos, chupando y succionando su sexo con pasión y ansia. Sus labios y lengua trabajan en armonía para brindarle a Elena un placer indescriptible.


Elena: ¡Sí, así! ¡Sigue así, no pares! Me acerco al clímax, y quiero que sigas dándome placer hasta que no pueda resistirme más.


La voz de Elena se llena de excitación mientras Alex se esfuerza por llevarla al límite. Sus gemidos se mezclan en la habitación, creando una sinfonía de placer compartido.


Elena: (jadeando) ¡Oh, sí! ¡No puedo contenerme más! ¡Déjame disfrutar de mi clímax, mi joven amante!


Con un último esfuerzo, Alex concentra toda su atención en el sexo de Elena, llevándola al clímax definitivo. Elena se retuerce de placer, sus gemidos llenando la habitación mientras alcanza el éxtasis más profundo.

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