Vanina le hace el culo a su amante



Me llamo Vanina y estoy en la habitación de mi amante, Augusto. Nos hemos estado viendo en secreto durante unos meses y hoy decidimos dar un paso más. Él está acostado en la cama, esperando a que yo haga el primer movimiento.


Me acerco a la cama y lo beso suavemente, dejando que mis manos acaricien su cuerpo. Siento que Augusto se relaja bajo mis caricias, por lo que decido ir un poco más lejos.


"Bien, Augusto, ¿estás listo?", le pregunto mientras abro mi bolso y saco un pequeño vibrador.


"¡Sí, estoy listo!", responde con una sonrisa.


Comienzo a mover el vibrador sobre su pecho, bajando hacia su estómago y finalmente hacia su área genital. Augusto comienza a gemir de placer, lo que me indica que voy por el camino correcto.


"Mmm... Vanina, eso se siente muy bien", dice entre gemidos.

 Me siento segura y confiada en mi habilidad para darle a Augusto el placer que merece. Continúo moviendo el vibrador con habilidad y cuidado, experimentando con diferentes patrones y velocidades, prestando atención a cada pequeña señal que Augusto pueda estar emitiendo. 


Augusto emite un gemido profundo, y su cuerpo se tensa debajo de mí. "Eso se siente increíble", dice con una voz entrecortada. "Sigue así".


Sonrío, feliz de saber que lo estoy haciendo bien. Me siento en control y, al mismo tiempo, completamente conectada con Augusto. Quiero que este momento sea especial para él, y me concentro en cada movimiento, en cada caricia.


"Sí, así está perfecto", dice Augusto, gimiendo un poco más fuerte. "Eres increíble".


Me alegro de que esté disfrutando, y aumenté gradualmente la velocidad y profundidad del vibrador, viendo como Augusto responde con más gemidos y respiraciones agitadas.


Nuestros ojos se encuentran y veo el deseo y la pasión en los suyos, lo que me da aún más confianza para seguir adelante. Quiero darle todo el placer que pueda, así que juego con el vibrador, aumentando y disminuyendo la velocidad y profundidad, hasta que Augusto alcanza el clímax.


Finalmente, Augusto se estremece y su cuerpo se convulsiona debajo de mí, y sé que ha alcanzado el éxtasis. Continúo moviendo el vibrador suavemente, dejándolo disfrutar de cada pequeña sensación hasta que se calma.


Nos acurrucamos juntos en la cama, y Augusto me abraza con fuerza. "Gracias por hacer esto por mí", dice con una sonrisa en el rostro.


"Siempre", respondo suavemente, acariciando su cabello y sintiéndome agradecida por haber sido capaz de darle a Augusto una experiencia tan maravillosa.

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