Pegging - Mónica (42) y Lito (21)

 


Mónica ayudó a Lito a vestirse con la lencería, sintiendo la fragilidad de su cuerpo delgado y la suavidad de su piel blanca. Le puso unas medias negras de encaje que contrastaban con su tez y una tanga roja que apenas cubría su trasero. 


Lito se sentía nervioso y excitado al mismo tiempo, nunca había experimentado algo así antes. Se preguntaba si estaba haciendo lo correcto al dejarse llevar por Mónica, una mujer mayor que él, pero no podía negar la atracción que sentía hacia ella. 


Mientras Mónica lo ayudaba a ponerse la lencería, Lito no podía evitar pensar en la exploración sexual que estaba a punto de experimentar. Estaba fascinado por la idea de probar cosas nuevas y de dejarse llevar por sus deseos más profundos. 


Cuando finalmente estuvo vestido, Mónica lo tomó de la mano y lo llevó hacia la cama, donde lo hizo acostarse boca arriba. Lito se sentía como se siente un adolescente, con la piel sensible y los sentidos alerta. 


Mónica se acercó y comenzó a besar su cuello, moviendo su lengua hacia abajo para llegar a sus pezones erectos. Lito gemía de placer, sintiendo la lengua de Mónica en su cuerpo por primera vez. 


La experiencia era abrumadora, pero al mismo tiempo excitante. Lito no podía creer lo que estaba sucediendo, pero sabía que quería más. Se dejó llevar por el placer y se entregó completamente a Mónica, sin importar las consecuencias.

Con cuidado, Mónica comenzó a deslizar su lengua alrededor del ano de Lito, sintiendo cómo su cuerpo se relajaba bajo su toque suave. Lito se estremeció ante la sensación, sintiendo una mezcla de excitación y nerviosismo.


"Mmm, qué rico", susurró Lito con la voz ronca, disfrutando de las caricias de Mónica.


Mónica sonrió y continuó con la lubricación oral, moviendo su lengua en círculos alrededor del ano de Lito y luego presionando suavemente con la punta para entrar un poco en el interior. Lito gimió de placer, sintiendo cómo su cuerpo se tensaba con cada toque.


Después de unos minutos, Mónica se detuvo y tomó un poco de lubricante con sus dedos, colocándolo en el ano de Lito y en la punta del dildo que tenía en la mano. Con cuidado, comenzó a introducir el juguete en el interior de Lito, sintiendo cómo el músculo se estiraba alrededor del dildo.


Lito gimió de placer, sintiendo cómo la punta del dildo tocaba lugares que nunca había sentido antes. "¡Oh Dios, esto es increíble!", exclamó Lito con una voz entrecortada por el placer.


Mónica asintió con una sonrisa y comenzó a mover el dildo lentamente, sintiendo cómo Lito se estremecía bajo sus toques. "Así, mi amor, disfrútalo", susurró Mónica en su oído, mientras continuaba moviendo el dildo dentro de Lito.


Lito gemía cada vez más fuerte, sintiendo cómo el placer lo invadía por completo. "¡No puedo resistirme más!", gritó Lito, mientras se corría con fuerza, sintiendo cómo su cuerpo temblaba con el orgasmo.

Mónica sonrió mientras seguía introduciendo el dildo en el interior de Lito. "Te gusta, ¿verdad?", preguntó con una sonrisa pícara en su rostro.


"¡Sí! ¡Es increíble!", respondió Lito, gimiendo de placer mientras sentía cómo su cuerpo se estiraba alrededor del juguete.


Mónica siguió moviendo el dildo dentro y fuera de Lito, aumentando el ritmo lentamente. "¿Quieres más?", preguntó con voz seductora.


"¡Sí, por favor!", respondió Lito, sintiendo cómo el placer se intensificaba con cada movimiento del dildo.


Mónica continuó moviendo el dildo más rápido y más fuerte, mientras Lito gemía y gritaba de placer. Finalmente, Lito llegó al clímax, gritando de placer mientras su cuerpo se tensaba y temblaba con el orgasmo.


"Oh, Dios mío", susurró Lito, recuperando el aliento. "Eso fue increíble".


Mónica sonrió y acarició suavemente su cabello rubio. "Me alegro de que hayas disfrutado", dijo con una sonrisa cálida. "Ahora, ¿quieres descansar un poco antes de chuparme la concha?"

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