Pegging - Marina y Martín

 


Marina y yo habíamos hablado de probar cosas nuevas en nuestra relación, así que cuando sacó un cinturón con un dildo, no pude evitar sentir curiosidad.


Ella se colocó la lencería mientras yo la observaba con ansias. "¿Cómo te sientes, Martín?", preguntó Marina.


"Un poco nervioso, pero emocionado", respondí mientras me acercaba a ella. "¿Qué debo hacer?"


Marina sonrió y me guió para que me acostara en la cama. "Primero, debemos asegurarnos de que estés cómodo y listo", dijo ella mientras comenzaba a besarme.


Mientras me besaba, Marina comenzó a tocarme, acariciando mi cuerpo y jugando con mi miembro. "¿Te gusta cómo te toco?", preguntó ella con una sonrisa.


"Sí, me gusta", respondí mientras cerraba los ojos y disfrutaba de sus caricias.


Después de un rato, Marina se alejó y se preparó para la siguiente etapa. "Ahora, debemos prepararte para la penetración", dijo ella mientras tomaba un lubricante y comenzaba a aplicarlo en mi trasero.


Sentí una mezcla de nerviosismo y emoción mientras ella me lubricaba, y le agradecí por ayudarme a sentirme más cómodo.


Finalmente, Marina se colocó el cinturón con el dildo y se acercó a mí. "¿Estás listo?", preguntó mientras se colocaba encima de mí.


"Sí", respondí con la respiración entrecortada.

Marina se movía con habilidad sobre mí, haciendo que el dildo entrara y saliera de mi cuerpo con un ritmo constante y suave. Yo me aferraba a las sábanas, perdido en las sensaciones que recorrían mi cuerpo.


"Oh, Marina", gemí mientras ella seguía moviéndose. "Esto se siente increíble. Eres tan buena en esto".


Ella sonrió, disfrutando del sonido de mi voz. "Me alegro de que te guste, cariño", dijo ella. "Me encanta verte disfrutar así".


La sensación era nueva para mí, pero no podía negar que era extremadamente placentera. Me dejé llevar por el momento, permitiendo que Marina me llevara a donde quisiera ir.


"Más fuerte, Marina", susurré, sintiendo cómo el placer comenzaba a acumularse en mi cuerpo. "No puedo aguantar más".

Marina sonrió al escuchar las palabras de Martín y aumentó el ritmo de la penetración, sintiendo cómo el dildo se deslizaba fácilmente dentro de él. "Me encanta ver lo excitado que estás", dijo con voz suave y sensual. "¿Te gusta así, amor?"


Martín asintió con la cabeza, incapaz de hablar debido a la intensidad del placer que sentía. Sus gemidos se volvieron más fuertes y desesperados mientras se acercaba al clímax. "Sí, sí, así", logró decir finalmente, arqueando la espalda y dejando escapar un fuerte gemido cuando alcanzó el orgasmo.


Marina continuó moviéndose suavemente sobre él, permitiéndole disfrutar del éxtasis del orgasmo antes de detenerse lentamente. "¿Te gustó, cariño?", preguntó con una sonrisa, acariciando suavemente su rostro.


Martín sonrió, todavía recuperándose del intenso placer que acababa de experimentar. "Fue increíble", dijo con una voz ronca. "No puedo esperar a volver a hacerlo contigo".

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