Marta va al ginecologo

 


Marta, una escritora de 31 años, había estado lidiando con su obesidad durante la mayor parte de su vida. A pesar de que había tratado de controlar su peso con dieta y ejercicio, no había logrado perder los kilos de más. Ahora se encontraba en la sala de examen ginecológico, nerviosa por la idea de tener que desnudarse frente al doctor.


El médico, un hombre amable y profesional, le explicó el procedimiento y le pidió que se desvistiera de cintura para abajo y se cubriera con una bata de papel. Marta se sintió un poco incómoda mientras se quitaba la ropa, consciente de su cuerpo con sobrepeso. Pero trató de no pensar en eso y en su lugar se concentró en las palabras tranquilizadoras del médico.


Cuando estuvo lista, se acostó en la camilla y el doctor comenzó el examen. A pesar de sentirse vulnerable, Marta se esforzó por relajarse y respirar profundamente.

El doctor comenzó a examinar los senos de Marta, palpando cuidadosamente y haciendo preguntas sobre cualquier anomalía que pudiera haber notado. Mientras tanto, Marta intentaba no sentirse incómoda con la situación.


"¿Ha notado alguna protuberancia en sus senos?", preguntó el doctor mientras seguía palpando.


"No, no he notado nada fuera de lo común", respondió Marta, tratando de mantener la calma.

El doctor continuó el examen y se enfocó en los pezones de Marta. Le pidió que levantara los brazos para que pudiera observar y palpar ambos senos en detalle.


Marta se sintió un poco avergonzada por su cuerpo, especialmente por sus senos grandes y pesados, pero trató de mantener la calma y la compostura. El doctor examinó cuidadosamente cada pezón, palpando con delicadeza y observando su respuesta.


"¿Siente algún dolor o sensibilidad en los pezones, Marta?", preguntó el doctor mientras continuaba examinando.


"No, no siento dolor", respondió ella, sintiendo un cosquilleo en el abdomen mientras el doctor seguía explorando sus pezones.

El doctor le explicó a Marta que ahora procedería a realizar el examen de sensibilidad en los pezones. Le pidió que se relajara y respirara profundamente mientras él comenzaba a manipular sus pezones con sus dedos, primero suavemente y luego aplicando un poco más de presión.


Marta se concentró en su respiración, tratando de no pensar en la situación incómoda en la que se encontraba. A medida que el doctor continuaba manipulando sus pezones, Marta comenzó a sentir un ligero cosquilleo en su abdomen.


- ¿Te duele en algún momento? -preguntó el doctor mientras seguía trabajando en sus pezones.


- No, no duele, pero se siente extraño -respondió Marta, un poco incómoda por la situación.


- Es normal sentir un poco de sensibilidad en los pezones durante el examen, pero debería ser soportable -le aseguró el doctor.


Marta asintió con la cabeza, sintiéndose un poco más tranquila al escuchar las palabras del médico. A medida que el examen continuaba, el cosquilleo en su abdomen se intensificó y comenzó a sentir una sensación de calor en su cuerpo.


- ¿Te sientes bien? -preguntó el doctor, notando el cambio en su expresión.


- Sí, sí, estoy bien -respondió Marta, tratando de controlar sus emociones.


El doctor continuó manipulando sus pezones, aplicando más presión y estirándolos un poco más. Marta se mordió el labio inferior para evitar gemir, sintiendo una oleada de placer recorrer su cuerpo. Se sorprendió de lo bien que se sentía, y se sintió un poco avergonzada de que la situación la estuviera excitando.

El doctor tomó uno de los pezones de Marta con sus dedos y comenzó a frotarlo suavemente. "¿Sientes algún tipo de sensación, Marta?", preguntó el médico.


Marta cerró los ojos y se concentró en su pezón, tratando de discernir cualquier cambio en la sensación. Después de unos momentos, ella asintió y dijo: "Sí, puedo sentir un cosquilleo cuando lo frota".


El doctor continuó frotando suavemente el pezón y luego repitió el proceso en el otro. "Muy bien, parece que tus pezones están respondiendo bien a la estimulación", comentó el médico.

El doctor comenzó a apretar y pellizcar ligeramente los pezones de Marta para evaluar su sensibilidad al dolor. "¿Sientes alguna molestia o dolor?", preguntó el médico.


Marta cerró los ojos y se concentró en su respiración, tratando de ignorar la sensación incómoda. "No, no siento dolor", respondió finalmente.


El doctor asintió y continuó con el examen, tomando nota de cualquier hallazgo anormal. A medida que avanzaba el examen, Marta se sintió más cómoda con la situación y comenzó a sentir una sensación agradable a medida que el médico tocaba y exploraba sus senos. 


"Está todo bien, no te preocupes", dijo el médico al terminar el examen. "Ahora procederemos con el examen ginecológico. ¿Estás lista para continuar?".


Marta asintió con breve gesto con la cabeza, y rl médico comenzó a presionar suavemente su abdomen con sus manos, sintiendo el área en busca de cualquier irregularidad. Marta trató de relajarse y respirar profundamente mientras el médico continuaba su examen.


"Respira profundo para mí, Marta", le pidió el médico mientras colocaba sus manos en su abdomen. "¿Alguna molestia o dolor?"


"No, nada en particular", respondió Marta, sintiendo un poco de alivio al no encontrar nada anormal.


El médico continuó palpando su abdomen mientras le hacía algunas preguntas sobre su historial médico y estilo de vida. Marta trató de responder lo más honestamente posible, aunque se sentía un poco incómoda al hablar de ciertos temas.

Para realizar el examen pélvico, el doctor le pidió a Marta que se acostara en la camilla y colocara los pies en los estribos. Marta se sintió un poco nerviosa por este examen, pero trató de relajarse lo más posible.


"Ahora, vamos a examinar tus órganos genitales externos", dijo el doctor mientras se colocaba guantes nuevos.


Marta asintió, sintiéndose un poco incómoda por la situación, pero sabiendo que era necesario para su salud.


El doctor comenzó a examinar su vulva, palpando con cuidado cada parte para asegurarse de que no había ninguna anomalía.


"Muy bien, todo parece estar en orden", dijo el doctor, mientras continuaba examinando.


Marta se sintió un poco aliviada al escuchar eso, pero también un poco avergonzada de tener a alguien más examinando sus partes íntimas.

Marta cerró los ojos con fuerza mientras el doctor colocaba el espéculo en su vagina. Sintió un poco de presión, pero nada demasiado incómodo. Se concentró en respirar profundamente y en relajar los músculos de su cuerpo, tratando de no pensar demasiado en lo que estaba sucediendo. Aunque se sentía un poco incómoda, sabía que era importante para su salud y estaba dispuesta a soportar cualquier incomodidad temporal.


El médico le habló en voz baja y le explicó lo que estaba haciendo en cada momento. Marta se sintió agradecida por la atención y el cuidado que estaba recibiendo. A medida que el examen continuaba, notó que su cuerpo comenzaba a relajarse un poco más. Ya no se sentía tan tensa y se permitió sentir un poco más.


Inesperadamente, Marta sintió un cosquilleo en su vagina cuando el doctor tocó su cuello uterino. Se sorprendió por la sensación y se preguntó si era normal sentir algo así. Se sentía un poco avergonzada por su reacción, pero trató de no prestar demasiada atención a sus pensamientos y en lugar de eso, se enfocó en la sensación en su cuerpo.


Afortunadamente, el examen no duró mucho tiempo y pronto el médico retiró el espéculo. Aunque Marta se sentía un poco incómoda, el examen no le resultó doloroso.


El doctor también realizó un examen bimanual, colocando una mano en el abdomen de Marta y la otra dentro de su vagina para sentir los ovarios y el útero. Marta trató de relajarse mientras el examen continuaba.

Marta se sorprendió por el placer que sintió cuando el doctor tocó su clítoris y se sintió un poco avergonzada por su reacción, no sabía cómo responder al placer que había sentido. No podía creer que el simple contacto del doctor con su clítoris hubiera provocado esa sensación de placer en su cuerpo. Se sentía un poco culpable, como si estuviera haciendo algo malo al sentirse así. Intentó no mostrar su reacción, pero sabía que el doctor podría sentir la tensión en su cuerpo.


Marta trató de distraerse pensando en otras cosas mientras el examen continuaba, pero no podía dejar de pensar en la sensación que acababa de experimentar. Era como si una parte de ella hubiera despertado y ahora estuviera pidiendo más. A pesar de que se sentía un poco asustada por lo que estaba sintiendo, también se sintió curiosa. ¿Cómo se sentiría si se permitiera experimentar más? ¿Podría ser esto el comienzo de algo nuevo y emocionante en su vida sexual?


Mientras el examen bimanual continuaba, Marta trató de concentrarse en la respiración y en relajar su cuerpo. Aunque el examen era incómodo, sabía que era importante para su salud y bienestar. Pero no podía evitar preguntarse si el doctor había notado su reacción al tocar su clítoris. ¿Qué pensaría de ella? ¿Era normal sentir placer en esa situación?

El doctor notó que Marta parecía un poco tensa y le preguntó si estaba sintiendo algún dolor o molestia durante el examen. "No, no es eso", respondió ella, "Solo estoy un poco nerviosa, nunca he tenido un examen así antes".


El doctor asintió con comprensión. "Entiendo que puede ser una experiencia nueva y un poco incómoda", dijo él. "Pero quiero asegurarme de que todo está en orden en su salud sexual y reproductiva. Y me complace decir que hasta ahora todo parece estar bien".


Marta se sintió un poco aliviada al escuchar esas palabras, pero todavía se preguntaba si el doctor había notado su reacción al tocar su clítoris. Reunió todo su coraje y preguntó: "Doctor, ¿es normal sentir placer durante el examen?"


El doctor la miró con seriedad y respondió: "Absolutamente. El clítoris es una parte muy sensible del cuerpo y es perfectamente normal que sienta algún grado de placer durante el examen. Pero quiero asegurarte que mi objetivo es exclusivamente evaluar tu salud y no hay nada de qué avergonzarse". 


El doctor procedió a realizar un examen más detallado del clítoris de Marta, frotándolo suavemente para evaluar su sensibilidad. Marta trató de contener una leve sonrisa en su rostro, pero no pudo evitar sentirse un poco avergonzada. Sin embargo, trató de recordar que esto era parte del examen y que el médico estaba simplemente haciendo su trabajo.

¿Sientes alguna molestia o dolor? - preguntó el doctor mientras continuaba el examen.

No, no siento nada de dolor - respondió Marta, tratando de mantener su voz estable.


Marta estaba tratando de mantener la compostura mientras el doctor frotaba su clítoris para evaluar su sensibilidad. A pesar de que se sentía un poco cohibida, no podía ignorar las sensaciones que estaba experimentando en su cuerpo. Cada vez que el doctor tocaba su clítoris, una oleada de placer recorría su cuerpo y su respiración se aceleraba. 

Mientras el examen continuaba, Marta comenzó a sentir que su cuerpo se tensaba cada vez más. Trató de concentrarse en su respiración y en no perder el control, pero pronto se dio cuenta de que estaba a punto de tener un orgasmo. Intentó detenerlo, pero era demasiado tarde. Un orgasmo involuntario la sacudió y su cuerpo se arqueó en la camilla. 

Marta se sintió completamente avergonzada por su reacción y no pudo mirar al doctor a los ojos. Sabía que no tenía control sobre su cuerpo en ese momento y temía que el médico la juzgara por ello. Pero para su sorpresa, el doctor se mantuvo profesional y no hizo ningún comentario al respecto. 

Marta se sintió aliviada al saber que su orgasmo no había incomodado al doctor, pero todavía se sentía un poco cohibida por su propia reacción. Se prometió a sí misma que la próxima vez intentaría controlar sus emociones y reacciones corporales durante el examen ginecológico.


Continuando con el examen, el doctor le pidió a Marta que se colocara en posición de decúbito lateral y flexionara una de sus piernas hacia el pecho, para realizar el examen rectal. A pesar de sentirse un poco nerviosa, Marta siguió las instrucciones y trató de relajarse.

El doctor comenzó el examen insertando su dedo lubricado en el recto de Marta, moviéndolo cuidadosamente para evaluar la presencia de masas o cualquier otra anomalía. 

Marta se sintió incómoda cuando el dedo del doctor penetró su recto, pero trató de relajarse y respirar profundamente para que el examen fuera más llevadero. Podía sentir la textura del guante de látex del doctor mientras movía su dedo cuidadosamente dentro de ella, explorando suavemente su canal rectal.

Marta cerró los ojos y trató de distraerse, pero no pudo evitar sentirse vulnerable en esa posición. Se preguntaba si algo podría salir mal durante el examen, si el doctor encontraría algo inusual. Pero trató de mantener la calma y confiar en que el médico sabía lo que estaba haciendo.

El examen no duró mucho tiempo, pero para Marta, pareció una eternidad. Finalmente, el doctor retiró su dedo del trasero de Marta, y decidió continuar con el examen rectal utilizando un espéculo rectal para obtener una vista más clara del interior del recto de Marta. Aunque la idea la hacía sentir un poco nerviosa, sabía que era importante para su salud. El doctor le explicó lo que iba a hacer y le aseguró que el procedimiento sería rápido y no le causaría mucho dolor.

Marta se acostó de lado y dobló las rodillas, permitiendo que el doctor insertara el espéculo rectal. A pesar de que se sentía un poco incómoda, no experimentó dolor durante el procedimiento. El doctor examinó cuidadosamente las paredes del recto y evaluó cualquier posible anomalía.

Marta se sintió aliviada cuando el examen finalmente terminó. Sabía que era importante para su salud, pero no podía evitar sentirse un poco intranquila durante el procedimiento. Se vistió rápidamente y agradeció al doctor antes de salir de la consulta.

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