Julieta va al ginecologo



Julieta llega al consultorio del Dr. González un poco nerviosa y emocionada después de una cita con su novio. Se siente un poco cohibida y avergonzada de estar allí, pero sabe que es importante cuidar su salud. Lleva puesto un vestido holgado y sandalias, y su cabello está recogido en una cola de caballo. Se siente un poco caliente y sudorosa, y sus mejillas están ligeramente enrojecidas. A pesar de su nerviosismo, trata de mantener la calma y la compostura mientras espera a que la llamen para su examen.

Julieta camina hacia el consultorio del Dr. González sintiéndose un poco nerviosa. Al llegar, saluda a la recepcionista y espera unos minutos hasta que la llaman para entrar. Una vez dentro, el médico la saluda cordialmente y le pide que se siente en la camilla.


El doctor le pregunta sobre su historial médico y si tiene algún problema de salud que deba saber. Julieta responde que está en buena salud y no tiene problemas médicos, pero le comenta que ha estado experimentando un poco de dolor en sus pechos.


El médico le pide que se desvista y le da una bata para cubrirse. Julieta se siente un poco nerviosa al quitarse la ropa, pero sigue las instrucciones del médico. Se quita la camisa, los pantalones y las medias, dejando solo su ropa interior. El médico le pide que se quite el sostén para poder examinar sus pechos correctamente.


Julieta se siente un poco incómoda al quitarse el sostén, pero sabe que es parte del examen. El médico le explica que es importante revisar sus pechos para detectar cualquier anomalía o problema de salud, y que ella debe informarle si siente algún dolor o molestia durante el examen.


Le pide a Julieta que se acueste en la camilla y que abra la bata. El doctor González le explica que revisará ambos senos, buscando cualquier anomalía, como bultos, abultamientos, cambios en el tamaño o la forma, o cambios en la textura de la piel.


Comienza palpando cuidadosamente sus senos, primero el derecho y luego el izquierdo, buscando cualquier bulto o área sensible. Julieta se siente un poco incómoda y nerviosa durante el examen, pero el doctor González le asegura que es normal sentirse así y que está haciendo todo lo posible para asegurarse de que su salud esté en óptimas condiciones.


Luego, el médico procede a examinar sus axilas, ya que los ganglios linfáticos en esa área también pueden indicar algún problema en los senos. A medida que realiza el examen, el doctor González le va explicando cada paso, para que Julieta se sienta informada y cómoda.


Después del examen visual de los senos, el doctor González le pidió a Julieta que se recostara en la camilla y procedió a realizar el examen de los pezones y la areola. Con sus manos enguantadas, palpó cuidadosamente alrededor de los pezones y ejerció una suave presión en cada uno de ellos para evaluar la sensibilidad.


"¿Puedes decirme si sientes algún tipo de sensibilidad en los pezones?", preguntó el doctor.


Julieta cerró los ojos y se concentró en la sensación en sus pezones. "Sí, puedo sentir una sensación de cosquilleo cuando los tocas", respondió.


El doctor González asintió y continuó su examen, moviendo sus dedos alrededor de los pezones para detectar cualquier irregularidad o bulto en la zona. Luego, aplicó una ligera presión en cada pezón y preguntó si experimentaba algún tipo de dolor o incomodidad.


Julieta se estremeció un poco ante la presión, pero respondió con firmeza. "No, no siento dolor, solo un poco de incomodidad", dijo.


El doctor González tomó nota de sus respuestas y continuó con el examen, asegurándose de cubrir toda el área alrededor de los pezones y las areolas. Después de completar el examen, el doctor González le informó que todo parecía normal y le recordó la importancia de hacerse exámenes regulares para detectar cualquier problema temprano.

El médico comienza a palpar suavemente el abdomen de Julieta, prestando atención a cualquier irregularidad o dolor. Le pregunta si ha notado algún cambio reciente en su digestión o si ha experimentado dolor abdominal. Julieta le responde que ha estado experimentando algunos cólicos abdominales y estreñimiento, lo que preocupa al médico.


El Dr. González continúa con el examen, moviendo sus manos en círculos por el abdomen de Julieta. Le indica que inhale profundamente y exhale lentamente mientras él realiza una serie de presiones con las manos. Julieta siente cómo el médico aplica diferentes niveles de presión en diferentes áreas de su abdomen, mientras le pregunta si siente algún dolor o incomodidad.


Después de unos minutos, el Dr. González termina el examen abdominal. Le comenta que ha notado una inflamación en su intestino y le indica que debe realizar algunas pruebas adicionales para descartar cualquier problema grave. También le sugiere algunas recomendaciones dietéticas y le receta algunos medicamentos para ayudar a aliviar sus síntomas.


El Dr. González comenzó el examen vaginal con guantes y lubricante, introduciendo suavemente un dedo en la vagina de Julieta y explorando cuidadosamente la pared vaginal. Julieta cerró los ojos y trató de relajarse, pero no pudo evitar sentir una sensación de cosquilleo y excitación mientras el médico continuaba con el examen.


El Dr. González preguntó a Julieta si sentía algún tipo de dolor o incomodidad, y ella respondió que no. Mientras continuaba con el examen, el médico le explicaba lo que estaba haciendo en cada momento para asegurarse de que estuviera cómoda y entendiera el proceso.


Julieta notó que su respiración se aceleraba y su corazón latía más rápido a medida que el examen vaginal continuaba. Trató de controlar sus emociones, pero no pudo evitar sentir una creciente sensación de placer a medida que el médico exploraba su interior con delicadeza.


Sin embargo, Julieta sabía que debía mantener la compostura y comportarse de manera profesional durante el examen. Trató de distraerse pensando en otras cosas, pero no pudo evitar sentir una sensación agradable mientras el doctor González seguía explorando su vagina.


El médico continuó con el examen vaginal, utilizando diferentes instrumentos y palpando cuidadosamente los órganos reproductivos de Julieta. Ella trató de relajarse lo más posible para facilitar el examen, aunque en su interior sentía una creciente sensación de excitación.

El Dr. González continuó con el examen, pasando suavemente un pequeño instrumento sobre la zona del clítoris de Julieta. "¿Sientes algún tipo de dolor o incomodidad?", preguntó mientras observaba la reacción de Julieta.


Julieta cerró los ojos y dejó escapar un suspiro suave mientras su cuerpo se estremecía ligeramente. "No, todo está bien", respondió en un susurro.


El médico continuó el examen, notando la sensibilidad de Julieta ante el roce en la zona del clítoris. Decidió realizar algunas preguntas adicionales para asegurarse de que todo estaba en orden y que no había ninguna preocupación médica.


"¿Has notado algún cambio en tu libido o en tus patrones de excitación últimamente?", preguntó el médico con delicadeza.


Julieta abrió los ojos y lo miró, sintiéndose un poco incómoda al hablar de su vida sexual con un extraño. Pero entendió que era importante ser honesta para recibir la mejor atención médica posible. "Bueno, sí, en realidad he estado un poco más excitada últimamente", admitió tímidamente.


El doctor González asintió comprensivamente mientras continuaba con su examen. "Es normal tener cambios en el deseo sexual y la excitación, especialmente a tu edad", explicó. 

El doctor González observó atentamente la respuesta del clítoris de Julieta al roce, tomando nota mental de cualquier irregularidad o anormalidad en su tamaño o textura. "¿Sientes algún tipo de incomodidad o dolor cuando te toco aquí?", preguntó el médico en voz baja mientras continuaba con el examen.


Julieta cerró los ojos y se mordió el labio inferior mientras sentía la sensación de placer que recorría su cuerpo. "No, en realidad no siento nada incómodo", susurró mientras se esforzaba por mantener la compostura.


El médico asintió y continuó examinando el clítoris de Julieta con cuidado, asegurándose de no causarle ningún tipo de molestia. Finalmente, se apartó y tomó algunas notas en su expediente médico. "Todo parece estar en orden aquí", dijo con una sonrisa tranquilizadora. "¿Tienes alguna otra inquietud o pregunta que quieras discutir conmigo?"


Julieta se tomó unos segundos para recuperar el aliento antes de responder. "No, no tengo ninguna otra inquietud en este momento", dijo con una sonrisa tímida. "Solo quería asegurarme de que todo estuviera bien".

El doctor González le explicó a Julieta que ahora necesitaba realizar un examen rectal para evaluar la salud de sus órganos internos. La joven se sintió un poco nerviosa, pero sabía que era una parte importante del chequeo médico y confiaba en la experiencia del doctor.


El médico se puso unos guantes y aplicó un poco de lubricante en su dedo, asegurándose de explicar cada paso del proceso y preguntándole a Julieta si estaba cómoda en todo momento. Con cuidado, comenzó a introducir su dedo enguantado en el recto de Julieta, notando la textura y la elasticidad del tejido interno.


A medida que continuaba el examen, el doctor le preguntó a Julieta si sentía algún tipo de dolor o incomodidad. La joven respondió que sentía un poco de presión, pero nada demasiado incómodo. El doctor continuó con el examen, asegurándose de hacerlo con la mayor delicadeza y cuidado posible.


Julieta, sintiéndose cada vez más apasionada y excitada, intentó controlar sus emociones mientras el examen rectal continuaba. Cerró los ojos y respiró profundamente, tratando de concentrarse en su respiración para mantenerse calmada. Sin embargo, su cuerpo tenía su propia voluntad y no pudo evitar gemir suavemente cuando el médico movió sus dedos dentro de ella. Trató de contener su pasión, pero su cuerpo tenía otros planes.


Julieta se sintió abrumada por las sensaciones que la invadían y, a pesar de sus esfuerzos por contenerse, experimentó un orgasmo involuntario. Se estremeció con el placer que recorrió su cuerpo mientras el médico seguía con el examen rectal. Se sintió un poco avergonzada por lo que acababa de suceder, pero también se sintió aliviada de que el examen estuviera llegando a su fin.


El doctor González notó la reacción de Julieta y se aseguró de continuar el examen con cuidado y suavidad. A pesar de que sabía que los orgasmos involuntarios podían ocurrir en ciertas circunstancias, se aseguró de que Julieta se sintiera cómoda y segura en todo momento. Cuando finalmente terminó el examen, le ofreció un momento para recuperarse y luego hablaron sobre los resultados.

 

El doctor González le explicó a Julieta que los resultados de su examen eran normales y no había ninguna preocupación de salud en particular. Sin embargo, le recomendó que mantuviera una buena higiene vaginal y se realizara revisiones regulares para mantener su salud sexual. También hablaron sobre las diferentes opciones de anticoncepción disponibles y cómo podían ayudar a prevenir embarazos no deseados.

Julieta se sintió aliviada y agradecida por la atención que había recibido del doctor González. A pesar de que había sido un examen muy íntimo y personal, se había sentido cómoda y segura con su médico. Se vistió rápidamente y se despidió del doctor antes de salir del consultorio, sintiéndose más consciente de su salud sexual y lista para seguir cuidándose a sí misma.

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