Inocente Sexy y Sumisa 1

 



Con El Sello De Placer y Morbo…

Viernes, 2 de la madrugada, finales de junio, en un pisito reformado del barrio, está María recostada en el sofá. Su novio Carlos como todos los viernes queda para cenar y tomar unas copas con los compañeros de trabajo y siempre suele llegar sobre las 4 o 5 de la madrugada con unas copitas de más.

A ella no le importa, a sus 25 años está preparando los exámenes finales del grado en fisioterapia y quiere dejarle espacio a su novio Carlos, para que no se agobie más de verla todo el día estudiando. Ella era una mujer alta media 1.76m, ya antes le han dicho si quería dedicarse al modelaje. Sus medidas son 100-62-117. Sus senos, bastante firmes y parados para su tamaño, desafiantes de la ley de la gravedad, su mayor orgullo. La cintura perfectamente moldeada con unas bellas curvas mi cintura de avispa coronada con un abdomen plano y continuadas en sus caderas anchas que dejan asomar un par de nalgas bien carnosas y firmes, parada en forma de corazón, una cola bastante redondita. De rostro siempre muy lindo, de cabello es negro azabache, largo y liso a la altura del comienzo de su cola, se lo cuidaba mucho, de piel blanca ojos color ámbar, labios carnosos boca pequeña en forma de corazón entrenaba mucho en el Gym horas de ejercicio, mucho Fitness y Zumba, le gusta mucho el ejercicio y hacia mucha dieta para verse asi de bien. Las piernas que sostienen también están perfectamente moldeadas y curvilíneas, bien carnosas y duras, todo su cuerpo procuro de cuidarlo muy bien a base de unos buenos ejercicios a diario. A las 12 de noche pensó.

--Ya vale por hoy, qué diablos, necesito desconectarme… Hoy voy a tomarme yo también una copita.

Se dijo abriendo el congelador y sirviendo un vaso con hielo y vertiendo un buen chorro de Ron Añejo que le había regalado su amiga Puri al regreso de Santo Domingo.

--Veras como te gusta, es dulzón, pasa fácil, pero ten cuidado, se sube enseguida. -Le había dicho su amiga, dio un largo sorbo.

--Mmm que rico esta esto… Tú te vienes conmigo, serás mi pareja esta noche. -Se dijo cogiendo la botella con una mano y el vaso con la otra.

El apartamento era pequeño, salón-cocina separados por una encimera que hacía de barra desde el lado del salón, un dormitorio, un baño y su pequeño cuarto de estudio, la entrada daba directamente al salón, muebles sencillos de IKEA, un sofá amplio y un gran espejo de pared junto a la entrada, se quedó mirándose frente a él. Ojerosa por las horas de estudio, de madre Colombiana ha heredado los rasgos latinos de su madre.

--No estoy mal. -Se dijo.

De pecho muy voluminoso, demasiado para su gusto, siempre ha tenido complejos al llamar demasiado la atención de los hombres, su cinturita delgada le hacía resaltar sus curvas y su culito redondo y marcado hace que ella a diferencia de los hombres prefiere verse de espaldas que de frente.

--Es lo que hay. -Se dijo.

--Buff, vaya bochorno de calor. -Se dijo viendo como le caían gotas de sudor por la frente.

Llevaba el vestido rojo, de tirantes, veraniego, con un generoso escote de pico, ceñido a la cintura que le hacía resaltar sus curvas. Se sentó en sofá y puso un disco de reggaetón.

--Pero qué bueno esta esto, Dios mío. -Se dijo apurando el licor del vaso y sirviéndose otro.

Después del tercer vaso noto como un sopor que le invadía, estaba sudando y un poco mareada, se notaba que no estaba acostumbrada a beber, pero qué diablos.

--Un día es un día. -Se dijo.

Estaba contemplando las reformas del pequeño piso.

--Ha quedado bonito. -Pensó.

Apenas 60 metros, la puerta de acceso daba directamente al salón-cocina y desde allí se accedía al dormitorio, al baño, a un cuartito pequeño que utilizaba para estudiar y a una pequeña terracita donde aprovechaba para tomar el sol. Estaba en un edificio antiguo de dos plantas, con dos apartamentos por planta. Carlos, su novio, había encontrado trabajo de albañil en una pequeña empresa de reformas y su jefe Don Lucas que había comprado el de al lado, le ofreció la oportunidad de comprarlo y reformarlo con su ayuda, fuera de horas de trabajo, para que le saliese más barato y así lo hicimos, después de 1 año trabajando días y noches y fines de semana por fin teníamos nuestro nido de amor. En aquel momento no imaginaba lo caro que le iba a salir tener su nidito de amor pero una llamada se lo recordó, eran justo a las 2 en punto de la madrugada cuando le sonó el móvil a María.

Don Lucas era un hombre muy intimidante y dominante en todo sentido: de 50 años. Aunque el ejercicio lo ayudaba a no aparentarlo. Media 1,92m, alto, musculo como jugador de Lucha Libre, macizo, de cara atractiva, pelo blanco completamente, un blanco casi platinado, de ojos verde mar, de estatura de cuerpo atlético, musculoso, de brazos y piernas, largas tonificadas y musculosos, abdomen marcado, pectorales fuerte grandes hombros, espalda ancha, con pies y manos grandes y avilés, vos fuertes, de actitud segura y decidida, con una polla de 28 centímetros de largo y 17 de circunferencia. Un hombre rico con mucho poder, que tiene el gusto de sentir placer con someter a mujeres a sus deseos, pero en especial mujeres casadas o con novios.

--¿Don Lucas ocurre algo? ¿Carlos está con usted?

--Tranquila guapa, todo bien, Carlitos se ha emborrachado antes que otros. -Se oían risas al otro lado del teléf. de un grupo de hombres. --¿Quieres que te lo pase para hablar con el?

--Si, por favor. -Pidió María.

Mientras al otro lado del teléf. oía a Don Lucas que le decía a Carlos.

--Carlitos, ponte que es tu novia, dile que te llevamos a casa ya que vas muy tomado.

Carlos se puso al teléf. pero al momento María se dio cuenta que iba borracho perdido, apenas podía hablar.

--Caaarrii que vooyy muu pedooo, perdonaa. -Y le dejo de nuevo el teléf. A Lucas que siguiera la conversación.

--¿Sigues ahí guapa? -Escuchando la vos de Don Lucas esperando la afirmación de María. --Pues ya le oyes como va. -Se oyó la risa burlona de Don Lucas. --Te llamo porque lo tenemos que llevar a casa, va muy mal, muy tomado y yo solo no puedo, así que le he pedido a los chicos que me acompañen a llevarlo.

--Gracias Don Lucas. -Respondió María.

Estaba un poco asustada, temerosa de este hombre, se había visto obligada a pagar con favores sexuales parte de las reformas del pisito, estaba atrapada, Carlos no sabía nada de eso y le aterraba que se enterara. Normalmente los viernes cuando salía Carlos con sus compañeros y su jefe Don Lucas, volvió bebido a casa, ella estaba convencida que Don Lucas era el responsable de eso y cuando se quedaba dormido tenía que pasar al apartamento de al lado, el de Don Lucas para desahogarlo, normalmente llegaba también con unas copas de más y enseguida se daba por satisfecho, muchas noches ni se le levantaba.

--¿Sigues ahí bonita? -escucho de nuevo la voz de Don Lucas.

--Sí, sí. -Respondió María.

Espera un momento que salgo a la calle que hay mucho ruido aquí dentro.

--Ya estoy fuera María, veras guapa te aviso antes de llevarte al cornudo de tu novio porque hoy me apetece verte muy sexy cuando te llevemos a tu novio, es un caprichito, ya sabes que me conformo con poca cosa, ¿Verdad? ¿Y tú me debes mucho si no queréis perder vuestro pisito, no es así?

María seguía mareada por el alcohol que había bebido, pero estaba asustada, Don Lucas siempre se había conformado con verla, tocarla, que le hiciese una paja o una chupadita, le costaba mucho empalmarse y en 20 o 30 minutos se quedaba satisfecho, pero venir a casa con Carlos y los compañeros de trabajo era una cosa muy distinta.

--Mire Don Lucas, los dos le estamos muy agradecidos por el trabajo de Carlos y lo que nos ayudó con el piso, pero firmamos la hipoteca con usted en lugar de con un banco porque nos prometió que nos ayudaría. Sabe que cuando estamos a solas yo soy todo lo amable que usted quiere… pero Carlos no tiene que saber nada de esto, se lo pido por favor, nos vamos a casar en dos meses y nos queremos mucho, más tarde cuando Carlos se quede dormido en casa sabe que si usted quiere yo paso a la suya y le dejó contento, no se preocupe.

--El tono de la voz de Don Lucas después de escucharla subió considerablemente

--¡Escúchame bien ZORRA, el cornudo de tu novio va tan borracho que te prometo que no se va a enterar de nada si haces exactamente todo lo que te diga y sabes perfectamente que prefiero mirar para hacerme una paja que follar y ya me canso de hacerme pajas viendo siempre lo mismo! ¡¿Lo has entendido ZORRA?! -María estaba pasando de tener un susto a la sensación de pánico.

--Como usted diga Don Lucas, si me dice que Carlos está tan borracho y no se dará cuenta de nada, me pondré muy sexy para cuando venga, no tendrá queja, se lo prometo. -María lo decía casi implorando, la rabia y la impotencia la estaban haciendo llorar.

Don Lucas al otro lado del teléf. se sonreía sabía que la tenía pillada y haría todo lo que le pidiese, estaba en sus manos, y el viejo pervertido se daba cuenta que podía pedirle más, mucho más, todo lo que quisiera y estaba dispuesto a comprobar esos límites esa misma noche.

--Bien, eso está mejor Putita Linda. -Lucas mesclaba en ocasiones eso lo de Putita Linda, Zorra Hermosa, y de a poco María le iba gustando sin darse cuenta ese trato. --Ya sé que te vas a poner muy sexy porque te vas a poner exactamente lo que yo te diga, sin rechistar, lo has entendido ¿PUTITA? Si lo has entendido di lo que dices siempre cuando entras a mi casa, sino lo has entendido ves haciendo las maletas.

María no tenía elección sino quería perder el piso y a su novio y cuando acepto el chantaje al que la sometía Don Lucas, le dijo que cumpliría exactamente el contenido de la frase:

--Señor… ¡¡¡MARIA, LA PUTA TETONA DEL VECINO!!!... está aquí para lo que quiera, cuando quiera, como quiera y donde quiera…

--Así es Zorrita, asi es, pues bien hoy me apetece que te pongas la camiseta blanca de lycra que te regale, esa que te queda ceñida como una media, pero póntela sin sostén, para lucir mejor esas tetas, veamos qué más, si ya se, la minifalda de colegiala de cuadritos rojos y negros le combinara perfecto y para ir a juego ya sabes que me gustas con medias negras altas al muslo, con encajes, que cojones todas las que tienes las he comprado yo así que cualquiera, y de zapatos tienen que ser rojos o negros con esa falda y esas medias así que optaré por los rojos de tacón de aguja… mmm creo que se me olvida algo, veamos… Ahh si ya se, no te pongas bragas, tienes un precioso felpudo negro que te tapa toda la raja. Eso es todo, ¿Ves que sencillo?... Ahora solo quiero oír la frase que dices siempre cuando te mando algo, nada más, ni una palabra más.

--¡ENTENDIDO!...

--Estaremos en casa en 30 minutos…

María estaba temblando, no era lo mismo vestirse así para el viejo en su casa que estar asi en casa cuando llegara su novio por muy borracho que fuera con sus 3 compañeros de trabajo y el jefe…

--¿Que iban a pensar de ella los compañeros de trabajo de Carlos?

--¿Si le decían algo después?...

Bueno quizá solo lo dejen en la puerta y se vayan enseguida, pensó, seguro que Don Lucas solo quiere asustarla, estaba un poco quejoso últimamente porque no se le levantaba y le echaba la culpa a ella, todo esto pasaba en cuestión de segundos por su cabeza mientras Don Lucas esperaba su respuesta y la respuesta sólo podía ser una.

--Señor… ¡¡¡SU PERRA está para obedecer y complacer en lo que quiera!!!...

María no obtuvo más respuesta, el pitido del teléf. le avisaba que habían colgado y que tenía 30 minutos para prepararse, fue corriendo a coger la escalerita plegable que tenían para llegar al altillo del armario donde escondía una caja grande con todas las cosas que Don Lucas le regalaba de ropa, lencería, juguetes, la caja era voluminosa, repleta ya de cosas, tenía que dejar los zapatos en bolsas aparte porque ya no le cabía. Ahora mismo no pensaba en nada más que en estar exactamente como le había pedido Don Lucas para que no se enfadase, eso sería peor, mucho peor. Después de un rato de bajar las cosas, seleccionar lo que necesitaba y volver a dejarlo todo como estaba tenía la camiseta de lycra, la minifalda, las medias y los zapatos rojos sobre la cama. El mareo del alcohol parecía que se le había pasado con el susto, incluso el dolor de cabeza, se quitó el vestido que llevaba, el sujetador y las bragas, lo dejo todo sobre una silla que tenía en el dormitorio, comenzó a ponerse la camiseta de lycra, era elástica pero tan ceñida al cuerpo que se le pegaba por el sudor, estaba sofocada por los nervios.

--Tengo que tranquilizarme. -Pensó.

Consiguió colocarla y se sentó en la cama para ponerse las medias negras, eran altas casi hasta la ingle con una banda encaje ancha de unos 4 dedos, bueno ya solo quedaba la minifalda de colegiala, no se la había puesto nunca, se la había regalado el viernes pasado cuando se marchaba de casa de Don Lucas como la mayoría de los viernes. Horror, le entró el pánico de nuevo, la minifalda era tan estrecha que si la abrochaba en la cintura donde le daba de sí, no alcanzaba ni para taparle de frente el coño por completo.

--¡Maldito culo, todo me pasa por tener este culo y estas tetas tan grandes!

Se acordó que tenía unos cuantos imperdibles grandes con los cuales quizás pudiese, sin emplear el botón de la cintura, bajar un poco la minifalda para que le tapase el sexo por completo, mirando de frente. Se puso manos a la obra, busco la caja de los imperdibles y encontró uno que parecía suficientemente largo para que diera de si, lo paso por ojal del botón y lo cerró a la altura del botón, había ganado unos 3 centímetros que fueron de oro, la falda bajo lo suficiente para cubrir el sexo, bueno eso le pareció a simple vista, se puso los zapatos rojos de tacón de aguja de 10 centímetros.

--Jodidos tacones. -Pensó.

Pero se los puso y se fue al cuarto de baño, Don Lucas no le había dicho nada al respecto pero siempre quería que fuese con los labios pintados de rojo muy fuerte. Fue al baño, se pintó lo más rápido que pudo y miró el reloj.

--¡Dios mío, ya ha pasado la media hora, no puede ser! -Le entró el pánico de nuevo, fue a mirarse al espejo de pared que tenía junto a la puerta de entrada. La visión fue dantesca para ella. --¡Dios mío, ayúdame!

Se decía mientras se miraba al espejo, era lo más parecido a una puta de carretera, la camiseta de fina lycra era de manga larga, el escote era generoso pero tenía un pase, pero se le pegaba al cuerpo como una media, sus sostenes por el tamaño de sus pechos eran con refuerzos porque tenía todo grande, no solo las tetas, sino unas aureolas oscuras que destacan en la lycra blanca como dos Galletas María y unos pezones puntiagudos y pronunciados que se marcaban como si llevase dos dedales en las tetas y por si fuese poco estaba sudando y la lycra tan fina con el agua se transparentaba, era como ir con las tetas al aire, no se quería agobiar, no quería sudar, pero cuanto más lo pensaba peor.

Tenía tendencia natural a inclinar el cuerpo hacia adelante por el volumen de sus pechos, pero con los tacones eso se acentuaba, por eso le daba la sensación que por delante la minifalda le alcanzaba para tapar el sexo pero cuando se giró se dio cuenta que por detrás ni siquiera le alcanzaba a tapar el culo por completo, no necesitaba inclinarse un poco para enseñar el coño por detrás, un coño muy poblado de abundante vello negro, al estilo de los años 70 y todo porque a Carlos no le gustaba que se lo afeitarse ni siquiera recordarlo, temblaba para al más mínimo movimiento sus tetas se bamboleaban como si fuese un actriz porno de las películas de Russ Meyer, después de Supervixen, Megavixen y las que fuesen ahora estaba Maria Vixen.

--Tranquilízate María. -Se decía. --Verás como llaman dejan a Carlos y se van, te harán pasar un mal momento y listo.

Se consolaba con estos pensamientos cuando sonó el timbre y se oían voces al otro lado de la puerta, estaba junto a la puerta pero tuvo un momento de indecisión, pero la insistencia del timbre le hizo decidirse, cogió la manija y abrió la puerta. Conocía perfectamente a los 3 compañeros de Carlos, habían trabajado muchas horas en el piso durante el último año, y allí frente a ella estaba Carlos en el centro, borracho perdido, lo sostenían uno por cada brazo, Edu y Fer dos chicos de unos 25 años, detrás de ellos estaban Don Lucas y Manu su hombre de confianza, un cuarentón de mal genio que hacía las veces de encargado de cuando no estaba Don Lucas. Notaba los ojos de todos clavando sus miradas en su cuerpo, pero nadie dijo nada, fueron unos instantes eternos. Hasta que Don Lucas tomó la palabra.

--Que pasa, apártate de la puerta para que entremos, ¿No? Encima que le traemos el novio se queda ahí parada en medio de la puerta como una imbécil… -A Maria solo le ocurrió decir.

--Perdón, perdón, gracias por traerlo, dejadlo en el dormitorio sobre la cama y ahora le acuesto cuando os vayáis…

Los 5 estaban ya en el centro del salón, y Don Lucas volvió a tomar la palabra.

--Que cojones, nada de eso, dejad a este inútil sentado en el rincón del sofá, con la borrachera que lleva no se despertara en bastantes horas. ¿Encima de traerlo no nos vas a ofrecer ni una copita? ¿Pero tu sabes la de horas que hemos metido todos de ataviado en esta casa? Desgraciada, eres una desagradecida, me entran ganas de mandaros a la puta calle esta noche mismo, sabes que lo puedo hacer, cuando quiera, cuando me dé la gana, lo firmasteis, los dos, y os avalasteis mutuamente. No me toques los cojones que os quedáis sin casa y sin trabajo esta noche mismo. Bueno este inútil seguro que no encuentra pero tú, ¡MALDITA ZORRA DESAGRADECIDA! seguro que podrías trabajar de ¡PUTA! la ropa ya la tienes. ¿No les parece chicos?

Todos rieron las palabras del jefe, Edu y Fer mientras habían colocado a Carlos en una esquina del sofá, María estaba pálida, sudaba, no se imaginaba algo así por parte de Don Lucas, Don Lucas delante de sus empleados, hasta la fecha había sido muy discreto. Maria no atinaba qué decir ni hacer.

--Perdone Don Lucas, no quise molestarle, le estamos muy agradecidos, que quieren tomar, no tenemos muchas cosas pero lo que hay es suyo…

Don Lucas se le notaba crecido, imaginaba que la tenía atemorizada pero no tanto, y esa misma noche cuando sus empleados le habían reclamado lo que les debía, se le ocurrió la idea de contentarlos con Maria, y de momento su plan funcionaba bien, ellos se habían olvidado de la pasta, como dice el refrán.

--Tiran más dos tetas que dos carretas. -Tetas, lo que se dice tetas Maria las tenía como cantaros. Asi que siguió marcando el territorio

--Así está mucho mejor, eso me gusta más. Claro que todo lo hay en esta casa es mio, y no lo olvides, ¡TODO! Cielos, si hasta para tomarme un whisky en esta casa os he tenido que regalar yo varias botellas, Pon 5 vasos, 4 con hielo y uno sin hielo y trae un par de botellas, Vosotros tres acercaros unas sillas frente al sofá, poned la mesita de madera baja en el centro y dejadme el sofá para mi y la señora de la casa, con el inútil ya no cabe nadie más…

--¡Por supuesto, Don Lucas, ahora mismo lo preparo! -Atino a decir María.

Que a paso ligero se dirigió a zona de cocina, los pechos se le bamboleaban de lado a lado, pero ella solo pensaba en lo que le había pedido, abrió el congelador y sacó unas bolsas con hielo, preparó un bandeja, puso 5 vasos anchos y lleno 4 hielo, cogió dos botellas del whisky reserva que les había regalado Don Lucas para cuando fuese a su casa, a Carlos y a ella no les gustaba, Carlos prefería el gin-tonic y ella el ron. Ni se había percatado que Don Lucas había ido tras ella cuando oyó su voz.

--¿Tienes unas tijeras? -Maria vio las del pescado que tenía en la fregadera y le dijo.

--¿Estas le sirven?

--Si pueden valer. -Dijo Don Lucas cogiéndolas al tiempo que con la otra mano se llevaba uno de los taburetes altos de la cocina, del lado exterior que hacia de barra de bar. Él fue delante de ella hacia el sofá y le dijo.

--Deja la bandeja sobre la mesita…

Carlos dormía la borrachera, en el rincón del sofá, plácidamente, ajeno a todo lo que estaba pasando, los tres empleados en tres sillas frente al sofá, Maria ni se percataba de que el sudor le había empapado completamente la camiseta de lycra y se le transparentaba completamente el pecho. La visión de los tres teniendo a Maria inclinada delante de ellos dejando la bandeja con esas tetazas transparentándose los tenía babeando, pero Don Lucas quería más y se oyó su voz de nuevo, estaba de pie en el centro, y María se había quedado de pie después de dejar la bandeja en la mesa, delante de los otros 3.

--Maria quiero que les digas lo mismo que dices cada vez que vienes a mi casa.

Maria, temblorosa y sudando no era capaz de articular palabra, miró a la cara a Don Lucas como implorándole, pero temiendo su respuesta dijo.

--¡¡¡MARIA, LA PUTA TETONA!!! Está aquí para lo que quiera, cuando quiera, como quiera y donde quiera Don…

Continuara…


P: GTSololeveling

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