Cristina va al ginecologo
Cristina: 30 años, 1.68m, 85-62-91
Doctor: Buen día Cristina, cuéntame, ¿en qué puedo ayudarte hoy?
Cristina: Hola doctor, es que tengo un problema un poco embarazoso. Verá, últimamente me he estado masturbando compulsivamente y no puedo dejar de hacerlo.
Doctor: Entiendo, ¿y desde cuándo has estado experimentando esto?
Cristina: Pues, diría que desde hace unos seis meses. Al principio no era tan frecuente, pero ahora lo hago todos los días y a veces incluso varias veces al día.
Doctor: ¿Has notado algún otro síntoma además de la necesidad de masturbarte constantemente?
Cristina: No, nada más en particular. Pero me preocupa que pueda ser un problema de adicción o algo así.
Doctor: Entiendo tu preocupación, Cristina. Lo primero que vamos a hacer es un examen físico para descartar cualquier problema médico que pueda estar contribuyendo a esta situación. Luego podemos hablar sobre tus hábitos de masturbación y explorar cualquier posible causa subyacente.
Cristina: Claro, entiendo. Me siento un poco avergonzada, pero sé que es importante abordarlo.
Doctor: No tienes por qué sentirte avergonzada, Cristina. Como profesional médico, mi trabajo es ayudarte a cuidar de tu salud en todos los aspectos, incluyendo la salud sexual. Así que no te preocupes, estamos aquí para encontrar una solución juntos.
Cristina: Gracias, doctor. Me hace sentir un poco mejor saber que estoy en buenas manos.
El doctor le indicó a Cristina que se desvistiera de la cintura para arriba para realizar el examen de los senos. Cristina se quitó la camisa y el sostén. El médico la examinó detenidamente, palpando cuidadosamente sus senos y revisando cualquier anomalía en ellos.
Durante el examen, el médico preguntó: "¿Has notado algún cambio en tus senos en los últimos meses?"
"No, nada en particular", respondió Cristina, tratando de ocultar su vergüenza.
El médico continuó examinando sus senos, presionando suavemente los pezones y preguntando: "¿Te duelen los pezones cuando los tocas?"
"No, no me duelen", respondió Cristina, un poco incómoda por la situación.
El médico le pidió a Cristina que levantara los brazos y sostuviera su pecho con una mano mientras él palpaba con la otra. "¿Sientes alguna molestia o dolor cuando hago presión aquí?", preguntó el médico mientras ejercía una suave presión sobre el pezón de Cristina.
"No, no siento dolor", respondió Cristina con una sonrisa incómoda. "Solo me gusta tocar mis pezones cuando me masturbo, es una sensación muy placentera".
El médico asintió comprensivamente y continuó el examen, frotando y pellizcando suavemente los pezones de Cristina para verificar su sensibilidad. "Todo parece estar en orden aquí", dijo el médico mientras terminaba el examen.
Sin embargo, Cristina se sintió un poco incómoda con la situación y se estremeció ligeramente. "¿Es esto necesario para el examen?", preguntó con una voz temblorosa. El médico se detuvo inmediatamente y se acercó a ella, colocando una mano en su hombro.
"No, no es necesario", respondió con una sonrisa tranquilizadora. "Solo quería asegurarme de que no había ningún tipo de sensibilidad anormal en tus pezones".
Cristina se sintió aliviada y relajada de inmediato, agradecida por la profesionalidad y la atención del médico. "De acuerdo, entiendo", respondió, mientras el médico continuaba con el examen de sus senos.
Después de unos minutos, el médico terminó el examen y le pidió a Cristina que se acostara en la camilla para continuar con el examen pélvico. "Ahora, necesito que te relajes lo más posible", dijo, mientras se preparaba para la exploración.
Cristina respiró profundamente y trató de relajarse, cerrando los ojos mientras el médico comenzaba a examinar su abdomen y pelvis. A medida que avanzaba la exploración, Cristina comenzó a sentir una sensación de incomodidad y tensión.
"Lo siento, no puedo relajarme", dijo con frustración. "Siempre me siento así cuando alguien más me toca. Es algo que tengo que trabajar".
El médico asintió comprensivamente y le dio un poco de espacio. "Entiendo", dijo. "No te preocupes, vamos a tomar las cosas con calma".
Con un movimiento suave, el médico comenzó a examinar la vagina de Cristina, tomando nota de cualquier anormalidad o sensibilidad. Cristina cerró los ojos y respiró profundamente, tratando de relajarse tanto como fuera posible.
Empezó palpando sus labios vaginales, sintiendo su textura y consistencia.
"¿Sientes alguna molestia o dolor?", preguntó el médico mientras seguía palpando.
"No, no siento nada", respondió Cristina con voz temblorosa.
El doctor luego comenzó a examinar su clítoris, observando su tamaño, forma y sensibilidad al roce. Cristina se estremeció ligeramente, sintiendo la sensación agradable pero incómoda de la exploración.
Con una mano, el doctor separó los labios y examinó cuidadosamente la zona, mientras con la otra mano acariciaba suavemente el clítoris de Cristina.
Cristina comenzó a sentir cómo su cuerpo se tensaba poco a poco, su respiración se volvió más agitada y sus gemidos se hicieron más fuertes. El médico, al percatarse de su reacción, continuó acariciando su clítoris con más intensidad y presión, provocando en ella un intenso placer que la llevó al borde del orgasmo.
Cristina trató de controlar sus impulsos, pero su cuerpo no le obedecía y pronto estalló en un orgasmo involuntario, que la dejó sin aliento y temblando de placer. El médico continuó acariciando suavemente su clítoris hasta que se calmó y se recuperó de la experiencia.
"¿Te encuentras bien?", preguntó el médico con preocupación.
"Sí, sí, gracias", respondió Cristina, todavía temblando un poco. "Nunca había sentido algo así".
El médico le explicó que los orgasmos son una respuesta natural del cuerpo ante la estimulación sexual, y que no era nada de lo que debiera avergonzarse. La tranquilizó diciéndole que él estaba allí para ayudarla y que no tenía nada de qué preocuparse.
"Todo parece estar bien aquí", dijo el médico mientras terminaba el examen vaginal. "¿Quieres hablar más sobre tu problema de masturbación compulsiva?".
Cristina se sintió avergonzada al hablar sobre su problema, pero sabía que necesitaba ayuda.
"Siento que no tengo control sobre mi cuerpo", comenzó a explicar. "A veces siento una necesidad tan fuerte de tocarme que no puedo concentrarme en nada más. Lo hago varias veces al día y siento que me está afectando negativamente".
El médico asintió con comprensión y le preguntó más sobre su vida cotidiana y su estado de ánimo.
Doctor: Bien, Cristina, parece que no hay ningún problema médico que pueda estar causando esto. Ahora me gustaría que me hablaras un poco más sobre tus hábitos de masturbación. ¿Cómo lo haces, con qué frecuencia, qué te lleva a hacerlo compulsivamente?
Cristina: Bueno, lo hago con bastante frecuencia. A veces es por aburrimiento, a veces por estrés o ansiedad. Pero la verdad es que incluso cuando no tengo ninguna de esas cosas, todavía siento una necesidad intensa de masturbarme.
Doctor: Entiendo. Parece que puede haber una conexión emocional con tus hábitos de masturbación. ¿Has considerado hablar con un terapeuta o consejero para explorar esto más a fondo?
Cristina: Sí, he estado pensando en hacerlo. Pero también me preocupa que pueda ser una adicción real.
Doctor: Es posible que haya una conexión emocional y que también exista una adicción. Pero no te preocupes, hay tratamientos disponibles para ambos. Podemos trabajar juntos para encontrar una solución que funcione para ti.
Cristina: Gracias, doctor. Realmente aprecio su ayuda.
Doctor: Por supuesto, estamos aquí para ayudarte. Vamos a hacer un plan de tratamiento que aborde tus preocupaciones. Podemos comenzar con terapia y ver cómo va. Si es necesario, también podemos explorar opciones de tratamiento adicionales.
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