Valentina le cumple la fantasia a una pareja
Me desperté temprano en la mañana con el sonido de mi teléfono sonando. Miré la pantalla y vi que había una llamada entrante de un número desconocido. Me pregunté si debía responder, pero decidí hacerlo de todos modos. "¿Hola?" Dije con voz somnolienta.
"¿Valentina?" Preguntó una voz masculina al otro lado de la línea.
"Sí, soy yo", respondí, tratando de sonar más despierta.
"Hola Valentina, soy Juan. Mi esposa y yo queríamos preguntarte si estarías interesada en un trabajo hoy por la noche. Sería en nuestro apartamento en Recoleta".
Me sorprendió un poco su oferta, pero decidí escuchar lo que tenía que decir.
"¿De qué se trata el trabajo?" Pregunté con curiosidad.
"Bueno, mi esposa siempre ha tenido la fantasía de tener sexo oral con otra mujer, y pensamos que tú serías perfecta para hacerlo realidad".
Escuché atentamente mientras Juan continuaba explicando los detalles del trabajo. Me sentí un poco incómoda al principio, pero luego recordé que yo era una profesional y que no había nada de malo en ayudar a una pareja a cumplir su fantasía. Acepté el trabajo y acordamos encontrarnos en su apartamento esa noche.
Cuando llegué al apartamento de Juan y su esposa, me recibieron con una sonrisa amistosa y me llevaron a su dormitorio. Allí, me senté en la cama mientras ellos me explicaban exactamente lo que querían que hiciera. Me dijeron que solo querían que les diera un espectáculo erótico, y que no había necesidad de que hiciera nada que no me sintiera cómoda haciendo.
Asentí con la cabeza, sintiéndome aliviada de que no me estuvieran pidiendo algo que estuviera fuera de mis límites. Sabía que podía ofrecerles un espectáculo erótico que los dejara satisfechos sin tener que cruzar ninguna línea.
Comencé a moverme al ritmo de la música que habían puesto en su equipo de sonido, dejando que mi cuerpo se moviera de forma sensual y provocativa. Me quité lentamente la ropa, sabiendo que su mirada estaba fija en mí. Me acaricié el cuerpo, poniendo especial atención en mis pechos y mis caderas, sabiendo que eso los excitaría aún más.
Juan y su esposa se miraban el uno al otro, visiblemente excitados. Les di un pequeño guiño, y eso los hizo sonreír. Me acerqué a ellos, dejando que mis manos acariciaran sus cuerpos mientras seguía moviéndome al ritmo de la música.
Finalmente, me arrodillé entre ellos, dejando que mis manos acariciaran sus muslos mientras seguía moviéndome. Sabía que lo que realmente querían era que los mirara mientras se tocaban, así que eso es lo que hice. Los miré directamente a los ojos mientras ellos se tocaban y se besaban, y eso pareció llevarlos al éxtasis.
Cuando terminé mi espectáculo, me vestí rápidamente y les di las gracias. Juan y su esposa parecían completamente satisfechos, y yo estaba contenta de haberles dado lo que querían. Salí de su apartamento con una sensación de satisfacción y una billetera un poco más llena.
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