Maria Victoria y Julieta: Masturbacion en el cine
Fue una tarde de sábado cuando decidimos ir al cine juntas. Julieta y yo habíamos estado saliendo por un tiempo, y me encantaba pasar tiempo con ella. La película que íbamos a ver no era tan importante, lo importante era estar juntas.
Cuando llegamos al cine, compramos nuestras entradas y nos dirigimos a la última fila. Nadie nos vio mientras nos sentábamos, y una vez que nos acomodamos, Julieta puso su brazo alrededor de mis hombros. Me sentí segura y cómoda en su abrazo.
La película comenzó, pero no pude concentrarme en ella. Estaba más interesada en Julieta, y en cómo su cabello caía sobre sus hombros, o en cómo su piel parecía suave al tacto. Me sentía atraída por ella de una manera que no había experimentado antes.
De repente, sentí su mano en mi muslo, y un escalofrío recorrió mi cuerpo. Sabía que lo que estaba haciendo era arriesgado, pero no pude resistirme. Lentamente, su mano comenzó a subir, acariciando mi piel y haciéndome sentir viva. Cada vez que sus dedos se acercaban más a mi entrepierna, mi respiración se hacía más profunda y mi corazón latía más rápido.
Finalmente, sentí su mano en mi zona íntima, y sus dedos comenzaron a acariciar suavemente mi clítoris. La sensación era indescriptible, y me dejé llevar por el placer. Nadie más en la sala sabía lo que estaba sucediendo, y esa sensación de hacer algo prohibido sólo aumentaba el éxtasis.
Julieta continuó tocándome, explorando cada centímetro de mi cuerpo con sus dedos. Cada vez que se movía, su piel rozaba la mía, y el calor de su cuerpo me hacía sentir viva. Finalmente, llegué al orgasmo, y me tomó unos momentos para recuperar el aliento.
Después de la película, salimos del cine con una sonrisa en nuestros labios. Miré a Julieta y supe que lo que había pasado entre nosotras era sólo el comienzo de algo especial.
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