Maria Victoria y Julieta: Sexo anal entre mujeres

 




Me llamo María Victoria, pero todos me llaman Mavi. Soy una mujer segura de mí misma y muy apasionada. En mi vida he tenido muchas relaciones amorosas, pero ninguna como la que tengo actualmente con mi pareja, Julieta.


Julieta es una mujer única, hermosa y valiente. Nos conocimos en una conferencia de arte hace algunos años, y desde ese momento supe que era especial. Había algo en ella que me atraía de manera irresistible, y no pude evitar acercarme.


La química entre nosotras fue inmediata, y pronto comenzamos una relación amorosa que ha sido la más intensa y emocionante de mi vida. Con Julieta he aprendido a explorar mi sexualidad de una manera que nunca imaginé posible.


Ella me ha enseñado a disfrutar de mi cuerpo y a descubrir nuevas formas de placer. Hemos explorado juntas el sexo oral, el sexo anal, los juguetes sexuales y mucho más. No hay nada que nos detenga cuando estamos juntas.


Nuestra primera cita fue en un bar del centro de la ciudad, un lugar que tenía un ambiente muy agradable. Cuando llegué, me encontré con Julieta, una mujer hermosa y elegante de unos cuarenta y tantos años. Me sentí un poco nerviosa al principio, pero Julieta era muy amable y acogedora.


Tomamos unos tragos y comenzamos a charlar, nos contamos nuestras historias, nuestras pasiones y nuestras inquietudes. Descubrimos que teníamos muchas cosas en común, incluyendo nuestra pasión por la música y la literatura.


Me di cuenta de que Julieta era una persona muy interesante y profunda, y me encantaba escucharla hablar. Me sentía muy cómoda a su lado, como si la conociera desde siempre.


Después de un rato, Julieta me invitó a cenar en un restaurante cercano. La cena fue deliciosa, y seguimos charlando y riendo. Me di cuenta de que estaba disfrutando mucho de su compañía, y creo que ella también de la mía.


Cuando terminamos de cenar, caminamos por las calles del centro de la ciudad, tomadas de la mano. Era una noche hermosa, con la luna brillando en el cielo y una suave brisa soplando en nuestras caras.

Después de nuestra cena, caminamos juntas por el centro histórico de la ciudad, mientras Julieta me hablaba de su vida y sus intereses. Fue como si nos conociéramos desde siempre, la conexión entre nosotras era palpable. De repente, Julieta tomó mi mano y me miró a los ojos con una dulzura que me hizo estremecer.


"Maria Victoria, eres una mujer maravillosa", dijo Julieta. "Me gusta estar contigo, me haces sentir viva de nuevo".


Me sonrojé ante sus palabras, no sabía qué decir. Julieta se acercó a mí y me dio un beso suave en los labios. Fue como un choque eléctrico, sentí un cosquilleo en todo mi cuerpo.


"Nunca había besado a una mujer antes", admitió Julieta con una sonrisa. "Pero contigo me siento tan cómoda y segura".


Me acerqué a ella y le devolví el beso, esta vez con más pasión. Julieta correspondió de inmediato, sus manos acariciando mi espalda y mi cintura. Nos besamos como si no hubiera un mañana, disfrutando cada segundo de la sensación de nuestros labios juntos.


Finalmente nos separamos, con las respiraciones entrecortadas y sonrisas en nuestros rostros.


"Fue un beso increíble", susurró Julieta. "¿Te gustaría que te lleve a casa?".

Acepté la invitación, emocionada y un poco nerviosa. No podía creer que alguien tan interesante como Julieta quisiera estar conmigo. Nos sentamos en el sofá y comenzamos a conversar, hablando de nuestras vidas, nuestros intereses y nuestras pasiones. Julieta me miraba con una mezcla de curiosidad y deseo, y yo sentía su mirada sobre mí, envolviéndome como una caricia.


En un momento dado, Julieta se acercó a mí y me tomó de la mano, acariciándola con ternura. Me miró a los ojos y dijo: "Me gusta estar contigo, María Victoria. Eres una mujer muy interesante y atractiva".


En ese instante, sentí una oleada de emoción y excitación recorrer mi cuerpo, y supe que quería estar con ella de una manera más íntima. Lentamente, me incliné hacia ella y la besé con suavidad en los labios, sintiendo su boca cálida y húmeda contra la mía.


Julieta respondió a mi beso con pasión, abrazándome y acariciando mi cabello mientras nos besábamos. Pude sentir su cuerpo cálido y suave junto al mío, y me dejé llevar por el deseo que nos unía.

Me dejé llevar por el deseo que nos unía y nuestros cuerpos se fundieron en un abrazo apasionado. Julieta me besó con ternura y fue bajando sus labios por mi cuello, mientras yo acariciaba su cabello y exploraba su cuerpo con mis manos.


Llegamos a su habitación y nos tumbamos en su cama, sin dejar de besarnos ni un segundo. Julieta me quitó la ropa con suavidad, y yo hice lo mismo con la suya, admirando su belleza y sensualidad.


Comencé a besar sus pechos y a jugar con mis dedos en su entrepierna, sintiendo cómo se humedecía con cada caricia. Julieta gemía suavemente, mientras yo me dejaba guiar por mi instinto y mi deseo.


Finalmente, llegamos al momento de entregarnos por completo el uno al otro. Julieta se colocó encima de mí, acariciando mi cuerpo con dulzura, mientras yo sentía su entrada acogedora en mi cuerpo.


Nos movimos en un vaivén de pasión y entrega, explorando cada rincón de nuestro ser. Yo gemía y suspiraba, sintiendo el placer recorrer cada centímetro de mi cuerpo.

Me miró a los ojos y me dijo:


- Mavi, quiero que sepas que me siento muy atraída por ti. Eres una mujer hermosa y muy sensual.


Sonrojé ante sus palabras y le agradecí su elogio. Julieta me tomó de la mano y me hizo recostar en la cama. Comenzó a besarme en el cuello, mientras sus manos acariciaban mis pechos. Me sentía tan deseada y amada en ese momento.


Luego, Julieta deslizó su mano hacia mi entrepierna y comenzó a estimular suavemente mi clítoris. Gemí de placer mientras ella continuaba su trabajo con maestría. De pronto, sentí sus dedos explorando mi entrada trasera y suspiré de excitación.


- ¿Te gusta eso, mi amor? - preguntó Julieta mientras seguía explorando mi cuerpo.


- Sí, me encanta - respondí jadeando de placer.


Julieta continuó estimulando mi clítoris y explorando mi ano con sus dedos. Yo me dejé llevar por el placer y la pasión que nos unía en ese momento. Era una sensación tan intensa y maravillosa que no quería que acabara nunca.

"Me encanta hacerte sentir así, Mavi", susurró Julieta mientras acariciaba mi cuerpo con ternura. "Eres tan hermosa y sensual".


Me sentía completamente vulnerable y entregada a ella, y eso me excitaba aún más. "Me haces sentir tan bien, Julieta", le respondí entre gemidos.

Julieta continuó estimulando mi clítoris y explorando mi ano con sus dedos, y yo gemía de placer mientras me dejaba llevar por las sensaciones. 


"Me encanta hacerte sentir así, Mavi", susurró Julieta mientras acariciaba mi cuerpo con ternura. "Eres tan hermosa y sensual".


Me sentía completamente vulnerable y entregada a ella, y eso me excitaba aún más. "Me haces sentir tan bien, Julieta", le respondí entre gemidos.


Julieta detuvo sus caricias por un momento y me miró a los ojos. "Quiero hacerte el amor, Mavi. ¿Estás lista para eso?"


Asentí con la cabeza, incapaz de articular palabra debido al placer que sentía en ese momento. Julieta se movió lentamente sobre mí, acariciando mi cuerpo con sus manos y sus labios mientras se quitaba la ropa.


Finalmente, nos encontramos piel con piel, nuestras miradas y nuestros cuerpos unidos en una pasión ardiente y desenfrenada. Julieta me besaba con pasión mientras se movía dentro de mí, y yo me aferraba a ella con fuerza, sintiendo cómo el placer se intensificaba con cada embestida de sus dedos en mi culo, mientras me masajeaba el clitoris con su otra mano.


Después de un rato, Julieta se detuvo y me miró con ternura. "¿Te gusta, Mavi?"


"Me encanta", le respondí con una sonrisa.


Julieta se inclinó para besarme de nuevo mientras yo acababa entre gemidos.

Mientras seguíamos besándonos apasionadamente, sentí cómo Julieta comenzó a moverse lentamente sobre mí, buscando que nuestros sexos se frotaran uno contra el otro. Me dejé llevar por el momento y comencé a acariciar su espalda con ternura, mientras mi respiración se hacía cada vez más agitada.


De repente, Julieta se separó de mí y me miró a los ojos. "Ahora es tu turno de darme placer", dijo con una sonrisa.


Me sentí un poco nerviosa al principio, pero rápidamente me dejé llevar por el deseo de satisfacer a mi amante. Bajé mis manos hacia su entrepierna y comencé a acariciar suavemente su clítoris con movimientos circulares, mientras ella gemía de placer.


"Me encanta cómo me tocas", susurró Julieta, mientras su cuerpo comenzaba a temblar con cada caricia que le daba.


Tomé un poco de lubricante y comencé a masajear suavemente su ano con un dedo, sintiendo cómo se relajaba poco a poco. "¿Te gusta?", le pregunté, buscando su aprobación.


"Me encanta", respondió ella con una sonrisa, y me tomó de la mano para guiarme hacia su entrada trasera.


Me introduje lentamente en su interior, explorando cada rincón con suavidad y cuidado. Julieta gemía con cada movimiento, y me pedía que fuera más rápido o más lento, según lo que le gustaba en ese momento.


Finalmente, después de un rato de intenso placer, llegamos juntas al orgasmo, abrazándonos y besándonos con pasión.


"Te amo, Mavi", dijo Julieta, mirándome a los ojos.


"Yo también te amo", le respondí, besándola suavemente en los labios. Nos quedamos así, abrazadas, sintiendo el calor de nuestros cuerpos y la fuerza de nuestro amor.

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