Maria viaja a Usuahia, capitulo 4 - Pedro Luro




Después de unos minutos, una camioneta se detiene junto a María. Una pareja de mediana edad sonríe amablemente y le preguntan a dónde se dirige. María les responde que va hacia el sur, a Ushuaia. La pareja le ofrece llevarla hasta Pedro Luro, un pueblo que se encuentra en su camino hacia el sur.

María agradece y sube al asiento trasero de la camioneta. Durante el viaje, la pareja le cuenta historias sobre su vida en la Patagonia y le dan recomendaciones sobre lugares que debería visitar en su camino hacia el sur. María se siente agradecida por su amabilidad y simpatiza con ellos.

La pareja también se interesa por la historia de María, y le preguntan sobre sus planes y aventuras. María les cuenta sobre sus viajes anteriores y su objetivo de explorar la Patagonia. La conversación fluye naturalmente mientras atraviesan los campos y las montañas de la región.

Finalmente, llegan a Pedro Luro, donde la pareja se detiene para hacer algunas compras en la tienda local. Mientras esperan, María sale de la camioneta para estirar las piernas y apreciar el paisaje. Se siente agradecida por la oportunidad de conocer a personas tan amables y por la belleza del paisaje que la rodea.

La camioneta se detiene frente a una casa modesta pero acogedora en Pedro Luro. Juan Carlos desciende del vehículo y abre la puerta trasera para ayudar a María a bajar su mochila. Susana se acerca a saludarla con un abrazo cálido y una sonrisa amable.



"¡Bienvenida a nuestra casa! Espero que quedes a almorzas", dice Susana mientras la lleva hacia la entrada.

María sonríe agradecida y sigue a Susana hacia la casa. Al entrar, se sorprende gratamente por la decoración acogedora y los detalles encantadores que adornan la sala de estar. Juan Carlos les sigue de cerca y le pregunta a María sobre sus planes de viaje.



María les cuenta sobre su aventura de hacer dedo y su objetivo de llegar a Ushuaia. Juan Carlos asiente con interés y le habla sobre algunos de los lugares más hermosos que ha visitado en la Patagonia.



Mientras tanto, Susana se encarga de preparar la comida. Se escuchan sonidos de utensilios de cocina y el aroma tentador de la comida recién cocinada inunda la casa.



Finalmente, la comida está lista y la pareja invita a María a la mesa. Comen y conversan animadamente, compartiendo historias sobre sus vidas y experiencias. María se siente agradecida por su amabilidad y generosidad.



Después de la comida, Juan Carlos le ofrece a María quedarse en su casa por la noche y continuar su viaje al día siguiente. María acepta con gratitud, feliz de tener una noche de descanso en una cama cómoda y la compañía cálida de esta pareja amable.

Después de dejar su mochila en la habitación que le ofrecieron, se dirige al baño para tomar una ducha. El agua caliente la hace sentir renovada

El vapor de la ducha cubre el baño mientras María disfruta del agua caliente que la reconforta después de un largo viaje. Deja que las gotas caigan sobre su piel, recorriendo su cuerpo y relajando cada músculo tenso. Cierra los ojos y suspira profundamente, dejando que la sensación la envuelva.

El vapor de la ducha cubre el baño mientras María disfruta del agua caliente que la reconforta después de un largo viaje. Deja que las gotas caigan sobre su piel, recorriendo su cuerpo y relajando cada músculo tenso. Cierra los ojos y suspira profundamente, dejando que la sensación la envuelva. Los abre al escuchar la puerta, y ve a Susana entrando desnuda al baño.

 ¿Te importa si me quedo un rato más? Me gusta la ducha caliente después de un día en el trabajo", pregunta Susana.

María asiente, sintiéndose un poco avergonzada por la situación pero tratando de no hacer un gran problema al respecto. "Por supuesto, no hay problema", responde ella. 

"¿Quieres un poco de ayuda?", pregunta Susana, tomando un poco de jabón en sus manos y comenzando a frotar suavemente la espalda de María.

María se estremece ante el contacto, sintiendo cómo la piel de su espalda se eriza con cada toque de Susana. Cierra los ojos y se deja llevar por las sensaciones, disfrutando del contacto de sus cuerpos mientras el agua caliente cae sobre ellas.

Susana continúa acariciando suavemente la espalda de María, deslizando sus manos hacia abajo para masajear su cintura y sus glúteos. María gime suavemente ante el contacto, sintiendo el calor que se acumula en su interior. Susana se acerca más, presionando su cuerpo contra el de María y envolviéndola en un abrazo apasionado. Sus labios se encuentran en un beso intenso, mientras sus lenguas se entrelazan en un baile sensual. El agua sigue cayendo sobre ellas mientras sus cuerpos se unen en un momento de pasión desenfrenada.

El jabón espumoso se extiende por los senos de María, haciéndola suspirar suavemente ante la sensación de limpieza y placer que recorre su cuerpo. "Eso se siente muy bien", murmura ella.

Susana sonríe mientras frota suavemente el jabón sobre los pezones de María, sintiendo cómo se endurecen bajo su toque. "Me alegra que te esté gustando", responde ella con un tono sensual en su voz.

María gira la cabeza hacia atrás, encontrándose con los ojos oscuros de Susana mientras continúa acariciando sus senos. Siente un escalofrío recorrer su columna vertebral ante la intensidad de la mirada de la mujer, y un rubor se extiende por sus mejillas al darse cuenta de que se está excitando. "Oh, Dios mío", piensa para sí misma, sintiendo un cosquilleo en su entrepierna. "¿Qué está pasando aquí?".

Susana parece percibir su incomodidad, y se detiene con su masaje. "Lo siento si te incomodé", dice ella con un tono apenado. "Solo pensé que podría hacerte sentir mejor".

"No, no te preocupes", responde María rápidamente, sintiéndose agradecida por la preocupación de Susana. "Fue solo un poco inesperado, eso es todo".

Susana le sonríe, y María siente una extraña conexión entre ellas mientras el agua caliente sigue cayendo sobre sus cuerpos. "Bueno, si alguna vez necesitas hablar, estoy aquí para ti", dice Susana suavemente. "Y si quieres continuar con la ducha juntas, no hay problema".

María se queda sin palabras ante la oferta de Susana, pero siente cómo su corazón late rápidamente en su pecho. "No lo sé", murmura ella. "Es solo que nunca he hecho algo así antes".

Susana le da una sonrisa tranquilizadora y le acaricia suavemente la mejilla. "No hay presión, cariño", dice ella. "Solo quiero que te sientas cómoda y segura".

María asiente lentamente, sintiendo cómo sus defensas comienzan a bajar ante la cálida presencia de Susana. "Bueno, supongo que podría intentarlo", dice ella con una sonrisa nerviosa.

Susana le devuelve la sonrisa y comienza a frotar suavemente el jabón en el cuerpo de María de nuevo, haciendo que la joven gimotee suavemente ante el placer que le provoca el contacto. La ducha continúa, y las dos mujeres se sumergen en una experiencia compartida de sensualidad y conexión.

Susana también comienza a acariciar los hombros y la espalda de María, deslizando sus manos hacia abajo y deteniéndose en sus caderas. La joven se inclina hacia adelante, apoyándose en la pared de la ducha mientras Susana continúa con sus caricias.

La ducha continúa, y las dos mujeres se sumergen en un torbellino de emociones y sensaciones mientras se exploran mutuamente con las manos y los labios. El agua caliente cae sobre sus cuerpos, haciendo que la habitación se llene de vapor y creando un ambiente aún más sensual.

María no puede evitar gemir suavemente mientras Susana la besa apasionadamente, sintiendo cómo su cuerpo se tensa y se relaja ante cada movimiento de la otra mujer. Sus manos recorren el cuerpo de Susana, sintiendo la suavidad de su piel y la firmeza de sus curvas.

Finalmente, las dos mujeres se separan, jadeantes y sonrientes. "Creo que necesitamos continuar esto en la cama", dice Susana con una sonrisa traviesa en los labios.

María asiente, sabiendo que ha encontrado algo especial en esta pareja. Juntas, salen de la ducha y se dirigen hacia la habitación, ansiosas por continuar explorando su mutua atracción y deseo.

La habitación está iluminada por la luz suave de una lámpara de noche, creando un ambiente cálido y acogedor. Susana se sienta en la cama y mira a María con una sonrisa juguetona. "¿Te gustaría que te muestre algo especial?", pregunta, con un brillo en sus ojos.

María se acerca a ella, sintiendo la emoción y el deseo crecer dentro de ella. "Por supuesto", responde, sin saber qué esperar.

Sin decir una palabra más, Susana se levanta y camina hacia su armario, sacando una pequeña caja de madera. La abre cuidadosamente y saca un conjunto de lencería negra y seductora.

María se queda boquiabierta al ver la sensual prenda, sintiendo cómo su corazón late con fuerza en su pecho. Susana se acerca a ella, tomándola de la mano y llevándola hacia el baño. Allí, le indica que se siente en el borde de la bañera mientras comienza a vestirla con la lencería, ajustándola con cuidado y admirando el efecto que tiene en el cuerpo de María.

Cuando termina, Susana le da la vuelta y la mira directamente a los ojos. "Eres absolutamente impresionante", dice, antes de besarla con pasión una vez más.

Juan Carlos entra en la habitacion.

"Hola chicas, veo que se están divirtiendo", dice con una sonrisa juguetona. "¿Puedo unirme?"

Susana sonríe y asiente, mientras que María siente un poco de nerviosismo por la presencia de Juan Carlos. Pero decide dejarse llevar por el momento y ver a dónde los lleva la situación.

María se siente reconfortada por las palabras de Juan Carlos y se rinde al beso, permitiéndose perderse en el momento y en las sensaciones que le provoca.

Juan Carlos se toma su tiempo para explorar los labios de María, acariciando suavemente su lengua con la suya. Sus manos se deslizan por el cuerpo de la joven, acariciando sus pechos y su cintura antes de bajar hacia sus muslos. 

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María gime suavemente cuando siente las manos de Juan Carlos en sus muslos, y se arquea hacia él en busca de más contacto. Sus besos se vuelven más intensos y apasionados, y ella responde con el mismo fervor.

De repente, Susana se une a ellos en la cama, acariciando el cuerpo de María con suavidad antes de bajar la mirada hacia su entrepierna. "¿Puedo?", pregunta con una sonrisa.

María asiente, sintiendo la humedad entre sus piernas al pensar en lo que va a suceder. Juan Carlos se mueve hacia un lado, dándole espacio a Susana para que se acomode entre las piernas de María.

Con habilidad y delicadeza, Susana comienza a practicarle sexo oral a María, acariciando suavemente su clítoris con la lengua y los labios. María gime y se retuerce de placer, sujetando con fuerza las sábanas mientras disfruta de las caricias de la pareja.

Juan Carlos la observa con una sonrisa, acariciando suavemente su cabello mientras disfruta del espectáculo. 
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Susana se mueve con habilidad y delicadeza, explorando cada rincón de la intimidad de María con su lengua y sus labios. La joven gime suavemente, aferrándose a las sábanas mientras siente cómo el placer se acumula en su cuerpo. Juan Carlos la observa con atención, acariciando suavemente su piel y sus pechos mientras disfruta del espectáculo.
Juan Carlos se acerca a María con ternura, acariciando suavemente su piel y su cabello. Le susurra al oído, preguntándole si está lista para dar el siguiente paso. María siente un ligero nerviosismo, pero también una excitación abrumadora al pensar en lo que viene a continuación.

Asiente con un suave suspiro, y Juan Carlos la besa con pasión antes de deslizar su mano entre sus muslos. La joven gime suavemente, arqueando su espalda y aferrándose a él mientras siente cómo su cuerpo se tensa de deseo.

Juan Carlos toma su tiempo, acariciando suavemente su intimidad antes de deslizar un dedo en su interior. María gime más fuerte, sintiendo cómo su cuerpo se tensa en anticipación del placer que está por venir. Susana se une a la exploración, acariciando suavemente el clítoris de María con su lengua mientras Juan Carlos la penetra con sus dedos. La joven se siente abrumada por las sensaciones y gime de placer, aferrándose a las sábanas mientras se entrega por completo al placer que están provocando en su cuerpo. 
Después de asegurarse de que todo esté en orden, Juan Carlos se acerca a María y le susurra al oído: "¿Estás lista?".

María asiente tímidamente, sintiendo una mezcla de nerviosismo y deseo. Juan Carlos la besa suavemente antes de guiar su miembro hacia su entrada, y la joven siente cómo su cuerpo se tensa ante la anticipación del placer. 

Con habilidad y delicadeza, Juan Carlos comienza a moverse lentamente, explorando el interior de María con cada embestida. La joven se siente abrumada por las sensaciones y gime suavemente, aferrándose a las sábanas mientras se entrega por completo al placer que está experimentando.

"Eres tan hermosa", dice Juan Carlos con una sonrisa amorosa mientras sigue moviéndose dentro de ella. 




Juan Carlos se mueve dentro de María con pasión y delicadeza, explorando cada rincón de su cuerpo con habilidad. Cada embestida hace que la joven sienta una explosión de placer, y sus gemidos llenan la habitación mientras se aferra a sus amantes. Susana, por su parte, se dedica a acariciar suavemente el cuerpo de María, explorando su piel con suavidad y amor.

Los tres se mueven juntos en una danza de éxtasis y deseo, sintiendo cómo sus cuerpos se unen en una explosión de placer. Los labios de Juan Carlos se unen a los de María en un beso apasionado, mientras Susana observa con atención la escena. 

"Voy a acabarte adentro, María", dice Juan Carlos con voz ronca, mientras se mueve dentro de ella. "Hazlo por favor". María siente cómo sus ojos se llenan de lágrimas al escuchar sus palabras, y se aferra a él con fuerza.

Susana sonríe con dulzura, acariciando suavemente el cuerpo de María. "Te gusta, putita", dice con suavidad. "Te gusta la pija de mi marido". 

Los tres continúan moviéndose juntos en una danza de amor y pasión, sintiendo cómo sus cuerpos se unen en una explosión de placer y felicidad. Cada movimiento, cada gemido, cada caricia, es una muestra de la intensidad de su amor y de la conexión que comparten.

Juan Carlos se siente cada vez más cerca del clímax y aumenta el ritmo de sus embestidas, sintiendo cómo la tensión en su cuerpo aumenta con cada movimiento. Susana le observa con atención, sabiendo que está a punto de alcanzar el clímax y disfrutando de la vista de su cuerpo en acción. 

María siente cómo Juan Carlos se tensa en su interior y suelta un gemido de placer, sintiendo cómo su cuerpo se inunda con el calor de su eyaculación. Juan Carlos se detiene, respirando fuerte mientras se recupera de su clímax y mira a María con amor y cariño, mientras reti9ra se pene de su interior. Susana se abalanza sobre la entrepierna de Maria, lamiendo el semen que brota desde su interior.

María se siente abrumada por las sensaciones que recorre su cuerpo, y suspira de placer mientras Susana continúa acariciando su interior con habilidad. Cada vez que su lengua se mueve, María siente como si estuviera en una montaña rusa de emociones, su cuerpo se tensa y se relaja a su antojo.

"Mmm... Susana, esto es maravilloso", dice María con una voz entrecortada, mientras su cuerpo se sacude con cada toque.

Susana sonríe amorosamente a María y continúa acariciando suavemente su intimidad, sintiendo el amor y la pasión que fluyen entre los tres. Mientras tanto, Juan Carlos observa con atención, admirando la belleza de las dos mujeres y la forma en que se entregan al placer juntas.

Susana sonríe con ternura ante las palabras de María, y continúa acariciando suavemente su intimidad con su lengua y sus labios. La joven gime de placer y se arquea hacia ella, sintiendo cómo su cuerpo se acerca cada vez más al éxtasis.



Después de unos momentos de intenso placer, María llega al clímax y su cuerpo se sacude con convulsiones de éxtasis. Susana se detiene por un momento, pero luego continúa acariciando suavemente su intimidad mientras la joven recupera el aliento.

"¿Estás bien, amor?", pregunta Juan Carlos con una sonrisa amorosa mientras acaricia el cabello de María.

"Sí, estoy bien. Eso fue increíble", responde María con una sonrisa tímida.

"Me alegra que te haya gustado", dice Susana con una sonrisa, mientras se acurruca junto a ella.

"¿Qué tal si nos acostamos un rato y nos relajamos?", sugiere Juan Carlos mientras acaricia suavemente su espalda.

"Suena bien", responde María con una sonrisa, mientras se acomoda en la cama entre sus dos amantes.

Los tres se quedan abrazados por un momento más, disfrutando de la calidez y el amor que comparten juntos. Finalmente, María se levanta de la cama y se dirige al baño para darse otra ducha, dejando a Juan Carlos y Susana juntos en la cama, mirándose el uno al otro con amor y complicidad.


***

María se despide de Susana y Juan Carlos con un abrazo cálido y un beso en la mejilla, agradeciéndoles por una experiencia tan maravillosa e inolvidable. Después de recoger sus pertenencias y despedirse una vez más, se dirige hacia el coche del conductor amable que la llevará a su próximo destino.

Mientras viaja en el automóvil, María se siente agradecida por la amabilidad del extraño que le ha ofrecido un viaje. Hablan un poco durante el trayecto y María se da cuenta de que hay personas bondadosas y generosas en el mundo, dispuestas a ayudar a los demás sin esperar nada a cambio.

Finalmente, el coche llega a Viedma y María se baja con una sonrisa agradecida. Le desea al conductor un buen día y se dirige hacia la ciudad, lista para continuar su aventura y ver lo que le espera en el futuro. Aunque ha dejado atrás una experiencia maravillosa con Juan Carlos y Susana, sabe que hay muchas más aventuras y oportunidades por delante, y está emocionada por descubrir lo que vendrá a continuación.


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