Maria conoce a tres pendejos
María entró en la cervecería y se sentó en la barra, examinando la lista de cervezas artesanales. Mientras decidía qué pedir, tres jóvenes se acercaron y se sentaron a su lado. Comenzaron a hablarle sobre sus cervezas favoritas y la cultura cervecera en Buenos Aires, y ella encontró su conversación divertida e interesante.
Uno de ellos le ofreció una muestra de su cerveza favorita y ella aceptó, disfrutando de su sabor complejo y refrescante. A medida que la conversación continuaba, se dio cuenta de que estaba disfrutando de la compañía de estos jóvenes y de la sensación de libertad que experimentaba al estar sola en un lugar nuevo.
Después de varias cervezas y risas, los jóvenes se ofrecieron a llevarla en su auto a casa de uno de los tres, donde continuarian la velada.
María se sentía un poco nerviosa ante la propuesta de los jóvenes, pero decidió aceptar. Después de todo, había sido una noche divertida y no había tenido la oportunidad de conocer gente nueva en mucho tiempo.
El viaje en el auto fue breve pero agradable, y cuando llegaron a la casa, los jóvenes la invitaron a pasar. La casa estaba bien decorada y tenía un ambiente cálido y acogedor. Los jóvenes prepararon más cervezas y algunos aperitivos, y María se sintió cómoda con su compañía.
Mientras charlaban, uno de los jóvenes comenzó a tocar la guitarra y cantar, y los otros lo acompañaron con palmas y coros. María se sintió atraída por el talento del joven, y comenzaron a hablar más de cerca. La tensión sexual era palpable, y María se dio cuenta de que los tres jóvenes estaban coqueteando con ella.
María se sentía un poco incómoda al principio, pero rápidamente se dejó llevar por el ambiente relajado y divertido. Los jóvenes eran divertidos y simpáticos, y ella disfrutaba de su compañía.
A medida que la noche avanzaba, María comenzó a sentirse más y más relajada, y pronto se encontró riendo y bromeando con los jóvenes como si los conociera de toda la vida. Los jóvenes se mostraban cada vez más coquetos con ella, y aunque María lo encontraba divertido, también se sentía un poco incómoda.
Pero cuando uno de los jóvenes le ofreció una cerveza fresca, María decidió que no había nada de malo en divertirse un poco más. Así que aceptó la cerveza y comenzó a beber con ellos. Pronto, la conversación se volvió más íntima y los jóvenes comenzaron a hacerle preguntas personales y a contarle historias picantes.
María se sentía un poco avergonzada, pero también se sentía emocionada y curiosa. Pronto, los jóvenes comenzaron a tocarla y a acariciarla, y aunque María sabía que quizás no era lo mejor, no podía evitar sentirse atraída por su juventud y energía.
Finalmente, uno de los jóvenes la besó apasionadamente, y aunque María se resistió al principio, pronto se dejó llevar por la emoción del momento. Los jóvenes la desnudaron y comenzaron a acariciar su cuerpo, haciéndola gemir de placer.
Los jóvenes continuaron acariciando y besando el cuerpo de María, explorando cada rincón de su piel con suavidad y delicadeza. "Eres tan hermosa", susurró uno de ellos mientras le acariciaba el rostro. "Nos estás haciendo sentir muy bien". María sonrió, disfrutando del halago y de la atención que le estaban brindando.
Poco a poco, las caricias y los besos fueron aumentando de intensidad, y los jóvenes comenzaron a desnudarse también. "¿Te gustaría hacer algo por nosotros?", preguntó uno de ellos con voz seductora. María se mordió el labio inferior, sintiendo la excitación crecer dentro de ella. "Sí", respondió con voz suave. "Me encantaría".
Los jóvenes la tomaron de las manos y la llevaron a la cama, donde la rodearon con ternura. María sintió cómo sus cuerpos se unían en un abrazo apasionado, y se dejó llevar por el placer del momento.
Los jóvenes se acostaron en la cama y María se arrodilló entre ellos, sintiendo la excitación crecer en su interior. Tomó a cada uno de ellos en sus manos y comenzó a acariciarlos suavemente, sintiendo cómo sus cuerpos reaccionaban ante sus caricias.
Luego, María se inclinó hacia adelante y comenzó a darles placer oral con habilidad y destreza, sintiendo cómo el placer se acumulaba en sus cuerpos. Los jóvenes gemían y la acariciaban con ternura, y María se sentía en el cielo.
Los jóvenes se retorcían de placer, sus cuerpos temblando mientras María los llevaba al clímax. Finalmente, después de unos momentos de intensidad, eyacularon de a uno dentro de la boca de Maria, que no dejo caer ni una gora de semen, tragandolo inmediatamente. Los cuatro cayeron exhaustos sobre la cama, respirando agitadamente. María los besó con ternura, sintiendo la cercanía y la conexión que había creado con ellos. "Eso fue increíble", dijo uno de los jóvenes, todavía jadeando. "Nunca había sentido algo así." "Me alegra haberles dado placer", respondió María con una sonrisa, sintiéndose feliz y satisfecha. "¿Quieren más?" Los jóvenes la miraron con una mezcla de sorpresa y deseo, y María supo que su noche estaba lejos de terminar.
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