Laura va al ginecologo
Laura: 33 años, 1.75m, 86-68-94
Laura llega al consultorio vestida con pantalones ajustados de mezclilla y una blusa blanca de algodón. Lleva puesto un abrigo largo para protegerse del frío. Al llegar al mostrador, es recibida por la asistente médica quien le sonríe amablemente y la saluda.
"Buenos días, ¿en qué puedo ayudarte?" pregunta la asistente médica.
"Buenos días, tengo una cita con el doctor González", responde Laura.
"Por supuesto, ¿podría darme tu nombre y fecha de nacimiento, por favor?" pide la asistente.
Laura proporciona la información y la asistente revisa su expediente. "Muy bien, Laura, ya veo que tienes una cita programada para un examen ginecológico de rutina. Por favor, toma asiento y te llamaremos en cuanto el doctor esté listo para atenderte", dice la asistente.
Laura agradece y toma asiento en la sala de espera.
El doctor García la recibió con una sonrisa y un cálido saludo. "Bienvenida, Laura. ¿Cómo estás hoy?"
"Estoy bien, gracias", respondió Laura mientras se acomodaba en la silla del consultorio. "Solo necesito un chequeo de rutina y algunas pruebas".
"Por supuesto, estaré encantado de ayudarte con eso", respondió el doctor González mientras revisaba el expediente médico de Laura. "¿Has tenido algún problema de salud recientemente?"
"No, todo ha estado bien", respondió Laura. "Solo quiero asegurarme de que todo esté en orden".
El doctor asintió con la cabeza y comenzó a hacerle algunas preguntas más antes de empezar el examen. Luego, le indicó a Laura que se desvistiera y se colocara una bata de examen.
Mientras Laura se cambiaba detrás de la cortina, el doctor García se preparaba para el examen. Cuando Laura regresó, el doctor le pidió que se recostara en la camilla y comenzó a auscultar su corazón y sus pulmones. Luego, le tomó la presión arterial y la temperatura, todo mientras Laura seguía acostada en la camilla.
"Todo parece estar bien hasta ahora", dijo el doctor González mientras continuaba con el examen. "Ahora, necesito que te recuestes de lado para realizar un examen pélvico".
Laura se movió con elegancia en la camilla y se colocó en la posición indicada. El doctor García se puso guantes y comenzó a examinar su área genital externa.
"Muy bien, todo parece estar en orden", dijo el doctor mientras continuaba el examen. "Ahora necesito que te relajes y respires profundamente mientras inserto el espéculo para un examen interno".
Laura cerró los ojos y trató de relajarse mientras el doctor González insertaba el espéculo en su vagina. A medida que el examen continuaba, Laura comenzó a sentir un cosquilleo en su cuerpo, algo que no podía explicar.
El doctor González continuó con el examen, pero notó que la respiración de Laura se estaba volviendo más profunda y sus movimientos se estaban volviendo más sensuales. "¿Estás bien, Laura?" preguntó el doctor.
"Estoy bien", respondió Laura mientras se mordía el labio inferior. "Solo me siento un poco...sensitiva".
El doctor sonrió comprensivamente y continuó con el examen. Con una mano sostuvo suavemente los labios de la vulva de Laura mientras con la otra mano palpar suavemente su vagina, explorando la sensibilidad y textura de las paredes internas.
Laura cerró los ojos y dejó escapar un suspiro mientras el doctor continuaba el examen, sintiendo una oleada de calor recorrer su cuerpo. "¿Te sientes bien, Laura?" preguntó el doctor González, notando la reacción de su paciente.
"Sí, estoy bien", respondió Laura, su voz algo entrecortada. "Solo estoy un poco...excitada".
El doctor González colocó un poco de lubricante en su dedo y comenzó a frotar suavemente el clítoris de Laura mientras le hacía preguntas para saber cómo se sentía.
"¿Sientes alguna incomodidad, Laura?" preguntó el doctor mientras continuaba con el examen.
"No, en realidad se siente muy bien", respondió Laura mientras suspiraba. "Es una sensación bastante agradable".
El doctor González continuó con el examen, alternando la presión y la velocidad de los movimientos. "¿Te gusta esto, Laura?" preguntó mientras aumentaba la velocidad de la estimulación.
Laura jadeó y cerró los ojos, sintiendo como el placer comenzaba a aumentar en su cuerpo. "Sí, por favor, sigue así", respondió con voz entrecortada.
El doctor González continuó con el examen del clítoris de Laura, frotándolo suavemente con sus dedos para comprobar su sensibilidad. Laura estaba disfrutando del examen, sintiendo cómo su cuerpo respondía a los estímulos. De repente, sintió una sensación abrumadora en su clítoris que la hizo gemir y arquear la espalda.
El doctor González notó la reacción de Laura y se detuvo inmediatamente. "¿Estás bien, Laura? ¿Quieres que pare?", preguntó el doctor.
Laura recuperó el aliento y sonrió avergonzada. "Lo siento, no pude controlarlo", dijo ella. "Estoy bien, por favor, continúa".
El doctor González asintió con la cabeza y continuó con el examen del clítoris de Laura. A medida que el examen continuaba, Laura empezó a sentir la tensión en su cuerpo aumentando de nuevo. Esta vez, la sensación se hizo demasiado fuerte y Laura tuvo un orgasmo involuntario.
Laura jadeó y tembló mientras el orgasmo la recorría, sintiendo una sensación de vergüenza y emoción al mismo tiempo. El doctor González la sostuvo con cuidado y le preguntó cómo se sentía.
Laura recuperó el aliento lentamente y se estremeció de placer. "Fue...intenso", dijo ella. "Lo siento, no quise...pero fue tan bueno".
El doctor González sonrió y le aseguró que era normal tener reacciones físicas durante un examen ginecológico. Le permitió un momento para recuperarse antes de continuar con el examen.
El doctor González comenzó a examinar los senos de Laura, primero palpando los ganglios linfáticos debajo de sus brazos y luego moviéndose hacia los senos. "Voy a palpar tus senos para detectar cualquier bulto o anomalía", explicó el doctor mientras realizaba el examen. "Por favor, avísame si sientes alguna molestia".
Laura se mordió el labio inferior mientras el doctor examinaba sus senos con cuidado. A pesar de que sabía que era un procedimiento importante, no pudo evitar sentirse un poco cohibida por la situación.
El doctor González continuó examinando los senos de Laura, palpando cuidadosamente cada uno de ellos en busca de alguna irregularidad. Laura trató de relajarse y concentrarse en su respiración, aunque no pudo evitar sentirse un poco excitada por la sensación de las manos del doctor en sus senos.
"Voy a revisar la sensibilidad de tus pezones, Laura", dijo el doctor mientras colocaba sus manos en los senos de Laura.
El doctor González empezó a frotar suavemente los pezones de Laura, observando atentamente su reacción. "¿Sientes sensibilidad cuando froto tus pezones, Laura?" preguntó el doctor González.
Laura se mordió el labio inferior y asintió con la cabeza, sintiendo una oleada de calor recorrer su cuerpo. "Sí, siento sensibilidad cuando los tocas", dijo Laura en voz baja.
El doctor González continuó examinando los pezones de Laura, ejerciendo presión y rozando suavemente. "¿Y qué tal cuando aplico presión?" preguntó el doctor González mientras ejercía más presión en los pezones de Laura.
Laura cerró los ojos y respiró profundamente, sintiendo cómo su cuerpo respondía al tacto del doctor. "Siento un poco de dolor, pero también es excitante", confesó Laura.
El doctor González asintió con la cabeza y continuó examinando los pezones de Laura, observando cuidadosamente cualquier reacción. "Es importante conocer tu nivel de sensibilidad y cualquier tipo de molestia que puedas experimentar para brindarte el mejor cuidado, ahora seguiremos con una mamografia", explicó el doctor.
Laura se colocó delante de la máquina de mamografía. Doctor Gonzales le pidió que se parara de lado y colocara su seno izquierdo en la placa de mamografía, mientras que su seno derecho se mantenía cubierto.
Laura siguió las instrucciones del doctor y sostuvo su seno izquierdo en la posición adecuada. El doctor Gonzales ajustó la máquina para que la placa de mamografía se presionara suavemente sobre su seno, lo que generó una ligera presión y cierta incomodidad para Laura.
"Estoy aplicando una presión suave para obtener una imagen clara de tu seno. Mantén la respiración por un momento", explicó el doctor Gonzales mientras se preparaba para tomar la radiografía.
Laura contuvo la respiración durante unos segundos mientras se tomaba la imagen. Luego, el doctor Gonzales le pidió que cambiara de posición para la toma de la mamografía del otro seno. Después de tomar ambas imágenes, el doctor le explicó que revisaría los resultados para asegurarse de que todo estuviera normal.
El doctor le explicó a Laura que era necesario realizar un examen rectal para evaluar el estado de su salud en general, y en particular el de su sistema gastrointestinal. Le explicó que era una práctica común y que le permitiría detectar cualquier anormalidad o afección que pudiera estar presente.
Después de asegurarse de que Laura entendiera el procedimiento y sus beneficios, el doctor le pidió que se acostara de lado en la camilla y que flexionara ligeramente las rodillas. Le explicó que estaría cubriendo sus manos con guantes y aplicando una pequeña cantidad de lubricante en su dedo para facilitar la inserción.
Laura se sintió un poco nerviosa pero confiaba en el doctor y en que todo sería hecho con profesionalismo. Se acostó sobre su costado derecho y dobló sus piernas hacia su pecho para facilitar el acceso.
El doctor cubrió sus manos con guantes y aplicó una pequeña cantidad de lubricante en su dedo índice. Le explicó a Laura que sería cuidadoso y que el examen no debería ser doloroso. Con suavidad y con una mano en su cadera para asegurar su estabilidad, el doctor introdujo lentamente su dedo en el recto de Laura.
Durante el examen, Laura se concentró en respirar profundamente y tratar de relajarse para que el proceso fuera más fácil. El doctor le preguntaba regularmente cómo se sentía y si experimentaba algún dolor o incomodidad.
Laura le respondió que estaba bien y que no sentía molestias, aunque se sentía un poco extraña. El doctor continuó con el examen, explorando cuidadosamente el interior del recto de Laura, palpando suavemente para detectar cualquier irregularidad o inflamación.
Después de unos minutos, el doctor introdujo cuidadosamente un segundo dedo y le explicó a Laura que todo parecía estar en buen estado. Laura respiró profundamente y trató de mantenerse relajada mientras el doctor continuaba con el examen rectal. Él se movía suavemente dentro de ella, palmando suavemente las paredes del recto y sintiendo la textura y consistencia de su tejido.
Mientras tanto, el doctor le hacía preguntas a Laura para asegurarse de que no estaba sintiendo molestias ni incomodidad durante el examen. "¿Te duele algo?", "¿Estás sintiendo alguna presión incómoda?" y "¿Te sientes cómoda?", fueron algunas de las preguntas que hizo.
Laura respondía con un suave gemido o un movimiento de cabeza, indicando que estaba bien y que no sentía ninguna molestia. El doctor siguió explorando su recto, moviendo sus dedos hacia adelante y hacia atrás para asegurarse de que todo estaba en buen estado.
Luego, el doctor pidió a Laura que se acostara boca abajo en la mesa de examen con las piernas ligeramente separadas. Después de colocar un espéculo anal en su ano y aplicar lubricante, el doctor comenzó a examinar su recto.
Durante el examen, el doctor le preguntó a Laura si sentía alguna molestia o dolor. Laura respiró profundamente y trató de relajarse para facilitar el examen. El doctor continuó con el examen, moviendo el espéculo cuidadosamente para poder examinar la zona interna del recto de Laura.
Durante el examen rectal, Laura comenzó a sentir una sensación intensa en su cuerpo. No estaba segura de lo que estaba sucediendo, pero sabía que algo estaba cambiando. Trató de concentrarse en la respiración y en relajarse para no preocupar al doctor.
Sin embargo, la sensación no se detuvo y comenzó a aumentar en intensidad. Laura se dio cuenta de que estaba teniendo un orgasmo involuntario. Trató de controlarse, pero sus caderas comenzaron a moverse por sí solas y sus gemidos se volvieron más intensos.
El doctor se dio cuenta de la situación y detuvo el examen de inmediato, retirando cuidadosamente el espéculo y sus dedos. Laura respiraba con dificultad, tratando de recuperar el control de su cuerpo. El doctor le preguntó si estaba bien y le explicó que un orgasmo involuntario durante un examen rectal no era algo fuera de lo común, ya que el recto y la zona anal son zonas erógenas que pueden ser estimuladas accidentalmente durante el examen.
El doctor le pidió a Laura que se relajara y respirara profundamente mientras él preparaba el supositorio. Luego, con guantes y lubricante, insertó cuidadosamente el supositorio en el recto de Laura. Le explicó que el supositorio ayudaría a aliviar sus síntomas y que debería permanecer acostada durante unos minutos para asegurarse de que se absorbiera adecuadamente. Laura asintió y se quedó acostada en la camilla mientras el doctor leía las instrucciones del supositorio y completaba su informe médico.
Después de que el examen finalizó, el doctor le entregó una toalla de papel y le indicó que se limpiara antes de vestirse. Laura se sentía un poco aturdida después de su inesperado orgasmo, pero logró recuperarse lo suficiente para vestirse.
Mientras se ponía la ropa, Laura comenzó a sentirse un poco incómoda por lo que había sucedido y no sabía cómo reaccionar. Finalmente, decidió que quería agradecer al doctor por su cuidado y le dio un abrazo sorpresivo al despedirse.
"Lo siento, no sé por qué hice eso", dijo Laura, sintiéndose un poco tonta.
"No tienes nada que disculparte", respondió el doctor con una sonrisa. "A veces los exámenes médicos pueden ser un poco incómodos, pero es importante que te sientas segura y cómoda en todo momento. Estoy aquí para ayudarte".
Laura se sintió aliviada al escuchar esas palabras y agradecida por la amabilidad del doctor. "Muchas gracias por todo, doctor", dijo mientras lo abrazaba de nuevo.
"Fue un placer atenderte, Laura", respondió el doctor mientras le devolvía el abrazo. "No dudes en contactarme si necesitas algo más en el futuro".
Comentarios
Publicar un comentario