Isabella Capítulo 20: "Daniel y Gabriela exploran sus culos"



 El día siguiente, Gabriela y Daniel se despertaron solos en la casa mientras Samantha e Isa se dirigían al trabajo. El aroma del café recién hecho llenaba la cocina, mientras los dos se servían un tazón y se sentaban juntos en la mesa.


Daniel recordó la experiencia de la noche anterior, y no podía dejar de pensar en Gabriela y en cómo se sentía al estar dentro de ella. También recordó el sabor de sus fluidos, algo que lo había dejado fascinado y que ahora no podía sacar de su mente.


Gabriela notó que Daniel estaba distraído y lo tomó de la mano con ternura. "¿Estás bien, mi amor?", preguntó con suave voz.


Daniel sonrió y asintió, pero no pudo evitar decirle lo que estaba pensando. "Sí, solo estoy recordando lo hermosa que te ves hoy y lo increíble que fue estar contigo anoche", dijo con voz suave.


Gabriela sonrió y le acarició el rostro con delicadeza. "También estuvo increíble para mí, mi amor", respondió con ternura. "¿Te gustaría hacer algo juntos hoy?"


Daniel se emocionó ante la propuesta de Gabriela y la besó con pasión. "¡Claro que sí, mi vida!", dijo emocionado.


Los dos se quedaron juntos en la casa, disfrutando de la intimidad que tenían. Se besaron apasionadamente, explorando sus cuerpos con sus manos. Daniel acarició el cuerpo de Gabriela, admirando su belleza y su fuerza, mientras ella se deleitaba con suavidad en el cuerpo de él.

Daniel sabía que no podía resistirse más, así que se acercó a Gabriela y la besó apasionadamente. Ella respondió con la misma intensidad, y pronto estaban desnudos, explorándose mutuamente con sus manos y sus bocas.


Gabriela le mostró a Daniel cómo le gusta ser tocada, y él se sorprendió al descubrir lo sensible que era su cuerpo. La besó en el cuello, los pechos y el abdomen, y finalmente llegó a su pene. Lo acarició suavemente con la mano, disfrutando de su textura y su calidez. 


Mientras tanto, Gabriela se inclinó para besar suavemente los testículos de Daniel, haciendo que se estremeciera de placer. Luego, ella tomó su pene en su boca, dándole una sensación tan increíblemente placentera que Daniel tuvo que agarrarse de las sábanas para no perder el control.


Finalmente, Gabriela le preguntó a Daniel si quería intentar algo nuevo, y él asintió. Ella lo hizo acostarse boca abajo y le acarició el ano, asegurándose de que estuviera bien lubricado antes de insertar un dedo. Aunque al principio se sintió extraño, Daniel se relajó rápidamente y comenzó a disfrutar de la sensación.


Después de algunos minutos, Gabriela retiró su dedo y lo sustituyó con su pene, entrando lentamente en el cuerpo de Daniel. Él gimió de dolor al principio, pero pronto se sintió abrumado por una oleada de placer.


Mientras hacían el amor, Daniel se sintió profundamente conectado con Gabriela. Juntos, exploraron un territorio desconocido y se entregaron el uno al otro con una pasión y un amor que nunca antes habían experimentado.


Mientras tanto, en el trabajo, Isabella y Samantha se encontraban trabajando arduamente, sin saber que sus parejas estaban disfrutando de su tiempo a solas. Pero cuando regresaron a casa, encontraron a Gabriela y Daniel completamente enamorados y en paz consigo mismos.

Después de un rato, Isabella y Samantha regresaron a casa y encontraron a Daniel y Gabriela desnudos en la cama, exhaustos pero felices. Samantha le pidió a Daniel que la acompañara a un viaje temprano por la mañana, ya que quería pasar tiempo a solas con él. Daniel, emocionado, aceptó la propuesta de su amante.


Antes de dormirse, los cuatro se abrazaron y se besaron apasionadamente. Isa y Samantha sintieron la energía sexual que emanaba de Gabriela y Daniel, lo que las hizo sentir más excitadas. Al darse cuenta de que Gabriela y Daniel estaban muy cansados, decidieron tener un momento juntas en la cama, compartiendo sus cuerpos cálidos. En un momento, Isa deslizó su mano por la curva de la cadera de Sam, mientras la otra mano acariciaba su cabello oscuro y sedoso. Sam se acurrucó contra ella, acariciando suavemente la piel suave de Isa. Lentamente, sus rostros se acercaron y se dieron un suave beso, sintiendo el calor y la pasión que brotaba entre ellas.

Mientras se acariciaban con ternura, sus labios se encontraron en un dulce beso. Deslizaron sus manos por sus cuerpos, explorando cada curva y rincón. En un momento de intensa conexión, se hundieron en el éxtasis de la pasión.


Con los ojos cerrados, se entregaron al placer del amor verdadero. Cada caricia, cada suspiro, cada roce era una nota en una sinfonía de deleite. Sus cuerpos se movían en un baile ardiente, sincronizados en un ritmo de amor puro.


Se entregaron a la magia del momento, sin prisas ni presiones, solo disfrutando del sabor y el aroma de su piel. El éxtasis los envolvió en un torbellino de sensaciones, llevándolos al clímax del placer. Y al final, se abrazaron con ternura, como dos almas que se habían encontrado en el amor.

Después de un rato, se separaron, sonriendo y compartiendo risas. Pasaron un rato más acariciándose mutuamente, disfrutando de la cercanía y la intimidad. Luego se durmieron, sintiendo la calidez y el amor del otro.



Más tarde, los cuatro se despertaron juntos y compartieron un desayuno íntimo antes de que Daniel y Samantha se fueran de viaje. Mientras se despedían, todos se abrazaron y se besaron apasionadamente, deseándose lo mejor para el día que tenían por delante.


Aunque la mañana fue algo más tranquila, la tensión sexual seguía presente en el aire. Isa y Gabriela se miraron a los ojos y sonrieron, sabiendo que aún tenían mucho que explorar juntas.

Daniel y Samantha deciden ir a la playa para disfrutar del sol y del mar. Durante el viaje, Samantha conduce mientras Daniel la acompaña en el asiento del pasajero, y ambos disfrutan de la vista del paisaje y de la música que suena en la radio.


Cuando finalmente llegan a la playa, se sienten liberados de toda tensión y se entregan a la belleza del lugar. Caminan por la orilla del mar, sintiendo la suave brisa en sus rostros y la arena en sus pies. Luego, se sientan en la arena y disfrutan de un picnic que prepararon juntos, compartiendo vino y comida mientras se miran el uno al otro con cariño.


Después de comer, deciden ir al agua. Se sumergen en el mar y sienten la frescura del agua salada en sus cuerpos. Se abrazan y se besan, sintiendo la pasión que los envuelve mientras las olas los rodean.


Finalmente, se sientan en la arena, abrazados, mientras observan la puesta de sol. Se sienten felices y en paz, disfrutando de su compañía y de la belleza del momento.

Mientras Daniel y Samantha se bañaban en el agua tibia del mar, se sumergieron en un juego de caricias y besos. El sol brillaba en el horizonte y las olas susurraban sus secretos al oído. 


Con el agua cubriéndoles hasta la cintura, Samantha acariciaba el pecho de Daniel con sus manos suaves y cálidas. Él correspondía al toque explorando su cuerpo con los dedos y los labios. 


Después de un momento, Daniel se inclinó hacia ella y la besó con pasión, mientras ella le acariciaba el cabello. Lentamente, bajó sus manos hasta sus caderas y la apretó contra él. 


Samantha se estremeció ante el contacto de sus cuerpos y se abrazó a él con fuerza, sintiendo su miembro crecer contra ella. Se dejaron caer al agua, flotando en un abrazo apasionado. 


Mientras se besaban, Daniel exploró con sus dedos la entrada de Samantha, dilatando suavemente su ano con movimientos circulares. Ella respondió con gemidos de placer, acariciando su espalda y deslizando su mano hacia su propio trasero, invitando a Daniel a hacer lo mismo. 


Juntos se sumergieron en el agua, dejándose llevar por el placer mutuo y el calor del sol. Sus cuerpos se movían en un baile sensual bajo el agua, mientras las olas mecían suavemente sus cuerpos. 


Finalmente, cuando el sol comenzaba a ponerse en el horizonte, salieron del agua y se secaron mutuamente con toallas suaves. Se quedaron en silencio, contemplando el mar y disfrutando del momento juntos.

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