Isabella Capítulo 17: "El poliamor"

 


Isabella se sorprendió al ver a Samantha y Daniel entrar juntos por la puerta del café. Al principio no estaba segura de si debería acercarse, pero decidió hacerlo de todos modos.


"¡Chicas, hola!", exclamó Samantha cuando Isabella se acercó a la mesa. "Me alegra verte, ¿cómo has estado?"


"Estoy bien, gracias. ¿Y ustedes dos? ¿Qué están haciendo juntos?", preguntó Isabella con una sonrisa en los labios.


Samantha y Daniel se miraron brevemente, intercambiando una sonrisa antes de que ella respondiera: "Oh, Daniel y yo hemos estado saliendo juntos durante un tiempo. No te lo había dicho porque quería que fuera una sorpresa".


Isabella se sintió abrumada por la noticia. Había pasado tanto tiempo desde que había hablado con Samantha, y ahora estaba con Daniel. No podía evitar sentir una punzada de celos, aunque sabía que era absurdo.


"Pero no te preocupes, Isa. Daniel sabe todo sobre nuestra amistad, y lo respetamos mucho", dijo Samantha, acariciando suavemente la mano de Isabella.


Isabella asintió, sintiéndose un poco más tranquila. Aunque todavía no estaba segura de cómo se sentía acerca de la relación entre Samantha y Daniel, sabía que tenía que ser feliz por ellos.


Durante el resto de la tarde, Isabella disfrutó de la compañía de sus amigos y trató de mantener la mente abierta. Pero a medida que la noche avanzaba, no podía evitar pensar en todo lo que había pasado en su propia vida amorosa. Se sentía confundida y sola, y no sabía cómo seguir adelante.


Cuando finalmente se despidió de Samantha y Daniel esa noche, regresó a casa sintiéndose perdida y sola. Se tumbó en la cama, incapaz de conciliar el sueño. Fue entonces cuando decidió que tenía que hacer algo para recuperar el control de su vida amorosa.

Isabella decidió invitar a Samantha y a Daniel a su casa para presentarles a Gabriela. Desde el primer momento, hubo una conexión y una buena vibra entre los cuatro. Rieron, bebieron cerveza y conversaron sobre la vida, el amor y todo lo que se les ocurrió.


Isabella estaba feliz de tener a las tres personas que más quería en su vida en un mismo lugar, y sentía que esa noche sería especial. A medida que la noche avanzaba, el ambiente se volvía más relajado y los sentimientos comenzaban a aflorar.


Gabriela y Samantha comenzaron a hablar sobre su amor por el arte y la música, mientras que Daniel se sumaba a la conversación con sus propias anécdotas e intereses. Isabella observaba todo con una sonrisa en el rostro, sabiendo que había tomado la decisión correcta al presentarles a su nueva pareja.


La noche transcurrió en un ambiente de alegría y complicidad. Isabella, Daniel, Samantha y Gabriela compartieron más cervezas, risas y confidencias. Al final de la noche, Isabella los invitó a dormir en su casa, para prolongar esa sensación de felicidad y cercanía.


Así, los cuatro se acostaron juntos en la misma cama, abrazados y sintiendo el calor de los cuerpos de los demás. La noche se volvió más íntima, y cada uno se entregó a sus sentimientos y deseos.

El ambiente se volvió más cálido y sensual, con los cuatro entregados a sus sentimientos y deseos. Isabella sintió el cálido aliento de Daniel en su cuello mientras Samantha acariciaba sus senos y Gabriela la besaba apasionadamente. Cada uno exploraba el cuerpo del otro con curiosidad y excitación, descubriendo nuevas sensaciones y placeres.


Las manos y los labios se movían por todo el cuerpo, acariciando, besando, explorando cada rincón de la piel de los demás. Isabella se entregaba completamente a la experiencia, sintiendo cómo su cuerpo se derretía bajo las atenciones de sus tres amantes.


Cada uno de ellos tenía algo único que ofrecer, algo que la hacía sentir especial y deseada. Daniel era apasionado y cariñoso, Samantha era juguetona y provocativa, y Gabriela era intensa y sensual. Los cuatro juntos formaban una conexión especial, una unión única e inolvidable.

Isabella observó a Gabriela y Daniel, que se miraban intensamente mientras se acariciaban y besaban. De repente, Gabriela tomó la iniciativa y empezó a besar el cuello de Daniel, mientras acariciaba suavemente su pene. Daniel se dejó llevar por el placer que le proporcionaba Gabriela, y se arqueó ligeramente hacia atrás mientras ella lo penetraba con sus dedos.


Después de un rato, fue el turno de Daniel de satisfacer a Gabriela. Con suavidad, la penetró con sus dedos mientras le acariciaba los senos. Isabella no podía evitar sentir una excitación incontrolable mientras observaba la escena, y se acercó para acariciar y besar a Gabriela.


Juntos, los cuatro exploraron sus cuerpos y se entregaron al placer mutuo, probando diferentes posiciones y turnándose para penetrarse y ser penetrados. Era una experiencia nueva y emocionante para los cuatro, y se dejaron llevar por sus deseos sin reservas.


Finalmente, exhaustos pero felices, se acurrucaron juntos en la cama, abrazados y sintiendo el calor de los cuerpos de los demás. Habían descubierto algo especial juntos, y estaban emocionados por explorar más esta nueva dinámica de relación poliamorosa.


 La noche continuó con Samantha entreteniéndose con los miembros de Gabriela y Daniel. Con habilidad y ternura, les ofreció un placer indescriptible con su boca y lengua, mientras Isabella observaba admirada. Cada uno de los cuatro se entregaba al éxtasis y al deleite de los demás, experimentando una unión íntima que nunca antes habían sentido.

Isabella se sentía completamente abrumada por el placer que la embargaba. Daniel la penetraba con fuerza por delante, mientras Gabriela lo hacía por detrás. Las sensaciones eran increíbles, el choque de sus cuerpos y la entrega total hacían que Isabella sintiera que estaba en el cielo.


Samantha se unió a la mezcla, acariciando y besando los pechos de Isabella mientras esta gemía de placer. Los cuatro cuerpos se movían en perfecta sincronía, como si fueran uno solo. Isabella estaba tan excitada que no podía contener los gritos que salían de su boca, mientras su orgasmo se acercaba cada vez más.


Finalmente, llegó al clímax. Un fuerte espasmo recorrió todo su cuerpo, mientras su mente se desvanecía en una nube de placer. Los cuatro cuerpos se abrazaron en un abrazo apasionado, disfrutando de la cercanía y la intimidad compartida.


Isabella se sentía extasiada, completamente satisfecha y feliz. Nunca había experimentado algo así, una conexión tan intensa y profunda con otras personas. Estaba emocionada por lo que el futuro les deparaba a los cuatro juntos.


 Se miran a los ojos y se sonríen, sintiendo en sus cuerpos y almas la conexión que han creado juntos. Se besan apasionadamente, disfrutando de la calidez de sus labios y la ternura de sus caricias. En ese momento, no hay nada más en el mundo que su amor y su deseo mutuo. 



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