Gabriela va al ginecologo

 


Gabriela entró a la consulta del ginecólogo, algo nerviosa pero decidida a hacerse los exámenes correspondientes. Se quitó la ropa y se cubrió con la bata que le dieron en la recepción. Se sentó en la camilla y esperó al médico.

El doctor llegó y le preguntó cómo estaba. Gabriela le respondió que estaba un poco nerviosa pero dispuesta a hacerse los exámenes que correspondían. El médico le explicó todo lo que iban a hacer, paso a paso, para que no tuviera ninguna duda.

Primero, le hizo un examen mamario, palpando sus pechos con cuidado. Gabriela se sintió un poco incómoda al principio, pero pronto se relajó al darse cuenta de que el médico sabía lo que hacía.

Luego, el médico revisó sus pezones, preguntándole si sentía alguna molestia o dolor. Gabriela le respondió que no, que todo estaba bien.

Finalmente, el médico le dijo que tenían que hacer una mamografía, y Gabriela se sintió un poco más nerviosa. El médico la tranquilizó, asegurándole que no era un examen doloroso y que no duraría mucho tiempo.

Gabriela se desvistió de la cintura para arriba y se colocó frente a la máquina. El médico le indicó cómo colocar sus pechos, y empezó a tomar las imágenes. Gabriela sintió un poco de incomodidad, pero nada que no pudiera soportar.

Cuando terminaron, el médico revisó las imágenes y le dijo a Gabriela que todo estaba bien en sus pechos. Gabriela se sintió aliviada y agradecida de haberse hecho los exámenes.

El médico le indicó que se recostara en la camilla y comenzó a realizar el examen pélvico. Le preguntó a Gabriela si había tenido algún problema o molestia en la zona, y ella le respondió que no.

Con cuidado, el médico insertó el espéculo y comenzó a abrirlo lentamente, mientras le preguntaba a Gabriela cómo se sentía. Gabriela le respondió que no sentía nada fuera de lo normal.

El médico examinó su clítoris, preguntándole si sentía alguna molestia o dolor. Gabriela le respondió que no, que todo estaba bien.

Luego, el médico retiró el espéculo y con cuidado, introdujo su dedo en la vagina de Gabriela, explorando el interior y palpando sus ovarios. Gabriela se sintió un poco nerviosa, pero pronto se relajó al darse cuenta de que el médico sabía lo que hacía.

Mientras exploraba, el médico notó que Gabriela tenía una zona un poco más sensible que el resto. Le preguntó si sentía algún tipo de dolor o incomodidad en esa zona, y Gabriela le respondió que no.

El médico terminó el examen y le indicó a Gabriela que se vistiera. Le dijo que todo parecía estar bien, pero que tenía que hacer una prueba de Papanicolaou. Gabriela asintió y le agradeció al médico por su atención y cuidado.

Gabriela se acostó en la camilla y el médico comenzó a realizar el examen pélvico. Mientras le insertaba un dedo en la vagina y le hacía palpaciones abdominales, Gabriela comenzó a sentir una sensación de placer. Intentó contenerse, pero el médico notó su reacción y le preguntó si todo estaba bien.

Gabriela se sintió un poco avergonzada, pero admitió que estaba sintiendo una sensación placentera. El médico le explicó que esto era normal y que algunas mujeres pueden experimentar este tipo de sensaciones durante el examen. Le preguntó si quería que continuara o si prefería detenerse.

Gabriela decidió seguir adelante, y el médico continuó con el examen. Gabriela comenzó a gemir suavemente mientras el médico insertaba más dedos y realizaba movimientos circulares. Pronto, Gabriela llegó a un orgasmo involuntario.

El médico se disculpó por cualquier incomodidad, pero Gabriela le aseguró que no tenía nada de qué preocuparse. De hecho, se sintió un poco avergonzada por haber tenido un orgasmo en una situación tan inusual. El médico le explicó que esto es completamente normal y que muchas mujeres experimentan orgasmos involuntarios durante los exámenes pélvicos.

El doctor le explicó a Gabriela que realizaría un examen rectal para asegurarse de que todo estuviera en orden. Le indicó que se recostara sobre la camilla y flexionara un poco las rodillas.

Con guantes y lubricante en mano, el médico comenzó a introducir lentamente su dedo índice en el ano de Gabriela, quien se sentía un poco nerviosa pero confiaba en la profesionalidad del doctor.

Mientras el médico exploraba la zona, Gabriela empezó a sentir una extraña sensación de placer. No sabía cómo reaccionar y se mordió el labio inferior para no gemir. Pero el médico se dio cuenta de lo que estaba pasando y decidió continuar estimulando su punto G.

Gabriela se estremeció al sentir cómo el médico le tocaba esa zona tan íntima, y se sintió un poco avergonzada al tener un orgasmo involuntario durante el examen rectal. Pero el médico la tranquilizó y le aseguró que era algo normal en algunas mujeres.

Finalmente, el médico retiró su dedo y le indicó a Gabriela que se vistiera y que esperara en la sala de espera mientras él redactaba su informe médico. Gabriela se sintió un poco mareada, pero sabía que había sido un examen necesario y que su salud era lo más importante.

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