Camila va al ginecologo

 


Camila: 32 años, 1.65m, 90-72-95

Camila llegó a la consulta del Dr. González puntualmente, presentando un poco de nerviosismo. Era su primera vez visitando a un ginecólogo y aunque sabía que era algo necesario para su salud, no podía evitar sentirse un poco incómoda.

Buenos días, ¿tiene una cita con el doctor? -preguntó la recepcionista.

Sí, a las 10:00 am con el Dr. González -respondió Camila.

Perfecto, pase por aquí y tome asiento, en unos minutos será llamada -indicó la recepcionista señalando hacia la sala de espera.

Camila tomó asiento y comenzó a ojear una revista para distraerse un poco. Finalmente, después de unos minutos, la enfermera llamó su nombre y la acompañó a la sala de examen.

Hola Camila, soy la enfermera Carla. El doctor González llegará en unos minutos. Mientras tanto, por favor, quítese la blusa y el sostén y cúbrase con la bata de examen que se encuentra allí -indicó Carla, señalando hacia una silla donde estaba la bata.

Camila se desvistió nerviosamente, cubriendo sus senos con la bata de papel que le había proporcionado la enfermera. Luego, se sentó en la camilla esperando la llegada del doctor. Cuando éste entró a la sala, Camila se sintió aún más nerviosa.

Buenos días, soy el Dr. González, ¿cómo se encuentra? -preguntó el médico, sonriendo para intentar tranquilizarla.

Hola doctor, un poco nerviosa, pero bien -respondió Camila, con una sonrisa nerviosa.

No se preocupe, estoy aquí para ayudarla y asegurarme de que todo esté bien -le aseguró el médico, sentándose frente a ella y comenzando a examinar sus senos.

- ¿Ha notado algún cambio en sus senos últimamente, Camila?

- No, doctor, todo parece estar bien -responde la mujer con una sonrisa nerviosa.

- Muy bien, sigue así. ¿Le molesta algo en los pezones? -pregunta el médico mientras examina cuidadosamente cada uno de ellos.

Camila siente un cosquilleo en el estómago al escuchar la pregunta del médico. La verdad es que nunca había pensado en la sensibilidad de sus pezones, pero la sola idea de que el doctor los esté revisando la hace sentir extraña.

- No, no me molesta nada -responde, tratando de disimular su nerviosismo.

El doctor González sigue examinando los pezones de Camila, comprobando su sensibilidad al dolor, la presión y los roces. En un momento, con un toque más intenso, Camila no puede evitar soltar un pequeño gemido.

- Parece que eres bastante sensible en esta área -comenta el médico con una sonrisa comprensiva.

- Sí, es que... -Camila titubea, sin saber cómo explicar la sensación que acaba de experimentar.

- No te preocupes, es algo normal. Muchas mujeres tienen una gran sensibilidad en los pezones, es una parte muy erógena del cuerpo. Pero todo parece estar bien en cuanto a su salud -asegura el médico.

Camila se siente un poco más tranquila al oír esas palabras. El examen de los pezones había sido algo incómodo pero breve. Ahora, solo le queda esperar a ver qué sigue en el examen médico que le ha resultado tan sorprendente y excitante.

Después del examen de los senos y pezones, el Dr. González le indicó a Camila que era momento de realizar la mamografía.

Camila se sentía un poco incómoda al tener que someterse a este examen, pero sabía que era importante para su salud. Se levantó de la camilla y se vistió nuevamente con su bata.

Mientras se dirigían a la sala de mamografías, el Dr. González le explicó el proceso y las precauciones que tomarían para minimizar la exposición a la radiación.

"¿Estás lista, Camila?" preguntó el Dr. González mientras la guiaba a la sala de mamografías.

"Sí, estoy lista", respondió Camila un poco nerviosa.

Una vez en la sala, Camila se desvistió de la cintura hacia arriba y se colocó frente a la máquina de mamografía. El Dr. González la guió para que colocara sus senos en la posición adecuada para la toma de las radiografías.

"Voy a comprimir un poco tus senos para obtener una imagen más clara", le explicó el doctor.

Camila se preparó para lo peor, pero el procedimiento fue menos incómodo de lo que esperaba. Aunque la compresión de los senos fue un poco molesta, no le causó dolor.

"Ya está listo", anunció el Dr. González mientras se preparaba para retirar los sensores.

Camila se vistió rápidamente mientras esperaba los resultados. El Dr. González le informó que los resultados estarían disponibles en unos días y le indicó que agendara una cita para revisarlos juntos.

Camila se sintió aliviada al saber que el examen no fue tan malo como esperaba y se preparó para el siguiente paso del examen médico.

Después del examen de los senos y pezones, el Dr. González le indicó a Camila que era momento de realizar la mamografía.

Camila se sentía un poco incómoda al tener que someterse a este examen, pero sabía que era importante para su salud. Se levantó de la camilla y se vistió nuevamente con su bata.

Mientras se dirigían a la sala de mamografías, el Dr. González le explicó el proceso y las precauciones que tomarían para minimizar la exposición a la radiación.

"¿Estás lista, Camila?" preguntó el Dr. González mientras la guiaba a la sala de mamografías.

"Sí, estoy lista", respondió Camila un poco nerviosa.

Una vez en la sala, Camila se desvistió de la cintura hacia arriba y se colocó frente a la máquina de mamografía. El Dr. González la guió para que colocara sus senos en la posición adecuada para la toma de las radiografías.

"Voy a comprimir un poco tus senos para obtener una imagen más clara", le explicó el doctor.

Camila se preparó para lo peor, pero el procedimiento fue menos incómodo de lo que esperaba. Aunque la compresión de los senos fue un poco molesta, no le causó dolor.

"Ya está listo", anunció el Dr. González mientras se preparaba para retirar los sensores.

Camila se vistió rápidamente mientras esperaba los resultados. El Dr. González le informó que los resultados estarían disponibles en unos días y le indicó que agendara una cita para revisarlos juntos.

Camila se sintió aliviada al saber que el examen no fue tan malo como esperaba y se preparó para el siguiente paso del examen médico.

El Dr. González se retiró de la sala para darle tiempo a Camila de cambiarse y ponerse una bata de examen, mientras tanto revisaba los resultados de la mamografía en su computadora. Luego de unos minutos, regresó a la sala y se sentó frente a ella.

Bien, ahora vamos a continuar con el examen físico - dijo el doctor mientras tomaba su estetoscopio - vamos a revisar su abdomen primero, por favor acuéstese en la camilla y relájese.

Camila asintió y se acostó en la camilla, dejando su bata abierta. El doctor colocó sus manos sobre el abdomen de Camila y comenzó a examinar suavemente, aplicando un poco de presión aquí y allá.

¿Algún dolor o incomodidad al presionar? - preguntó el doctor.

No, todo está bien - respondió Camila.

El Dr. González continuó examinando su abdomen y luego pasó a su examen pélvico. Él le pidió a Camila que se deslizara hacia el borde de la camilla y colocara sus piernas en los estribos. Con guantes de examen puestos, el doctor palpó y auscultó su abdomen y luego insertó su mano en la vagina de Camila.

Todo parece normal aquí - dijo el doctor mientras retiraba su mano.

Camila respiró aliviada al escucharlo. El doctor le indicó que flexionara las rodillas y separara los pies, para continuar con el examen ginecológico. Él observó los genitales externos de Camila y luego insertó un espéculo para poder examinar su vagina con mayor detalle.

Bien, todo se ve bien aquí también - dijo el doctor mientras retiraba el espéculo.

Camila se sintió aliviada al escuchar esto, pero también un poco nerviosa por lo que vendría después.

El Dr. González se acercó a la camilla y le preguntó si estaba lista para el siguiente examen. Camila asintió, nerviosa pero decidida a seguir adelante.

El médico comenzó a examinar su clítoris, revisando su tamaño, forma y textura. Camila se mordió el labio inferior, sintiendo una sensación de calor que se extendía por todo su cuerpo. La mano del médico era hábil y suave, y sus dedos expertos se movían con precisión en la zona.

- ¿Sientes alguna molestia o dolor al ser examinada aquí? - preguntó el Dr. González.

- No, no siento nada malo - respondió Camila, tratando de controlar su respiración y sus emociones.

- Muy bien, todo parece estar en orden - dijo el médico.

El Dr. González realizaba el examen del clítoris de Camila con mucho cuidado, sabiendo que esta parte del cuerpo es extremadamente sensible. Mientras lo hacía, le explicó a Camila lo que estaba haciendo y por qué era importante.

"Estoy revisando la sensibilidad de tu clítoris a los diferentes tipos de estímulos, incluyendo la presión y los roces", dijo el Dr. González en voz baja, para no incomodar a Camila.

El doctor González decidió continuar con el examen rectal profundo de Camila, y le pidió que se pusiera en posición de rodillas en la camilla, con los codos apoyados y las manos juntas debajo de la cabeza.

Camila se sintió un poco nerviosa ante la idea del examen rectal, pero sabía que era importante para su salud, así que se preparó mentalmente mientras el doctor González preparaba los instrumentos necesarios.

-¿Estás lista, Camila? -preguntó el doctor González mientras se colocaba los guantes de examen.

-Sí, estoy lista -respondió Camila con una voz algo temblorosa.

El doctor González aplicó un poco de lubricante en su dedo índice y lo introdujo suavemente en el recto de Camila, mientras ella cerraba los ojos y trataba de relajarse lo más posible.

-¿Te duele, Camila? -preguntó el doctor González.

-No, no me duele -respondió Camila con alivio.

El doctor González continuó con el examen rectal, palpando cuidadosamente la pared del recto y sintiendo cualquier anomalía que pudiera estar presente.

De repente, Camila sintió una sensación extraña en su interior, como una especie de cosquilleo que se fue intensificando poco a poco. No estaba segura de lo que estaba sucediendo, pero antes de que pudiera decir algo, un intenso orgasmo la sacudió de pies a cabeza.

Camila se quedó sin aliento, sorprendida y avergonzada por lo que acababa de suceder. El doctor González se detuvo inmediatamente y retiró su dedo, mirando a Camila con preocupación.

-¿Estás bien, Camila? -preguntó el doctor González.

Camila asintió, todavía sintiéndose un poco aturdida.

-Sí, estoy bien. Lo siento mucho, doctor, no sé qué ha pasado -dijo Camila avergonzada.

El doctor González le dio una sonrisa tranquilizadora.

-No te preocupes, Camila. Esto puede suceder en ocasiones debido a la estimulación de los nervios que se encuentran cerca del recto. No es nada de qué avergonzarse.

Camila asintió, agradecida por la comprensión del doctor González.

-Gracias, doctor -dijo Camila con voz suave.

El doctor González le indicó que se recostara en la camilla y le tomó la presión arterial y la temperatura, mientras Camila intentaba recuperar la compostura.

Camila cerró los ojos y se concentró en las sensaciones que estaba experimentando. Sentía las manos del médico moviéndose suavemente en su culo, tocándolo con delicadeza para determinar su sensibilidad.

De repente, Camila sintió un hormigueo creciente en su pelvis. Se mordió el labio inferior para contener un gemido, mientras su cuerpo comenzaba a temblar levemente.

El Dr. González se dio cuenta de lo que estaba sucediendo y rápidamente se detuvo, preocupado de que pudiera estar lastimando a Camila.

"¿Estás bien, Camila? ¿Debería detenerme?" preguntó el Dr. González, colocando una mano en su hombro.

Camila respiró profundamente y abrió los ojos. "Sí, estoy bien", dijo con una voz ronca. "Solo fue un poco intenso".

El Dr. González asintió con la cabeza y continuó con el examen, haciendo una nota mental para asegurarse de ser aún más cuidadoso en el futuro. Mientras tanto, Camila no podía evitar sentirse un poco avergonzada por su reacción tan intensa, pero también se dio cuenta de que estaba disfrutando de cada momento del examen.

El Dr. González se acomodó en su silla y tomó un supositorio de la mesa. "Bien, Camila, para finalizar este examen, necesito que te coloques en posición fetal y relajes tus músculos", dijo mientras le entregaba el supositorio. 

Camila se sintió un poco avergonzada por la situación, pero sabía que era necesario para su salud. Así que se levantó de la camilla y se posicionó en la posición indicada, mientras el doctor le colocaba el supositorio.

"Este supositorio te ayudará con cualquier inflamación que puedas tener en tu tracto vaginal", explicó el doctor. "También te dará un poco de alivio si sientes alguna molestia después del examen."

Camila asintió con la cabeza y se vistió rápidamente, mientras el doctor le entregaba su receta médica. "Recuerda tomar tus medicamentos según lo indicado y agenda una cita de seguimiento en seis meses para asegurarnos de que todo esté bien", dijo el doctor con una sonrisa.

Camila asintió y agradeció al doctor antes de salir de la consulta. Se sintió aliviada de haberse hecho el examen y de saber que estaba tomando medidas para cuidar su salud íntima.

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